Postuladora de la Beatificación de las Enfermeras Mártires de Astorga María Victoria Hernández Rodríguez: "Me llama la atención de las Beatas la fortaleza, la coherencia de vida, la fe"
Las enfermeras mártires de Astorga fueron personas sencillas
Está previsto que sea el Cardenal Marcello Semerano. Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos quien represente al Santo Padre
Una beatificación es siempre para la iglesia particular un momento de gracia
Una beatificación es siempre para la iglesia particular un momento de gracia
Alfonso del Río, corresponsal en Astorga
¿Qué es un postulador?
El postulador es una figura muy antigua en la Iglesia, en las causas de beatificación y canonización. Es la persona física que, en nombre de la parte actora de quien recibe el mandato, postula, pide, solicita al Papa que un siervo de Dios venerable sea beatificado o que un beato sea canonizado. Representa el verdadero y propio motor del proceso y colabora con la autoridad eclesiástica en la búsqueda de la verdad. Es también el representante de la comunidad de fieles ante la autoridad competente.
Podríamos decir, en palabras simples, que es el defensor del siervo de Dios, del candidato a los altares. Y, por otra parte, es el representante de la parte actora, es decir de la parte que promueve la causa ante la diócesis y ante la Congregación para las Causas de los Santos (Santa Sede), de quien necesita la aprobación. En el caso de las Mártires de Astorga, la parte actora está constituida en la Fundación Mártires de Astorga, iniciativa de la familia de la mártir Pilar Gullón Yturriaga; es de apreciar mucho, porque no es frecuente que una familia se asuma un compromiso de este tipo y de esta entidad.
Como decía, el postulador es el abogado del candidato, en el sentido que después de haberse cerciorado de la fama de santidad y del ejercicio heroico de las virtudes cristianas o del martirio puede asumir, aceptar la causa que le viene propuesta y llevarla adelante, siempre en el respeto de la verdad, que es uno de los principios que rigen el proceso canónico.
¿Cuál es la misión que desarrolla en el itinerario para la consecución de la beatificación?
Por lo que respecta a la misión en la fase diocesana, fase en la que se encuentran algunas de las causas que tengo confiadas, la parte más delicada corresponde a la verificación del fumus boni iuris, es decir la probabilidad de la existencia de los motivos y requisitos para la introducción de la Causa.
Es un trabajo muy delicado, que debe ser preciso y completo, sobre todo en la parte que corresponde a la instrucción de la causa -de la que se hace cargo un delegado episcopal-, pues de esta fase dependerá mucho la siguiente. Como en todos los procesos, si la instrucción en lo que respecta a la prueba testifical y documental no está bien realizada, después será difícil al juez o jueces responder a lo solicitado, o se encontrarán dificultades que solventar y ello conllevaría pérdida de tiempo, y, en algún género de causas, faltar a la justicia.
Una vez concluida la fase diocesana, las actas se envían a la Congregación para las Causas de los Santos y aquí, superadas algunas cuestiones de carácter jurídico, se prepara lo que se conoce como Positio. Es un dossier que contiene la exposición de las pruebas recogidas en la fase anterior: testigos y documentos en los que se apoya la prueba del ejercicio heroico de las virtudes teologales, cardinales y anejas a los votos religiosos, así como la fama de santidad y de signos (es decir, gracias de carácter material, espiritual, etc. obtenidas por intercesión del siervo de Dios). Se reconstruye la biografía del siervo de Dios. Un trabajo difícil, largo, inmenso, que requiere dedicación y preparación en el ámbito teológico, jurídico-canónico e histórico, respeto y conocimiento profundo del candidato, entrar en su mundo es algo que impone, al menos a mí. Es un trabajo apasionante. Me parece oportuno recordar aquí lo que el cardenal Angelo Amato, sdb, nos decía a los postuladores siendo él prefecto de dicha Congregación: Los santos son los verdaderos tesoros de la Iglesia y quienes colaboran en estas causas son los joyeros, que tratan materiales preciosos y, con paciencia y pericia, los trabajan, limpian y les restituyen el verdadero esplendor.
¿Ha sido largo el camino de las enfermeras?
La verdad que no mucho. No ha sido demasiado largo. 2006, 2016, 2018 y 2019 son años relacionados con la Causa de las Mártires Enfermeras. De modo particular el 2019, cuando el martes 11 de junio el Papa, en audiencia al Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, autorizó la promulgación del Decreto de martirio para la beatificación. A motivo del fallecimiento del Obispo Mons. Juan Antonio Menéndez Fernández no fue posible fijar la fecha de la beatificación hasta el nombramiento del actual, quien juntamente con la Postulación solicitó a la Santa Sede la fecha y el representante para la celebración.
¿Qué destacaría de las enfermeras?
