Obispos españoles, ¿con el Papa Francisco?

Hay ciegos con los ojos bien abiertos que no ven,

porque ven lo que no deben, y no ven lo que deben ver


Comentario Evangelio 26 de marzo 2016

Juan 9,1-41

Al pasar Jesús vio a un hombre ciego de nacimiento. Y sus discípulos le preguntaron: "Maestro, ¿quién pecó: éste o sus padres, para que naciera ciego?" Jesús contestó: "Ni éste pecó ni sus padres, sino para que se manifiesten en él las obras de Dios. Mientras es de día tengo que hacer las obras del que me ha enviado: viene la noche y nadie podrá hacerlas. Mientras estoy en el mundo, soy la luz del mun­do". Dicho esto, escupió en la tierra, hizo barro con la saliva, se lo untó en los ojos al ciego y le dijo: "Ve a lavarte a la piscina de Siloé" (que sig­nifica Enviado). El fue, se lavó, y volvió con vista. Y los vecinos y los que antes solían verlo pedir limosna preguntaban: "¿No es ése el que se sentaba a pedir?" Unos decían: "El mismo ". Otros decían: "No es él, pero se le parece". El respondía: "Soy yo". Y le preguntaban: "¿Y cómo se te han abierto los ojos?" El contestó: "Ese hombre que se llama Jesús hizo barro, me lo untó en los ojos y me dijo que fuese a Siloé y que me lava­se. Entonces fui, me lavé, y empecé a ver". Le preguntaron: "¿Dónde está él?" Contestó: No sé". Llevaron ante los fariseos al que había sido ciego. Era sábado el día en que Jesús hizo barro y le abrió los ojos. Tam­bién los fariseos te preguntaban cómo había adquirido la vista. El les contestó: "Me puso barro en los ojos, me lavé y veo". Algunos de los fariseos comentaban: "Este hombre no viene de Dios, porque no guar­da el sábado". Otros replicaban: "¿Cómo puede un pecador hacer semejante signo?" Y estaban divididos. Y volvieron a preguntarle al ciego: "Y tú, ¿qué dices del que te ha abierto los ojos?" El contestó: "Que es un profeta". Pero los judíos no se creyeron que aquel había sido cie­go y había recibido la vista, hasta que llamaron a sus padres y les pre­guntaron: "¿Es éste vuestro hijo, de quien decís vosotros que nació cie­go? ¿Cómo es que ahora ve?" Sus padres contestaron: "Sabemos que éste es nuestro hijo y que nació ciego; pero cómo ve ahora, no lo sabe­mos nosotros, y quién le ha abierto los ojos, nosotros tampoco lo sabe­mos. Preguntádselo a él, que es mayor y puede explicarse". Sus padres respondieron así porque tenían miedo a los judíos: porque los judíos ya habían acordado excluir de la sinagoga a quien reconociera a Jesús por Mesías. Por eso sus padres dijeron: "Ya es mayor, preguntádselo a él". Llamaron por segunda vez al que había sido ciego y le dijeron: "Confiésalo ante Dios: Nosotros sabemos que ese hombre es un pecador". Contestó él: "Si es un pecador, no lo sé; sólo sé que yo era ciego y ahora veo". Le preguntaron de nuevo: "¿Qué te hizo, cómo te abrió los ojos?" Les contestó: "Os lo he dicho ya, y no me habéis hecho caso: ¿para qué queréis oírlo otra vez?, ¿también vosotros queréis haceros discípulos suyos?" Ellos lo llenaron de improperios y le dijeron: "Discí­pulo de ése lo serás tú; nosotros somos discípulos de Moisés. Nosotros sabemos que a Moisés le habló Dios, pero ése no sabemos de dónde viene". Replicó él: "Pues eso es lo raro: que vosotros no sabéis de dónde viene y, sin embargo, me ha abierto los ojos. Sabemos que Dios no escucha a los pecadores, sino al que es religioso y hace su voluntad. Jamás se oyó decir que nadie le abriera los ojos a un ciego de naci­miento; si éste no viniera de Dios, no tendría ningún poder". Le replica­ron: "Empecatado naciste tú de pies a cabeza, ¿y nos vas a dar leccio­nes a nosotros?" Y lo expulsaron. Oyó Jesús que lo habían expulsado, lo encontró y le dijo: "¿Crees tú en el Hijo del Hombre?" El contestó: "¿Y quién es, Señor, para que crea en él?" Jesús le dijo: "Lo estás viendo: el que te está halando, ése es". El dijo: "Creo, Señor". Y se postró ante él. Dijo Jesús: "Para un juicio he venido yo a este mundo: para que los que no ven vean, y los que ven se queden ciegos". Los fariseos que estaban con él oyeron esto y le preguntaron: "¿También nosotros estamos cie­gos?" Jesús les contestó: "Si estuvierais ciegos, no tendríais pecado; pero como decís que veis, vuestro pecado persiste".




