La cuestión de la Virgen María.

A la fuerza tenían que entrar los cristianos primeros a dilucidar el asunto de María por dos razones principales: la primera, porque Mateo primero y Lucas, ampliando lo que refiere Mateo, dan amplias referencias de cómo llegó a este mundo Jesús, Cristo o Jesucristo, pues según estas dos nominaciones se le cita en estos evangelios; la segunda razón por las enormes dificultades teológicas en que se vieron sumergidos los muy sesudos teólogos cristianos cuando tuvieron que dilucidar qué era María en relación a Jesús, segunda persona de la Santísima Trinidad.

Y María fue introducida en el Credo de Constantinopla con el calzador de “verdad a creer“por todo aquel que se considerara cristiano:

Que por nosotros los hombre y por nuestra salvación bajó del cielo y se encarnó por obra del Espíritu Santo en el seno de la Virgen María y se hizo hombre.

En ambos evangelios se dice lo mismo, aunque Lucas reelabora este misterio de manera más prolija: Estando desposada su madre María con José, antes de que cohabitaran, se halló estar encinta por obra del Espíritu Santo (Mateo). Lo que escriben estos evangelistas no es otra cosa que la reelaboración de mitos que circulaban por aquellas regiones, por ejemplo, el nacimiento de Hércules, o incluso recordando la concepción de Isaac (Gén. 21).  

Los evangelistas se tornan racionales y refieren lo que pensó José, que fue lo que pensaría cualquiera: María, jovencita, había quedado embarazada de alguien que no era él, su novio José. La explicación de los evangelistas, inseminación del Espíritu Santo revelada por ángeles, no oculta el desliz de María. Lo dejan entrever los evangelios, lo dice el apócrifo Evangelio del pseudo-Mateo y Celso en “Discurso verdadero”… Celso y una tradición rabínica, Toledot Jeshu, cuentan que el que enredó a María fue un soldado romano.

Lo cierto es que las opciones racionales de la concepción de Jesús incitan a pensar en cuatro posibles: María fue violada, María cometió un pre adulterio, Jesús nació por partenogénesis o Jesús nació de un óvulo previamente fecundado e implantado en el útero de María.

Dice Orígenes en su obra “Contra Celso”, citando precisamente la opinión de éste:

 “¿Acaso no será verdad, mi buen señor, que vos mismo habéis fabricado la historia de vuestro nacimiento de una virgen, para silenciar las maledicencias en torno a las verdaderas y desagradables circunstancias de vuestros orígenes?... …¿No será que cuando fue descubierta su deshonestidad, es decir, cuando se supo que estaba embarazada de un soldado llamado Panthera, su marido el carpintero la repudió y ella fue acusada de adulterio? En efecto, ¿no es verdad que en su desgracia, vagando lejos de casa, parió un hijo varón en el silencio y en la humillación?

Y la Iglesia eligió en su relato teológico la explicación más “creíble”, la inseminación por el Espíritu Santo. Jesús había nacido del Padre antes de todos los siglos, pero al hacerse verdadero hombre tuvo que nacer de mujer. Nadie con dos dedos de frente puede hacerse reo de tal engendro racional. Ese dilema no se planteó en los primeros momentos del cristianismo. Ni aparece tal concepción virginal en los primeros escritos cristianos, en los de Pablo. ¡Cómo no le iba a revelar Jesús a Pablo su concepción virginal!

En Romanos 1.3: “Acerca de su Hijo Jesucristo nuestro Señor, que nació del linaje de David según la carne. Y que fue constituido Hijo de Dios… a partir de su resurrección de entre los muertos.  En Gálatas 4.4: “Pero cuando llegó la plenitud de los tiempos, Dios envió al Hijo suyo, hecho hijo de mujer, hecho súbdito de la Ley”.  No se expone Pablo a entrar en sutilezas con ángeles enviados explicando el cómo concibió María. María es un tema tabú en los escritos de Pablo y Jesús, un hombre, fue constituido “hijo de Dios” a partir de su resurrección.

Pero, como decíamos al principio, a partir de engendros mentales teológicos, la maternidad de María fue un problema serio a resolver: ¿había parido María sólo a un hombre o había concebido y parido a Jesús Dios? Nestorio, Patriarca de Constantinopla, algo así como Papa de Oriente, se enfrentó al concilio de Éfeso (año 431) y perdió. El concilio zanjó que María era “Zeotokos”, madre de Dios. Por hereje fue desposeído de su cargo y desterrado. Mandaba el emperador.

La que aparece en los Evangelios como “mater dolorosa”, con el paso de los siglos asume en su figura a todas las diosas que en el mundo clásico “habían sido”: le teología mariana casi supera a la cristología o, al menos, María supera en invocaciones y en devociones a su hijo Jesús e incluso al mismo Dios Padre. Ayer mismo, la Virgen de las Nieves, patrona de Vitoria.

Y cantos y más cánticos en su honor… En gregoriano: Virgo Dei genitrix quem totus non capit orbis – in tua se clausit viscera factus homo. Y cantada por Dante en el Paraíso en unos tercetos maravillosos, puestos luego en música por Giuseppe Verdi: “Vergine madre figlia del tuo figlio – humile e alta più che creatura – termino fisso d’eterno consiglio”...

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