Acción de Gracias por la beatificación de las tres mártires laicas de Astorga Moseñor Fernández: "En Pilar, Olga y Octavia, el Señor nos ha enseñado un modo de vivir, más que un modo de morir"
Jesús Fernández Obispo de Astorga al finalizar la solemne ceremonia de beatificación
"En nombre de esta Iglesia que peregrina en Astorga, quiero agradecer al Papa Francisco el regalo de estas tres nuevas beatas, mártires que honran a esta Iglesia y la Iglesia Universal"
"Les confiamos a las nuevas beatas el florecimiento de nuevas vocaciones y la mejora en la comunión y en la sinodalidad"
"Les confiamos a las nuevas beatas el florecimiento de nuevas vocaciones y la mejora en la comunión y en la sinodalidad"
El Obispo de la Diócesis de Astorga, D. Jesús Fernández, intervino con unas palabras de despedida el pasado sábado en el transcurso de la solemne beatificación de las tres enfermeras mártires de Astorga.
Por su interés recogemos a continuación estas palabras de Mons. Jesús Fernández.
Acción de Gracias por la beatificación de las tres mártires laicas de Astorga
"Eminentísimo Sr. Cardenal legado del Santo Padre el Papa Francisco; eminencias, excelencias reverendísimas, querido señor Nuncio apostólico y hermanos en el episcopado; queridos sacerdotes, diáconos, religiosas; queridosfamiliares de las tres mártires y miembros de la Fundación Mártires de Astorga; queridos hermanos y hermanas en el Señor:
Al terminar esta santa misa en la que hemos celebrado la obra salvadora de Cristo en su misterio pascual y reconocido el testimonio martirial de Pilar, Olga y Octavia, las tres mártires laicas de Astorga, quiero dar gracias al Padre que, por la fe y el bautismo, las adoptó como hijas, por la confirmación las fortaleció con el don del Espíritu Santo y por la Eucaristía, alimentó su espíritu de amor y de sacrificio por los hermanos. Gracias a Dios por la Iglesia que, como madre y maestra, a través de su familia, de las parroquias y asociaciones cristianas a las que pertenecieron, las engendró en la fe y les ayudó a crecer según la imagen de su Hijo Jesucristo, de quien aprendieron dócilmente a pensar, sentir y decidir y al que se entregaron en plenitud.
A lo largo de su vida, se le presentaron frecuentemente al Señor Jesús, el Buen Samaritano, tres opciones: pasar de largo como hicieron el sacerdote y el levita de la parábola, usar violencia como los salteadores y cuidar al herido, que fue lo que Él hizo. También las tres mártires, situadas entre dos fuegos, se vieron en la tesitura de optar por una actitud indiferente e incluso agresiva, o bien inclinarse por el cuidado de los heridos.
Decidieron cuidar a los frágiles, aun siendo conscientes del peligro que corrían de recibir ellas mismas una herida mortal. Agradecemos al Señor la glorificación de estas tres nuevas beatas, testigos del amor a Jesucristo, del perdón y del cuidado de los pobres y heridos de este mundo.
En Pilar, Olga y Octavia, el Señor nos ha enseñado un modo de vivir, más que un modo de morir. En ellas aprendemos lo que es una auténtica vida de fe en la que no pueden faltar el cultivo de la vida espiritual y religiosa, la formación, la vida comunitaria, la responsabilidad y el compromiso con los pobres y los heridos de este mundo. En un mundo anémico de amor y comunión, el testimonio de perdón y de servicio desinteresado de las mártires alimenta la reconciliación y la fraternidad. En un mundo donde la verdad es maltratada, la fe
de las mártires en la verdad de Dios se convierte en astro luminoso.
En un mundo donde la esperanza a duras penas se abre paso, su coraje, valentía y disposición al martirio nos abren un nuevo horizonte de eternidad.
En nombre de esta Iglesia que peregrina en Astorga, quiero agradecer al Papa Francisco el regalo de estas tres nuevas beatas, mártires que honran a esta Iglesia y a la Iglesia universal. Le ruego, Señor cardenal, haga llegar al Santo Padre los sentimientos de gratitud y de plena comunión de esta Iglesia con el sucesor de
Pedro.
Hago extensiva esta gratitud a la Sagrada Congregación para las Causas de los Santos presente hoy aquí en su máximo representante: Su Eminencia el Cardenal Marcello Semeraro. Muchas gracias, Sr. Cardenal.
La gratitud se hace extensiva también a la Fundación Mártires de Astorga que ha apoyado la Causa, a la postuladora María Victoria Hernández y al P. Alfonso Simón, relator de la misma.
Gracias, así mismo a todos los aquí presentes: cardenales, arzobispos y obispos que nos acompañan en estas circunstancias poco propicias. Esta diócesis se siente muy honrada con su presencia y participación.
Gracias queridos fieles diocesanos y aquellos provenientes de otras diócesis. Gracias a los presentes y a aquellos otros que nos han seguido a través de los Medios de Comunicación Social, en especial 13 Tv, COPE y Radio María, y también a través del canal de YouTube de esta diócesis.
Particular agradecimiento merecen aquellos que, aun deseándolo, no han podido participar por razón del aforo o por su modo de vida. Pienso especialmente en los monjes y monjas de clausura cuya oración y testimonio agradezco particularmente.
Gracias, en fin, a la Comisión preparatoria que, coordinada por el Vicario general, han realizado un trabajo espléndido. Hago extensivo también el agradecimiento a los voluntarios y voluntarias y, como no, a todas aquellas personas que han contribuido a la solemnidad de esta celebración, con una mención especial a la coral Excelsior.
No quiero olvidarme tampoco de los Medios de Comunicación Social que les han hecho llegar este magno
acontecimiento. A todos, ¡Gracias! ¡Que Dios se lo pague!
Confiamos a la intercesión de María, bajo su advocación de Nuestra Señora de la Majestad, y a las tres nuevas beatas Pilar, Olga y Octavia, el reto evangelizador de nuestra diócesis: que, por su mediación, acertemos en la
necesaria renovación espiritual y pastoral. Les confiamos también el florecimiento de nuevas vocaciones y la mejora en la comunión y en lasinodalidad.
Que así sea.