1.- “Los fariseos le dicen al ciego: Nosotros somos discípulos de Moisés. Nosotros sabemos que a Moisés le habló Dios, pero ése no sabemos de dónde viene”:



Según diferentes informaciones recientes (ver Religión Digital 19-03-17 y eldiario.es 14/03/17), los Obispos españoles, están girando cada vez más hacia el integrismo y al aislamiento de los más proclives a secundar al Papa Francisco. ¿Cómo es posible que una importante cantidad de Obispos españoles no secunden de verdad al Papa Francisco? ¿Cómo es que mucha gente sintoniza con este Papa y los Obispos no? ¿Cómo es posible que no quieran renovar la Iglesia retornándola al Evangelio como quiere Francisco? ¿Acaso quieren ser verdaderos pastores del pueblo, o pastorearse a sí mismos?



2.-Antes sí y ahora no: ¿Cómo es que desde siempre nos venían diciendo constantemente que debíamos acatar sin reserva alguna lo que los papas decían? ¿Acaso Francisco no es Papa? ¿A los anteriores, como a Moisés, les hablaba Dios y a Francisco no? ¿Acaso no saben de dónde vino, como los fariseos no sabían de dónde venía Jesucristo? ¿Por qué a los anteriores siempre sí y a ahora a Francisco no? Francisco no viene de ningún lado, Francisco quiere ir directo al Evangelio, que es lo que está necesitando con urgencia la Iglesia y el mundo.


3.-El pueblo no reconoce en ellos a Jesucristo: A estos Obispos, que durante muchos años ocultaron la pederastia, vivieron y viven en palacios, se rodearon de lacayos adictos, ostentaron riquezas; se aprovecharon de forma descarada, sigilosa, y para muchos escandalosa, de las inmatriculaciones; gobernaron como soberanos absolutos, se arrimaron al poder y al dinero de la derecha, se desempeñaron y siguen en solemnidades con capisayos, mitras y báculos, alejados de los pobres, sin participar en una sola manifestación a favor de los desahuciados, de los parados, de los encarcelados, preocupados solo de hacer limosnas y asistencialismo, pero sin compromiso con la justicia ni denuncia clara de las causas de los causantes de la misma: en estos tales obispos, el pueblo no reconoce a Jesucristo. El pueblo va abriendo los ojos, y se da cuenta de que ahí no está el mensaje del Evangelio. Que esa forma de vida episcopal no concuerda con lo que Jesús hizo y enseñó. En cambio la gente sí encuentra en Francisco un reflejo mucho más próximo al mensaje de Jesús.



4.-Una iglesia de formas: Así va ahora la iglesia, una iglesia de formas, no de fondo, atiborrada de ritualismos en unas misas que no conectan con los problemas y las necesidades del pueblo y de la vida diaria y aspiraciones de las personas. Una iglesia que no está dando respuesta a los grandes problemas del mundo actual, y como consecuencia se ve cada vez más en minoría y en retirada, alejada de los objetivos marcados por el Vaticano II. Francisco lo intenta, pero lo dejan muy solo. ¿Por qué no se van todos ellos, por ejemplo, de sus palacios, como hizo Francisco yéndose a Santa Marta? Que sepamos solo lo está haciendo uno, el de Palencia.



5.-Perder el Mensaje de Jesús: Pero el verdadero problema no es solo este, sino que lo peor es que con una iglesia descentrada de su misión, se vaya el legado del mensaje del Evangelio, se vaya la memoria, el recuerdo y la vida de Jesucristo como el referente universal más importante que hasta la fecha ha conocido y recibido la humanidad a lo largo de toda su historia.



6.-“Yo sé que era ciego y ahora veo”: A ver si nuestros obispos abren los ojos bien abiertos, para no ver en Francisco lo que no deben ver, y sí ver lo que deben ver: un Papa que quiere renovar en profundidad una iglesia en ruina, acercarla a Jesucristo y a su mensaje integral, para que siga siendo como El un camino de luz, de verdad y de vida, ofrecido a todos los hombres y a toda la creación. Ojalá pronto puedan decir como el ciego: “yo sé que era ciego y ahora veo”. Unos Obispos que crean en el pueblo pobre y oprimido, vivan con el pueblo, sean del pueblo, caminen con el pueblo y luchen con el pueblo para su liberación, y se enfrenten con valentía a los ricos y poderosos, a los políticos de carrera, a los dictadores, a los corruptos y corruptores, a las escandalosas desigualdades sociales, y se pongan al lado de las clases populares, obreras, campesinas y parados forzosos, y de todos aquellos hombres y mujeres que trabajando explotados no ganan para vivir. Unos Obispos, como Jesús, que tengan como referente más importante el compromiso liberador, en sentido pleno, con los más oprimidos y maltratados de la tierra. ¡Cómo la Iglesia Oficial en masa, siguiendo a Francisco, no sale mucho más en defensa de las mujeres y las niñas indígenas, africanas e indias, que son con mucho los seres humanos más maltratados entre los maltratados de este mundo!

