Abrir los ojos

La guerra y la paz

En el Comentario del domingo pasado criticábamos y nos declarábamos enemigos de los enormes gastos militares (2021,8 miles de millones de dólares en 2023 y cada año más) que dedicamos a preparar personal y armamento para las guerras, es decir, para matarnos unos a otros y matar la Naturaleza, los cuales disimulamos con el eufemismo de que son gastos para defensa.

Y por el contrario, nos declarábamos muy amigos de que todo el gasto militar en personal y en armas se dedicase al cuidado de la Humanidad empobrecida, y de la Naturaleza, que tanto lo necesitan. El gran terremoto de Birmania y Tailandia, que ya deja más de 1640 muertos y más de 3400 heridos y otras grandes catástrofes que se suceden por inundaciones como en Valencia, vientos huracanados, grandes incendios, maremotos, serían motivos más que suficientes para dedicar todo el personal militar y ese ingente gasto en armas, tan absurdo, a prevenir y reparar daños tan graves y tan grandes.

Pero hay detrás tanto negocio económico y tanta ambición de poder… Qué razón tenía Jesucristo cuando dijo: “la paz os dejo, mi paz os doy, no como la da en mundo”, porque la paz del mundo es la paz del miedo y de la muerte, no la paz de la alegría y la vida.

La parábola del Hijo Pródigo del Evangelio de hoy identifica el disgusto causado por el hijo menor al padre, como si se lo causara a Dios mismo: “pequé contra el Cielo y contra ti”. La pedagogía de Jesucristo a lo largo del Evangelio identifica al hombre con Dios, de tal manera que lo que hacemos al ser humano se lo hacemos al mismo Dios: si a Dios le damos el valor supremo, tenemos que dárselo lo mismo al ser humano. Declarar la guerra al ser humano, es declararle la guerra a Dios. Si Jesús lo identificó así, es para que demos al ser humano el valor, el respeto y el cuidado más absoluto, como al mismo Dios. Dios no necesita nada del ser humano para El, pero lo necesita todo del ser humano para el ser humano, porque la mayor gloria de Dios es la plenitud de vida del hombre (san Ireneo s.II).

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