La teología en tiempos de Francisco. Encuentro Iberoamericano de Teología
El evento contó con la participación de más de 40 teólogos y teólogas de los países de América y de España. Como ponentes principales estuvieron Gustavo Gutiérrez y Juan Carlos Scannone, el primero conocido como el padre de la Teología de la liberación y el segundo como uno de los teóricos de la Teología del pueblo. Además contó con la participación del Cardenal Baltazar Porras y del Obispo Raúl Biord, ambos de Venezuela.
El evento se enmarcó, el primer día, con la pregunta: “¿Una nueva fase de la teología iberoamericana? ¿Un salto hacia el futuro de la teología en castellano?”, ponencia que dio Carlos Galli, uno de los gestores del encuentro. Allí se invitó a reconocer las huellas de una historia teológica común, una teología más inculturada e intercultural, el pontificado de Francisco como un kairós en la Iglesia, el desafío de una teología en castellano y la posibilidad de una teología más científica, profética y sapiencial.
Con ese horizonte propuesto, en el segundo día se profundizó, a traves de las diferentes ponencias y comunicaciones, en la realidad de pobreza que continua desafiando a la Iglesia. Los titulos de lo hablado allí dan cuenta de los aspectos tratados: “La interpelación del pobre en un mundo globalizado a 50 años del Concilio”, “Inequidad y exclusión en América Latina: situación y propuestas”, “Las periferias geográficas y existenciales. Desafíos para la teología”, “Hablar de Dios en tiempos de globalización”, “Hacia una colaboración teológica con la pastoral de Francisco”, “Teología y política hoy en América Latina”, La reforma de la Iglesia en el actual pontificado a la luz del Vaticano II” y “La nueva relación entre geopolítica y pastoral”.
El tercer día más dedicado a la interculturalidad, contó con las siguientes presentaciones: “El reto de la interculturalidad para la pastoral y la teología”, “La interculturalidad ante el reto del fenómeno migratorio en Europa”, “Interculturalidad y misión en América Latina” y “Teología y nueva evangelización”.
Las teologías más particulares fueron objeto de discusión el cuarto día, abordando los siguientes tópicos: “Actualidad y retos de la teología latina en el actual contexto de global y en tiempos de Francisco”, “Perspectiva feminista de la teología latina”, “Hacia una teología política desde la perspectiva latina” y “El reto de una teología práctica en un contexto intercultural”.
Como puede verse, fue muy grande la riqueza de los temas tratados y muchas las preguntas y desafíos que se suscitaron a lo largo de los conversatorios que se hicieron después de cada presentación. Pero, ¿qué podríamos señalar como aporte al momento presente y cuáles desafíos quedan pendientes de un encuentro como este?
Un aporte importante es reconocer que lo que va pasando en la Iglesia con el pontificado de Francisco ha de ser acompanado por la reflexión teologica y ha de reflejarse más en la acción pastoral. De no ser asi, puede quedarse en el testimonio personal de un Pontifice pero que no afecta en nada la misma vida eclesial.
La presencia de Gustavo Gutierrez y de Juan Carlos Scannone ya hacía referencia a una continuidad o, por lo menos, a una relación entre la Teologia de la Liberación y la Teologia del Pueblo con las propuestas de Francisco. Despues de años de persecusión abierta a la primera, por parte de ciertos sectores de la institución eclesial, el magisterio del Papa ha permitido que sus planteamientos centrales vuelvan a marcar la vida cristiana. La opción preferencial por los pobres, la iglesia pobre y para los pobres, la economia que mata la vida de los pobres, la urgencia de escuchar al Santo Pueblo fiel de Dios, especialmente a los más pobres, entre muchas otras afirmaciones que abundan en los discursos y escritos del Obispo de Roma, no pueden menos que abalarla y mostrar la riqueza de su contribución.
Pero el Papa tambien abunda en expresiones y concepciones de corte mas popular, de ahi la recuperacion de una de las vertientes de la teologia de la liberación que floreció en Argentina, conocida como Teologia del Pueblo, de la que Juan Carlos Scannone habló ya desde sus inicios. Se buscó entonces, en este quehacer teológico latinoamericano, las raíces o la inspiración de donde viene el actual magisterio papal.
