Gracias Jesús, porque no has muerto para quedar muerto
Jesús resucita para todos y para toda la creación, a fin de que todos y todo tengamos vida y vida en abundancia para ahora y para siempre.
Morir para quedar muertos es inadmisible e insoportable.
“Todos piensan en cambiar el mundo pero
nadie piensa en cambiarse a si mismo”.
(León Tolstoi)
Jesús resucitado ya no pertenece a la historia humana con sus limitaciones, sufrimientos, impotencias, frustraciones. La resurrección trasciende esta vida, inicia otra existencia que es de plenitud, que colma todos los anhelos que nos podamos imaginar y mucho más.
La resurrección se sitúa más allá de la historia, no pertenece a este mundo. Es metahistórica. A Jesús nadie de este mundo pudo verle resucitar, porque la resurrección pertenece a otra dimensión más allá de esta vida. Esto no es comprobable por los sentidos ni por la razón, sino solo aceptable por la fe en Jesús mismo, que nos dio motivos de sobra para creer libremente en El. Lo más que alcanzamos a comprender es que responde a nuestros anhelos más profundos de vivir para siempre y en plenitud, y no de morir para quedar muertos. Jesús se esforzó una y otra vez en convencer a los discípulos de que estaba vivo de nuevo, de que no había muerto para quedar muerto. Ellos nos transmitieron su experiencia de la resurrección de Jesús para que la sintamos como propia.
Los evangelistas cuentan de muchas maneras la experiencia de haber tratado con Jesús resucitado, pero todos coinciden en afirmar lo mismo: Jesús ha resucitado. Fueron muy honestos en sus narraciones, pues a pesar del absoluto machismo imperante, recogen las apariciones a María Magdalena en primer lugar, y a otras mujeres como las primeras que hizo Jesús, e incluso recogen cómo le manda a ella y luego a ellas ir a anunciar a los discípulos que ha resucitado. A partir del hecho de la resurrección de Jesús, todos los apóstoles y discípulos empiezan a llamarle Señor. Y estaban tan convencidos de ello que dieron su vida por esta causa. La resurrección de Jesús fue lo primero que empezaron a enseñar y a atestiguar, porque se dieron cuenta de que era el hecho cumbre y más importante de su vida, para El y para nosotros.
Si no hubiera resurrección para todos y para todo, ¿quién compensaría a tantos seres humanos y tantos seres vivos, que son víctimas de una muerte injusta por el hambre, la sed, las guerras, la violencia, las torturas, la injusticia, como le pasó al propio Jesús? Nosotros ya nada podemos hacer para repararles un daño tan grande. Por eso, morir para quedar muertos es inadmisible e insoportable. La aspiración de todo ser vivo es vivir para siempre y feliz: la respuesta a esta aspiración es Jesús resucitado, y no solo para los seres humanos, sino también para toda la creación. Sin duda tiene que haber y va a haber plenitud para todos y para todo.
A la luz de la resurrección, todo lo que mata, destruye, hace sufrir, daña, perjudica, es indigno; sin duda todos deseamos cambiar el mundo porque hay muchas cosas que no nos gustan y nos disgustan horriblemente como el hambre, las injusticias, las bombas, los muertos indigna e injustamente; pero, ¿empezamos por cambiarnos a nosotros mismos? Como seres humanos y más desde la luz de la resurrección ya solo es digno aquello que potencia y facilita la vida, la felicidad, la alegría, la igualdad, la esperanza, la fraternidad, el amor, para todos y para toda la creación. Luchar por estos grandes valores ya anticipa un poco la resurrección porque nos hace más felices ya en este mundo, y al mismo tiempo nos hace también más dignos y confiados de poseerla un día en su plenitud, en compañía de toda la humanidad y toda la creación.
Feliz Pascua de Resurrección a tod@s
Un cordial abrazo a tod@s.-Faustino
Morir para quedar muertos es inadmisible e insoportable.
“Todos piensan en cambiar el mundo pero
nadie piensa en cambiarse a si mismo”.
(León Tolstoi)
Jesús resucitado ya no pertenece a la historia humana con sus limitaciones, sufrimientos, impotencias, frustraciones. La resurrección trasciende esta vida, inicia otra existencia que es de plenitud, que colma todos los anhelos que nos podamos imaginar y mucho más.
La resurrección se sitúa más allá de la historia, no pertenece a este mundo. Es metahistórica. A Jesús nadie de este mundo pudo verle resucitar, porque la resurrección pertenece a otra dimensión más allá de esta vida. Esto no es comprobable por los sentidos ni por la razón, sino solo aceptable por la fe en Jesús mismo, que nos dio motivos de sobra para creer libremente en El. Lo más que alcanzamos a comprender es que responde a nuestros anhelos más profundos de vivir para siempre y en plenitud, y no de morir para quedar muertos. Jesús se esforzó una y otra vez en convencer a los discípulos de que estaba vivo de nuevo, de que no había muerto para quedar muerto. Ellos nos transmitieron su experiencia de la resurrección de Jesús para que la sintamos como propia.
Los evangelistas cuentan de muchas maneras la experiencia de haber tratado con Jesús resucitado, pero todos coinciden en afirmar lo mismo: Jesús ha resucitado. Fueron muy honestos en sus narraciones, pues a pesar del absoluto machismo imperante, recogen las apariciones a María Magdalena en primer lugar, y a otras mujeres como las primeras que hizo Jesús, e incluso recogen cómo le manda a ella y luego a ellas ir a anunciar a los discípulos que ha resucitado. A partir del hecho de la resurrección de Jesús, todos los apóstoles y discípulos empiezan a llamarle Señor. Y estaban tan convencidos de ello que dieron su vida por esta causa. La resurrección de Jesús fue lo primero que empezaron a enseñar y a atestiguar, porque se dieron cuenta de que era el hecho cumbre y más importante de su vida, para El y para nosotros.
Si no hubiera resurrección para todos y para todo, ¿quién compensaría a tantos seres humanos y tantos seres vivos, que son víctimas de una muerte injusta por el hambre, la sed, las guerras, la violencia, las torturas, la injusticia, como le pasó al propio Jesús? Nosotros ya nada podemos hacer para repararles un daño tan grande. Por eso, morir para quedar muertos es inadmisible e insoportable. La aspiración de todo ser vivo es vivir para siempre y feliz: la respuesta a esta aspiración es Jesús resucitado, y no solo para los seres humanos, sino también para toda la creación. Sin duda tiene que haber y va a haber plenitud para todos y para todo.
A la luz de la resurrección, todo lo que mata, destruye, hace sufrir, daña, perjudica, es indigno; sin duda todos deseamos cambiar el mundo porque hay muchas cosas que no nos gustan y nos disgustan horriblemente como el hambre, las injusticias, las bombas, los muertos indigna e injustamente; pero, ¿empezamos por cambiarnos a nosotros mismos? Como seres humanos y más desde la luz de la resurrección ya solo es digno aquello que potencia y facilita la vida, la felicidad, la alegría, la igualdad, la esperanza, la fraternidad, el amor, para todos y para toda la creación. Luchar por estos grandes valores ya anticipa un poco la resurrección porque nos hace más felices ya en este mundo, y al mismo tiempo nos hace también más dignos y confiados de poseerla un día en su plenitud, en compañía de toda la humanidad y toda la creación.
Feliz Pascua de Resurrección a tod@s
Un cordial abrazo a tod@s.-Faustino