Señor Trump: para ir a la guerra de Irak valían

Comentario Evangelio 19 de febrero 2017

Los Obispos de EE.UU. y México se oponen a la expulsión de emigrantes
Mateo 5,38-48
Dijo Jesús a sus discípulos: "Sabéis que está mandado: "Ojo por ojo, diente por diente". Pues yo os digo: No hagáis frente al que os agravia. Al contrario, si uno te abofetea en la mejilla derecha, preséntale la otra; al que quiera ponerte pleito para quitarte la túnica, dale también la capa; a quien te requiera para caminar una milla, acompáñale dos; a quien te pida, dale, y al que te pide prestado, no lo rehuyas. Habéis oído que se dijo: "Amarás a tu prójimo y aborrecerás a tu enemigo". Yo, en cambio, os digo: Amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os aborrecen y rezad por los que os persiguen y calumnian. Así seréis hijos de vuestro Padre que está en el cielo, que hace salir su sol sobre malos y buenos y manda la lluvia a justos e injustos. Porque si amáis a los que os aman, ¿qué premio tendréis? ¿No hacen lo mismo también los publicanos? Y si saludáis solo a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de extraordinario?¿No hacen lo mismo también los gentiles? Por tanto, sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto".

En el año 2003 estábamos en Guatemala apoyando unos proyectos de cooperación cuando el presidente de EE.UU. George W. Bush declaró la guerra a Irak, apoyado lamentablemente por otros gobernantes, como Tony Blair y don José María Aznar, entonces presidente del Gobierno de España. En Guatemala, como en otros muchos lugares, participamos en una gran manifestación contra esa desdichada guerra, cuyas consecuencias aun siguen pagando muchos millones de personas, como los sirios.

Pues bien, muchos jóvenes guatemaltecos soñaban con emigrar a EE.UU. para salir de la pobreza y la violencia de Guatemala. Nos comentaban dos formas de hacerlo:

-Cruzar clandestinamente la frontera con México-EE.UU., en camiones de doble fondo, pero con frecuencia interceptados y devueltos a su país de origen.

-O manifestar que se alistaban al ejército de EE.UU., incluso para ir a la guerra de Irak. En este caso eran inmediatamente admitidos, porque los jóvenes de EE. UU. se negaban a ir a Irak. Precisamente el primer soldado USA que murió en Irak fue un guatemalteco. O sea que, para ir a la guerra valían.

Pero ahora, señor Trump, a esos que antes se les admitió para formar parte del ejército de EE.UU. para ir la guerra, y a los que les prometieron poder quedarse en EE. UU., ahora que llevan años residiendo en su país y tienen ahí su futuro y su familia formada, usted los expulsa y devuelve sin más a su país de origen.

Señor Trump, ¿se puede ser más injusto? ¿se puede ser más cruel, más indecente e inmoral?

Señor Trump, para ir a la guerra valían muy bien, y se les hacían promesas de futuro en EE.UU., pero ahora con usted, “si te vi no me acuerdo”., y los está expulsando sin miramientos ni contemplación, destrozando drásticamente sus familias y su futuro.

Mire lo que le acaban de decir en una reunión conjunta los Obispos de EE.UU. y México ante la radical devolución de migrantes:

Esta realidad está siendo hoy muy marcada, ante las medidas que las autoridades civiles están tomando, pues palpamos el dolor de la separación de las familias, pérdida de trabajo, persecuciones, discriminación, expresiones de racismo, deportaciones innecesarias, que paralizan el desarrollo de las personas en nuestras sociedades y el desarrollo de nuestras naciones, dejándolas en el vacío y sin esperanza... nos comprometemos, como obispos representantes de ambas Conferencias Episcopales, a dar acompañamiento y seguimiento a las situaciones que sufren nuestros hermanos migrantes en estos momentos”.

En esta reunión señalaron también que muchos de los migrantes viven bajo la amenaza de la constante deportación y han soportado “el peso del temor” de una posible deportación, situación que se ha vuelto más marcada ante las medidas migratorias del gobierno de Donald Trump.

Señor Presidente, no es usted solo el culpable, lo son con usted todos los conservadores y republicanos que le dieron su voto, que presumen de nombrar a Dios con los labios, pero su corazón está infinitamente lejos de él.

Señor Presidente, aprenda usted de Jesucristo que practicó y nos enseño a devolver amor por odio, generosidad por egoísmo, paz por violencia, perdón por ofensa, unión por división, verdad por error, alegría por tristeza, confianza por desconfianza, amistad por enemistad, unión por división.

Toda esa fuerza que usted está empleando para favorecer a los ricos, poderosos y corruptos de EE.UU., empléela para ayudar y rehabilitar a los empobrecidos, emigrantes y maltratados de este mundo, y le aseguro que conquistará la tierra.

Toda esa gran fuerza y dinero que usted quiere desplegar para reforzar las armas de guerra y el desarrollo militar de su país, empléela usted para la paz, la armonía y la fraternidad entre los seres humanos y con toda la creación, y conquistará el mundo.

Todo ese poderío económico que tiene su país empléelo usted para el desarrollo de la paz, la construcción de la igualdad entre los seres humanos, la investigación para el progreso social, ecológico y humano de los pueblos, para la unión entre todos los habitantes del planeta, y el mundo estará en sus manos.

Señor Trump, la humanidad quiere luz, quiere vida, quiere paz, quiere amor, quiere fraternidad, quiere unión, quiere esperanza, quiere trabajar, quiere vivir, quiere unidad, quiere amistad, quiere armonía, quiere solidaridad, quiere salud, quiere ser una sola familia humana. Este es un clamor de la inmensa mayoría de la humanidad. Lleve usted a la humanidad por este camino, y así será un verdadero revolucionario, como lo fue Jesús de Nazaret para el bien de todos los hombre y de toda la creación.
Aprenda usted el Papa Francisco, y su preocupación absoluta por el Hombre y la Madre Tierra para el futuro de todos y de toda la creación.
Pero no siga usted por el camino que ha emprendido porque así nos hará a todos los seres humanos enemigos unos de otros.

Un cordial abrazo a tod@s.- Faustino
faustino.vilabrille@gmail.com
Del foro Gaspar García Laviana
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