Junto a estas reflexiones encontramos otra realidad que está cambiando el rostro de la iglesia y que no es insignificante. Nos referimos a la lengua castellana o al español, que no habia sido oida en el Vaticano como lengua oficial y que hablan tantos millones de personas en el mundo. Por eso, el esfuerzo de hacer un encuentro “Iberoamericano” y preguntarse si no es ya la hora de que la teología “mas reconocida” deje de ser solo europea o estadounidense, en lengua inglesa o alemana. En ese sentido se pide que se valore más la producción teológica en lengua castellana y estas obras sean leidas en esa lengua y/o traducidas a las otras lenguas.
No es que esto no se haya hecho con algunos autores pero la petición busca exigirlo más. De todas maneras en el mismo encuentro se dio una realidad particular. Alli estaban algunos teólogos y teólogas de Brasil y, con toda razón, pidieron ser reconocidos mas explícitamente. Por una parte, no se puede obviar que la teología de la liberación tiene mucho de su origen y desarrollo en el Brasil y, por otra, que la integración de América del Sur exige reconocer que la mitad del continente habla portugués y no es pequeña su presencia y aporte.
Esto queda como un desafío pendiente que exige mayor inclusión, comenzando por la propia casa, es decir, esta parte del continente.
Todas las demás ponencias señalaron los horizontes por donde hoy la teología ha de seguir desarrollándose si quiere ser en verdad significativa y agente de transformación. Un tema central lo ocupa la interculturalidad en estos tiempos de rescate de las propias identidades y valoración de las mismas.
Es urgente renunciar a la hegemonia de una cultura sobre las demás y a establecer verdaderos y fecundos dialogos interculturales. En este sentido, redescubir el mundo indígena y sus búsquedas, no es un elementos pasajero sino un aspecto nuclear. Del mismo modo se habló de la teologia feminista, invisibilizada todavia en tantos trabajos teológicos a pesar de que se ocupe de la realidad de las mujeres, mitad de la humanidad. La pregunta que se lanzó es por qué, todavia hoy, la conciencia del papel secundario que han ocupado las mujeres y las justas reivindicaciones que merecen, no permea toda la reflexión teológica para potenciar y avalar esa nueva conciencia genérica. También que significaría que los varones reconocieran la estructura patriarcal en que se vive y sacaran las consecuencias de ellos. Mucho camino hay todavia por asumir y reconocer en ese sentido.
La teología hispana en Estados Unidos es tambien otro camino teológico que se afianza en ese país, buscando responder a la situación de los inmigrantes que, en este momento actual, afrontan perplejamente las nuevas politicas migratorias, que pueden afectar seriamente la manera de ser y vivir en un país que en tantos sentidos influye en el destino del mundo.
Una realidad ausente del encuentro iberoamericano fue el mundo afroamericano. Pude deberse a una realidad coyuntural. Es dificil atender a todos los frentes. Sin embargo, es importante reconocerlo y tenerlo en el horizonte para futuras reflexiones. La preocupación ecológica tampoco fue objeto de profundas consideraciones aunque, en algunos sentidos, estuvo presente por la repercusión real que tiene en la superviviencia de la humanidad y su vinculación con la suerte del mundo y, especialmente, de los pobres. Lo mismo puede decirse del diálogo ecuménico e interreligioso que no puede obviarse en este momento presente.
La oportunidad de compartir durante cuatro dias, de escuchar tantas y tan valiosas propuestas y del encuentro cálido y fraterno vivido durante ese tiempo, fue la mayor riqueza que quedó en todos/as los/as participantes de este encuentro. Se constató que es urgente unir fuezas. Mucho más acompañar la realidad eclesial y social con una reflexión teológica profética y audaz. Por tanto, sigue la tarea desde los contextos particulares con la responsabilidad de asumir con más empeño esta realidad globalizada, rica en diversidad cultura pero marcada por una exclusión creciente, respondiendo con un compromiso transformador no solo de los corazones sino de las estructuras sociales y eclesiales para que el designido de vida de nuestro Dios sea posible para todos y todas.