7.-Obispos con fe en el hombre: Unos Obispos que tengan fe en el hombre, como la tuvo Jesús, llamándose a si mismo Hijo del Hombre, que crean en el hombre, en su dignidad, en su valor, en sus derechos, en sus aspiraciones, en su destino, en su grandeza, ya en este mundo. Unos Obispos que nos enseñen y digan con su testimonio que no se trata tan solo de creer en Dios, ni siquiera creer en Jesucristo, sino que se trata de creer en el hombre con todas las consecuencias, como creyó Jesús hasta el compromiso final de su vida. Es decir, buscar como Jesús, el Reino de Dios y su justicia, o sea, la fraternidad, el amor, la igualdad, la justicia, la vida digna, la paz, la solidaridad, la esperanza, para todos los seres humanos y para toda la creación.



Unos Obispos que sean los primeros en ayudar al pueblo oprimido a abrir los ojos, como Jesús se los abrió al ciego, para que descubra las causas y los causantes de su opresión, cosa que los ricos y poderosos no quieren que se haga para que los oprimidos sigan pensando ingenuamente que siempre fue así, que siempre hubo ricos y pobres, que siempre hubo desigualdades, que esto no hay quien lo arregle, que esto no tiene solución. Esa respuesta es una gran falacia, una gran mentira, porque no siempre fue así, ni tiene por qué ser así, ni mucho menos debe ser así.

Unos Obispos que hablen primero y sobre todo de justicia y después de paz, porque sin justicia no hay paz, pero claro, hablan de paz porque hablar de paz suena muy bien a los de arriba y a los ingenuos de abajo; en cambio hablar de justicia les suena mal a los de arriba, porque abre los ojos a los de abajo. Tomen ejemplo de Monseñor Agrelo (Tánger) o de Luis Infanti (Chile).

8.-Y no solo los Obispos: Ahora bien, el problema no es solo de Obispos, pues lamentablemente muchos sacerdotes y laicos de iglesia los secundan sin cuestionar, al menos abiertamente, absolutamente nada, y se atienen al pie de la letra a “lo que está mandado”, y se aferran a las tradiciones de siempre porque así contarán con el favor de su señor, porque todo lo que este decide es absolutamente incuestionable.

Sin conciencia crítica, política e histórica, a todos los niveles, incluido necesariamente el eclesiástico, es imposible ser verdadero discípulo de Jesús, a nivel de la realidad de nuestro tiempo.

9.-Apoyar a Francisco: En fin, que Francisco lo tiene muy difícil, y si no lo apoyamos, más todavía. No hacerlo es algo muy grave, porque supone rechazar la renovación de la Iglesia, y lo que es peor, privar a la humanidad de la vida y el mensaje más importante que ha acontecido a lo largo de la historia, el de Jesús de Nazaret. Tal vez el autor y protagonista de este mensaje nos tenga que decir: “¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que cerráis a los hombres el Reino de los Cielos! Vosotros, ciertamente no entráis, y los que quieren entrar no les dejáis entrar” (Mateo 23,13).


10.-Estar a la altura de nuestro tiempo: Dios quiera que toda la Iglesia tomemos conciencia de la responsabilidad que tenemos de estar a la altura de la realidad de nuestro tiempo. Bueno, Dios claro que ya lo quiere: falta que lo queramos nosotros, cada cual según su capacidad.


Un cordial abrazo a tod@s.-Faustino

Notas:

1.-Amigos lectores: Os invitamos a leer tres publicaciones electrónicas, que son: Religión Digital, Reflexión y Liberación y la Página WEB del Foro Gaspar García Laviana.



En las tres encontraréis amplia información religiosa en general, así como escritos y documentos de análisis de la sociedad y de la Iglesia, que nos ayudarán a analizar con conocimiento de causa y conciencia crítica la realidad del mundo actual. En las tres encontraréis también estos comentarios.



2.-En el comentario de hoy hablamos de la importancia y necesidad de apoyar al Papa Francisco. Un grupo de autores, precisamente coordinados por REFLEXIÓN Y LIBERACIÓN, han preparado un libro, que por una parte recoge hechos y documentos del propio Papa y por otra diferentes comentarios destacando su extraordinaria labor como testigo del Evangelio y de compromiso con mundo mejor, uniendo en un mismo objetivo al Hombre y la Madre Tierra, lo que se define como Ecología Integral. Pues bien, este libro se está presentando estos días en Chile, el día 20 de abril será la presentación en Madrid a las 7 de la tarde en la iglesia de San Antón, y el 25 de abril en Gijón en el Centro de Cultura Antiguo Instituto a las 7,30 de la tarde. Allí os esperamos a todos los que podáis asistir.



3.-También el día 7 de abril, a las 6,30 de la tarde en la Casa de la Iglesia, Esther López, que acaba de regresar de Ruanda nos hará presentación del trabajo que allí desarrollan las misioneras de los Sagrados Corazones en el cual ella participo durante todo su mes de vacaciones. Veremos el fruto de nuestra colaboración. Os esperamos a todos con sumo gusto.
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