CON AYUDA EPISCOPAL
Entristecerá tener que reconocer ser verdad que “Misión” es “la revista de suscripción gratuita más leída por las familias católicas de España”, tal y como reza su subtítulo, lo que llegaría a ser dramático, por lo que precisamente por eso la Conferencia Episcopal de alguna manera apoyara su mantenimiento y difusión. “Misión”, editada “por Logos, vinculada a la Universidad Francisco de Vitoria y al Movimiento Regnum Christi –Legionarios de Cristo Rey-, ofrece y defiende con beligerancia y “ascesis”, un esquema y vivencia de Iglesia, que difícilmente encaja en la idea que tiene, predica y ejemplariza el Papa Francisco, en plena coincidencia evangélica, además demandada por los tiempos nuevos. Insisto, aquí y ahora, otra vez, en algunas de las razones sin- razones existentes para sustentar este aserto:
. Como caso excepcional insólito, la Conferencia Episcopal inserta sistemáticamente en los números de la citada revista, y en páginas escaparatistas vistosas, el anuncio publicitario de la “Biblioteca de Autores Cristianos-BAC”, con expresa referencia a la calle Añastro 1, Madrid 28033, sede de la institución eclesiástica, y de su organismo rector, codeándose con las firmas más “prestigiosas” del mercado, como los bancos, automóviles de alta gama, urbanizaciones de superior “standing”, productos vitivinícolas selectos y otros.
. Completa esta letanía, para sorpresa de unos, y escándalo de otros, hasta la “venta” , promoción y encargo de las misas –sí, de las misas-, como “ el mejor regalo para tus difuntos”, con mención particular para “las de aniversario y las gregorianas”, de las que se catequiza que “son treinta consecutivas “, con referencias a las que “celebrara el papa san Gregoria Magno por un alma y esta salió del Purgatorio”. No se especifican los precios, aunque se advierte que “el cien por cien del estipendio recibido se destina a la formación de los seminaristas diocesanos” y, por demás, de su Obra.
Como lo que en realidad define, mantiene y les confiere sentido y contenido a las publicaciones y a los espacios de comunicación es la publicidad que acogen, me permito citar y desglosar algunas de las inserciones, que hacen posible la existencia de “Misión”, con la exclusiva intención de completar el adoctrinamiento que acerca de la Iglesia les proporciona a sus lectores “en número familiarmente tan masivo y arrollador”.
.”LA MEDALLA DE LA VIRGEN MILAGROSA” campea en una de sus más valiosas páginas, con transcripción del mensaje que en 1830 la misma María Santísima dirigiera a santa Catalina Labourné: “Haz una medalla semejante a esto que estás viendo. Todas las personas que la lleven, sentirán la protección divina”. “La medalla está bañada en oro de Primera Ley, sobre un fondo de madreperla, bella filigrana adornada con dos diamantes auténticos, coronada por un eslabón con 18 espléndidos “swarovki elements”. Se explica que se trata de “una joya de gran valor espiritual, con cadena al juego de 45 cm., también bañada en oro, y un regalo “sorpresa”.
. El anuncio de los elementos esenciales para la más “cristiana” y ostentosa, celebración de las PRIMERAS COMUNIONES -“el mejor regalo de Jesús”(¡¡)-, lo presiden estas palabras del papa Benedicto XVI: “Es elemental alimentarse de Jesús en la Comunión. Él es quien nos da la luz y la orientación que necesitamos”. El desglose de esta “luz” y “orientación” se especifica con ecos semi blasfemos, “para niños y niñas” pormenorizados, en los vestidos y trajes respectivos, “de color blanco” para ellas, como “símbolo del bautismo y de la pureza”, y para ellos “de marinero”, dado que “son muchas las alusiones que hay en los evangelios al mundo naval, y porque comienzan a formar parte de la barca de Jesucristo”. Como es de apreciar, la catequesis no puede ser más ortodoxa. Mucho más lo son los desbordantes precios que subrayan los diversos componentes y elementos, sin contar con las fiestas, los regalos y los festines, familiares y sociales.
. A la “PULSERA DE LOS DIEZ MANDAMIENTOS” les están consagrados los adjetivos más devotos, seudo-teológicos y poco, o nada, morales, que puedan tener acomodo en una publicación que se intitule “católica”, comenzando por la advertencia de que “consiga esta pulsera llena de significado”, puesto que “llevar los signos cristianos en forma de joya, es para nosotros una hermosa forma de mostrar nuestra fe”. ¿Hay quien dé más? ¿No basta, y sobra con esto, para ser, y ejercer, de “buenos cristianos”, que se compre y luzca “tan bellísima joya que recoge los valores de la tradición cristiana” con fiabilidad y fidelidad, y en exigente conformidad con la Biblia”, “palabra de Dios”? ¿Es posible aseverar y hacer creer, tantas tonterías, payasadas y herejías? ¿Acaso a la riqueza de sus diez “charmas”, adornadas cuatro de ellas con piedras preciosas, - diamante, rubí, zafiro y esmeralda-, pueden reemplazar o vicarizar, el cumplimiento de todos y cada uno de los mandamientos? ¿No es merecedor de condenas jugar con ideas tan sagradas ¿ ¿Previeron los asesores jerárquicos -Conferencia Episcopal- que las inserciones publicitarias de su BAC habrían de coincidir con las comerciales aquí referidas, con o sin “recibir un “regalo sorpresa”, además de un “elegante estuche de terciopelo”?.
