La investigación histórica sobre Jesús (2)

El deísta Reimarus establece por primera vez, de una manera técnica y razonada, la importante distinción entre el llamado “Jesús de la historia” y el “Cristo de la fe”, enfatizando al mismo tiempo la ruptura o discontinuidad entre ambas perspectivas.

Con la publicación de su opúsculo, se convirtió en blanco de ataques ad hominem y fue incluso acusado de odio a la fe cristiana, pero a pesar de eso abrió el camino a la futura investigación. Después de él, en el S. XIX hubo numerosos intentos de escribir “vidas de Jesús” desde un enfoque crítico. Entre ellas destaca la del teólogo y filósofo alemán David Friedrich Strauss, La vida de Jesús críticamente examinada de 1835-1836 (en dos volúmenes), en la que analiza los evangelios desde un enfoque mítico. 

Más popular fue, sin embargo La vida de Jesús (1863)del historiador francés Ernest Renan, en la que presenta un Jesús humano, figura incomparable y héroe moral de la humanidad. Después de Renan, proliferaron las “vidas de Jesús” liberales, así como novelas y literatura de ficción, que informan más sobre la ideología de los autores que sobre el pensamiento y vida de Jesús. 

En el primer tercio del s. XX, aparte del enfoque apocalíptico-escatológico de los alemanes Johannes Weiss y Albert Schweitzer, que consideraban ya a Jesús un profeta apocalíptico de los últimos tiempos, hay que mencionar las contribuciones de dos importantes escuelas: la alemana Escuela de la Historia de las religiones(Richard A. Reitzenstein,Julius Wellhausen, entre otros), que estudió los paralelos e influjos de los mitos  y ritos paganos en el cristianismo antiguo y la escuela denominada Historia de las Formas (M. Dibelius, R. Bultmann). 

Ésta última se centró en el análisis de las tradiciones orales previas a la composición de los evangelios y en el Cristo de la fe predicado por las comunidades cristianas, lo que dificulta enormemente el acceso al Jesús histórico, ya que la consignación de sus dichos y hechos estaban descritos y “contaminados” por la fe de sus autores en la resurrección de Jesús.

 Los discípulos de Bultmann, sin embargo, en los años cincuenta del siglo pasado propusieron un regreso al Jesús de la historia, tratando de superar el escepticismo y el fideísmo  de su maestro, quien sostenía que la historia no es prueba de la fe, sino que ésta, desde un enfoque existencial, vale por sí misma como interpelación divina al creyente.

Frente a la extendida idea entre los investigadores confesionales de que existe un vacío de la investigación (no Quest) en el primer tercio del s. XX, de acuerdo con el modelo hegemónico de la “tres búsquedas” del Jesús histórico, criticado por el investigador Fernando Bermejo Rubio (1), hay que señalar igualmente la importante aportación francesa de autores independientes, como la de Alfred Loisy (2), introductor de la ciencia bíblica en el catolicismo.

Este historiador, de una enorme erudición, lideró el movimiento denominado “modernismo teológico”, que fue calificado como “compendio de todas las herejías” por el papa Pío X  a comienzos del siglo XX. Aparte de A. Loisy, hay que mencionar a los historiadores, también franceses, Charles Guignebert (3) y Maurice Goguel.

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(1) Véase Bermejo Rubio, Fernando (2005 y 2006), “Historiografía, exégesis e ideología. La ficción contemporánea de las «tres búsquedas»del Jesús histórico” (I) y (II), Revista Catalana de Teología XXX/2, pp. 349-406; XXXI/1, pp. 53-114.

(2) Cfr. Loisy, Alfred (1902), L'Évangile et l'Église, en www.gallica.bnf.fr.

(3) Cfr. Guignebert, Charles (1921), El Cristianismo antiguo, F. C. E. Existe versión en Internet.

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