Una pregunta interesante. Fueron personas sencillas, pero aún así se puede destacar mucho en ella. Tres mujeres jóvenes y laicas: 23, 25 y 41 años. Se reivindica tanto el papel de la mujer en la Iglesia, su participación en el gobierno, a distintos niveles. Por eso me llama la atención en María Pilar, Olga y Octavia su participación activa en la Iglesia, su disponibilidad y su olvido de sí, acudiendo prontamente allí donde había una necesidad; aquella que ellas asumieron era una labor de riesgo, se podían haber quedado cómodamente en sus casas. Pero ciertamente eran espíritus de mirada alta, no habían nacido para cosas y metas pequeñas. Imitaron al Buen Samaritano. Me llama también la atención en ellas la fortaleza, la coherencia de vida, la fe. Es propio de todos los mártires. Tengo otras causas por martirio, grupos muy numerosos, y me impresiona la cantidad de jóvenes, jovencísimos, que hay entre ellos y que dieron su vida por un ideal muy alto, supremo, Cristo y su fe en Él. Nada de exclusiva filantropía; sí amor a Dios y al prójimo.
¿Quién representará al Papa en este acto?
Está previsto que sea el cardenal Marcello Semeraro, Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, quien represente al Santo Padre. Representar es actuar como un alter ego, por lo tanto, en el representante que la Santa Sede designe está el Papa. ¡Quien sea será bienvenido!
¿Qué va a suponer para la diócesis?
Una beatificación es siempre para la Iglesia particular un momento de gracia. Pero hay que prepararlo. La Diócesis de Astorga ya está en ello, disponiendo las actividades pastorales y el material destinadas a todos los sectores: niños, jóvenes, adultos, ancianos, ámbito sanitario y familiar… En esto puedo decir que me he encontrado una diócesis viva, disponible, entusiasta, que vive el evento en primera línea. Sobre todo con la beatificación y la canonización los venerables y beatos pasan a ser, digamos, “patrimonio” de la Iglesia particular (diócesis) y de la Iglesia universal. Pero también es un momento favorable para la sociedad civil. Todos los beatos y santos tienen un mensaje no sólo para la sociedad eclesial, también para la sociedad civil. Todos, pero algunos de un modo directo, fueron un bien ya en vida. Pienso, por ejemplo, en el Venerable Ángel Riesco Carbajo, de esta diócesis de Astorga, que construyó en Tudela, siendo obispo, viviendas para los gitanos. Pienso en el Venerable Tomás Morales, S.I., que en la postguerra de 1936 contribuyó enormemente a la reconstrucción de Madrid creando barrios enteros, objeto incluso de estudios en Arquitectura. Pienso en el Venerable Andrés Manjón, cuya propuesta educativa está aún hoy plenamente vigente con la fundación de las escuelas del Ave María para los niños más pobres de Granada; en la ingente obra social en Chile de san Alberto Hurtado, S.I. En fin, una lista interminable de bienhechores. Los santos cambian el mundo y glorifican a la Iglesia, decía el papa Benedicto XVI. He escuchado muchas veces al cardenal Angelo Amato, anterior Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, contar lo que significa una beatificación o canonización, una experiencia sorprendentemente positiva, que no se limita al día de la ceremonia, sino que origina hondas anchas de auténtica renovación evangélica en la Iglesia y muchas veces también en la sociedad.
¿Por qué tantos años desde el inicio hasta la beatificación?
La fase diocesana a veces es larga, lleva mucho tiempo, ello depende también del número de testigos a los que se escuche, de la cantidad de documentación que haya que recoger en relación al siervo de Dios y a la causa, de los archivos en los que haya que investigar. Si se trata de mártires, de un grupo de mártires, pues los tiempos son mayores. En la fase romana, puedo decir que la Congregación actúa con calma, prudencia y seriedad. La Positio pasa el examen de los teólogos, a veces también de los peritos historiadores como en el caso de nuestras Mártires, y, por último, de los cardenales y obispos. Cuando se trata del estudio de un presunto milagro, se somete al examen de la consulta médica, de la comisión teológica, y de la congregación de cardenales y obispos. Hasta la declaración de venerable, que es el primer objetivo cuando hablamos de una causa por virtudes heroicas o por ofrecimiento de la vida, pasan algunos años; después es necesaria la aprobación de un milagro, y esto no depende del trabajo del postulador o de la parte actora… es la vox Dei, la intervención de Dios a través del candidato. Por eso los tiempos, en lo relativo a la beatificación o canonización, que también requiere la aprobación de un milagro, dependen de cuándo se realice el evento extraordinario y que sea tal para que pueda ser reconocido milagro.
¿Podrían llegar a santas?
Ciertamente. Hará falta un milagro para la canonización, pero es posible. Observo que se mantiene y se extiende la fama de martirio de estas tres jóvenes. Recuerdo, por ejemplo, cómo se encomiendan a ellas y cómo son un ejemplo para asociaciones de voluntarios dedicados a la pastoral sanitaria; durante la primera ola de la pandemia solicitaban material y estampas de las Mártires, para conocerlas más, desde México y Nápoles, o enfermeras de la Cruz Roja en la región de los Abruzos, en Italia.
¿Algo más?
Gracias, Alfonso, por esta entrevista. Gracias a quienes están trabajando en la preparación remota de la beatificación, a D. Jesús Fernández, Obispo de Astorga, a los sacerdotes y laicos, y un gracias especial a las religiosas de vida contemplativa de los conventos Sancti Spiritus, Clarisas y Redentoristas de Astorga por la disponibilidad y generosidad en la confección de las reliquias.