Carta Pastoral del Obispo de Astorga Convertíos a mí de todo corazón

Vasily Polenov. Dreams on the hill
Vasily Polenov. Dreams on the hill

Carta Pastoral del Obispo de Astorga, D. Jesús Fernández, que publica en el semanario diócesano "Día 7"

"El agnóstico ignora la encarnación de Jesucristo y termina prefiriendo un Dios sin Cristo, un Cristo sin Iglesia, una Iglesia sin pueblo"

"El Hijo de Dios no nos redimió a distancia, sino que se encarno, se hizo hombre, pasó hambre y sed, sufrió el cansancio, la enfermedad y hasta la muerte"

"Hay que estar cerca de la gente, escucharla, hablar su propio lenguaje"

El Obispo de Astorga, Jesús Fernández publica en el semanario diócesano "Día 7", la última carta semanal, titulada: "Convertíos a mí de todo corazón". Por su interés reproducimos algunos párrafos, con más incidencia en la vida humana y espiritual de los diocesanos.

D. Jesús, se refiere a la continuidad del camino cuaresmal intentando "detectar los retos más significativos que la mundanidad espiritual presenta tanto a nuestra vida en santidad como a la evangelización renovada que estamos llamados a llevar a cabo. Al mismo tiempo, seguimos indicando los perfiles de la espiritualidad a cultivar para vencerlos".

El Papa Francisco, en su exhortación Gaudete et exsultate, señala el agnosticismo como una herejía actual que pretende dominar el misterio a través del conocimiento introspectivo de la divinidad, olvidando que Dios nos supera infinitamente y que la salvación no se logra solamente por el conocer, sino a través de una respuesta de amor motivada por la gracia que implica a toda la persona. El agnóstico ignora la encarnación de Jesucristo y termina prefiriendo un Dios sin Cristo, un Cristo sin Iglesia, una Iglesia sin pueblo. Al mismo tiempo, concibe una mente sin cuerpo, lo que la incapacita para tocar la carne sufriente de Cristo en los hermanos.

El agnóstico busca sencillamente la liberación del espíritu, para lo que la encarnación de Jesús, su vida, muerte y resurrección resultan insignificantes. En realidad, el agnóstico se clausura en su propia razón y sentimiento, y Jesucristo y los hermanos no cuentan.

"Como denuncia con frecuencia el Papa Francisco, el agnóstico se sitúa en una supuesta superioridad moral que le autoriza a catalogar a las personas, movimientos y asociaciones y a repartir carnet de buenos y malos, Para superar este planteamiento herético hay que dar crédito al hecho de la encarnación de Jesucristo. Efectivamente, el Hijo de Dios no nos redimió a distancia, sino que se encarnó, se hizo hombre, pasó hambre y sed, sufrió el cansancio, la enfermedad y hasta la muerte. Al asumir la naturaleza humana, transformó nuestras relaciones e hizo posible la salvación por la unión con él.

Jesucristo, el Buen Samaritano, adoptó la dinámica de la encarnación y de la aproximación. Como El, también nosotros hemos de aproximarnos a los hermanos, sin caer en una espiritualidad oculta e individualista, que rehuya el compromiso social. Hay que estar cerca de la gente, escucharla, hablar su propio lenguaje.

Encarnación

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