Una frailunada a cuenta de la lengua.

Un sacerdote se niega a utilizar el castellano en una boda y no permite cantar a un coro rociero (noticia publicada en Libertad Digital).


Le pregunto al Obispo, Jerarca, Superior o Jefe de ese cura/fraile/clérigo nacionalista/facha/impresentable de turno: ¿qué le parece el hecho y qué medidas tomarían, caso de que las tomaran, que no las van a tomar? (Pinchar para ver) (Y para quien no pueda pinchar, reproduzco el primer párrafo)

La pareja es mallorquina pero de origen andaluz. Y por todo ello, querían que en el día más importante de sus vidas sus raíces estuviesen presentes en su enlace. "Nos sentimos orgullosos de ser mallorquines, pero queríamos que nuestros orígenes estuviesen presentes ese día", relataron David y Mónica. Sin embargo, esto fue negado por el oficiante de la ceremonia, el prior del Monasterio La Real y simpatizante del nacionalismo. De hecho, en su iglesia se ha permitido las conferencias de nacionalistas catalanes, vascos y gallegos e incluso de un miembro de Batasuna-ETA.


Posiblemente todos tengamos experiencias similares. Yo fui a una I Comunión de dos sobrinos, hace años, a Barcelona. Todavía y por aquel entonces no era tan agudo el problema lingüístico, pero en la zona de Sarriá, que es donde se celebró la ceremonia, siempre ha existido desde tiempos de Franco, un fermento nacionalista incubado en ámbitos frailunos. Recordemos los famosos “Capuchinos de Sarrià”.

La procedencia familiar de los niños era de lo más variopinto siendo mayoría los no oriundos de Cataluña. Nuestros familiares eran de Burgos. Comenzaron la Misa en catalán, lo cual ya me mosqueó (y no por no entender el catalán, que después de dos años trabajando en Barcelona podía presumir de entenderlo). Siguieron con las lecturas, una en catalán otra en castellano. Lo mismo las peticiones...

Pero la prédica y demás continuó en catalán. Visto el cariz del asunto, el poco sentido común de los oficiantes y la utilización de los presentes para afirmar su regionalismo linguïstico de pacotilla, abandoné ostensiblemente la iglesia, por el centro del pasillo y en el momento álgido, en la consagración.

¿Qué hubiera hecho yo en tal ceremonia nupcial? Seguirle la corriente al cura, comenzar la ceremonia... y al primer saludo del energúmeno lingüista, haciendo un corte de mangas, brazo en alto y con el dedo corazón erguido, a los sones de la "Salve rociera"(1) o "La Internacional" haber abandonado la iglesia en procesión mayestática. A falta de educación, cóngrua respuesta.

Porque las reflexiones son muchas y las preguntas, de rigor:

¿no es la lengua un medio para entenderse?

¿es la lengua el elemento esencial, primordial, “sine qua non” para cualquier ceremonia religiosa?

¿no debe mostrar la Iglesia un talante comprensivo y cercano a la gente?

¿se puede utilizar la lengua para afirmar, dentro de la religión, el galimatías político que padecemos?

¿no tienen nada que decir los Mandamases del Credo?

¿tan a ras de tierra se ven que todo sirve con tal de “aggionarse”?

Pues... a lo dicho, piensen, diluciden, digan y decidan.

Escaldados han salido muchos de su contacto con la gracia, gracias a administradores de lo sacro como el del rebuzno de turno.

(1) Siempre me ha parecido la Salve Rociera una profesión expresa de herejía cuando canta eso de "Dios te salve, María, todo el pueblo te adora..." ¿No es la adoración culto exclusivo hacia Dios? Bah, forma admitida de adorar a la Diosa Madre.
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