. Como caso excepcional insólito, la Conferencia Episcopal inserta sistemáticamente en los números de la citada revista, y en páginas escaparatistas vistosas, el anuncio publicitario de la “Biblioteca de Autores Cristianos-BAC”, con expresa referencia a la calle Añastro 1, Madrid 28033, sede de la institución eclesiástica, y de su organismo rector, codeándose con las firmas más “prestigiosas” del mercado, como los bancos, automóviles de alta gama, urbanizaciones de superior “standing”, productos vitivinícolas selectos y otros.
. Completa esta letanía, para sorpresa de unos, y escándalo de otros, hasta la “venta” , promoción y encargo de las misas –sí, de las misas-, como “ el mejor regalo para tus difuntos”, con mención particular para “las de aniversario y las gregorianas”, de las que se catequiza que “son treinta consecutivas “, con referencias a las que “celebrara el papa san Gregoria Magno por un alma y esta salió del Purgatorio”. No se especifican los precios, aunque se advierte que “el cien por cien del estipendio recibido se destina a la formación de los seminaristas diocesanos” y, por demás, de su Obra.
Como lo que en realidad define, mantiene y les confiere sentido y contenido a las publicaciones y a los espacios de comunicación es la publicidad que acogen, me permito citar y desglosar algunas de las inserciones, que hacen posible la existencia de “Misión”, con la exclusiva intención de completar el adoctrinamiento que acerca de la Iglesia les proporciona a sus lectores “en número familiarmente tan masivo y arrollador”.
.”LA MEDALLA DE LA VIRGEN MILAGROSA” campea en una de sus más valiosas páginas, con transcripción del mensaje que en 1830 la misma María Santísima dirigiera a santa Catalina Labourné: “Haz una medalla semejante a esto que estás viendo. Todas las personas que la lleven, sentirán la protección divina”. “La medalla está bañada en oro de Primera Ley, sobre un fondo de madreperla, bella filigrana adornada con dos diamantes auténticos, coronada por un eslabón con 18 espléndidos “swarovki elements”. Se explica que se trata de “una joya de gran valor espiritual, con cadena al juego de 45 cm., también bañada en oro, y un regalo “sorpresa”.
. El anuncio de los elementos esenciales para la más “cristiana” y ostentosa, celebración de las PRIMERAS COMUNIONES -“el mejor regalo de Jesús”(¡¡)-, lo presiden estas palabras del papa Benedicto XVI: “Es elemental alimentarse de Jesús en la Comunión. Él es quien nos da la luz y la orientación que necesitamos”. El desglose de esta “luz” y “orientación” se especifica con ecos semi blasfemos, “para niños y niñas” pormenorizados, en los vestidos y trajes respectivos, “de color blanco” para ellas, como “símbolo del bautismo y de la pureza”, y para ellos “de marinero”, dado que “son muchas las alusiones que hay en los evangelios al mundo naval, y porque comienzan a formar parte de la barca de Jesucristo”. Como es de apreciar, la catequesis no puede ser más ortodoxa. Mucho más lo son los desbordantes precios que subrayan los diversos componentes y elementos, sin contar con las fiestas, los regalos y los festines, familiares y sociales.
. A la “PULSERA DE LOS DIEZ MANDAMIENTOS” les están consagrados los adjetivos más devotos, seudo-teológicos y poco, o nada, morales, que puedan tener acomodo en una publicación que se intitule “católica”, comenzando por la advertencia de que “consiga esta pulsera llena de significado”, puesto que “llevar los signos cristianos en forma de joya, es para nosotros una hermosa forma de mostrar nuestra fe”. ¿Hay quien dé más? ¿No basta, y sobra con esto, para ser, y ejercer, de “buenos cristianos”, que se compre y luzca “tan bellísima joya que recoge los valores de la tradición cristiana” con fiabilidad y fidelidad, y en exigente conformidad con la Biblia”, “palabra de Dios”? ¿Es posible aseverar y hacer creer, tantas tonterías, payasadas y herejías? ¿Acaso a la riqueza de sus diez “charmas”, adornadas cuatro de ellas con piedras preciosas, - diamante, rubí, zafiro y esmeralda-, pueden reemplazar o vicarizar, el cumplimiento de todos y cada uno de los mandamientos? ¿No es merecedor de condenas jugar con ideas tan sagradas ¿ ¿Previeron los asesores jerárquicos -Conferencia Episcopal- que las inserciones publicitarias de su BAC habrían de coincidir con las comerciales aquí referidas, con o sin “recibir un “regalo sorpresa”, además de un “elegante estuche de terciopelo”?.