No ha sido fácil superar el traspiés del NO al Plebiscito. Y más difícil ver a gente empeñada en que no se comience el camino de la paz. Ni la constatación de los engaños que manejaron los voceros del NO, ni los cambios efectivos que se han dado en este nuevo acuerdo, ni la voz de tantos jóvenes y tantas personas que reconocieron el error cometido al no votar o al votar por el no, ni el darse cuenta que esa postura testaruda solo sirve para empoderar a personajes tan nefastos para el país como Uribe y Ordoñez.... nada de eso ha logrado que algunas personas dejen de empeñarse en poner trabas al camino de la paz....
pero, afortunadamente, hoy vuelven a firmarse los Acuerdos y esperamos, el congreso los refrende.
Somos conscientes de que la firma del Acuerdo no trae de inmediato la paz pero es el único e imprescindible paso para comenzar a forjarla.
Estimula que la Iglesia colombiana (al menos el presidente de la Conferencia Episcopal - Mons. Luis Augusto Castro) ha expresado claramente su apoyo a este nuevo acuerdo. Pero sobre todo anima la postura decidida y firme de las víctimas, de tantos defensores de los derechos humanos, de tantísimos jóvenes y de muchas personas que no han descansado en todos estos días porque no se perdiera el esfuerzo de todos estos años y se firmara este nuevo acuerdo.
Sigamos acompañando este momento tan crucial para nuestro país. Ahora sí, "que prime la sensatez" en nuestros corazones y dejemos la mirada miope y egoísta que sólo trae dolor, violencia y retraso para la paz, y con la esperanza que nace de la bondad humana que anida en tantos corazones y, por supuesto, de la fe de los que nos decimos creyentes, trabajemos por la paz, seamos "artesanos de la paz" (Mt 5, 9)