CANONIZAR Y “DESCANONIZAR”

Gramaticalmente el prefijo “des” significa “caer de lugares, situaciones, puestos o valores” que se señalen en el resto de la palabra a la que acompañe”. Tal es el caso, por ejemplo, de desenzarzar, descabalgar, desembarazar, descapitalizar, desfavorecer y otras registradas en los diccionarios con rigor académico. Además de desacralizar, apenas si tuvieron acomodo oficial otras palabras con referencias a lo sacro, y más concretamente, a la Iglesia. Es posible que la explicación al hecho de que “descanonizar” no haya adquirido tal carácter oficial, responda a que a los académicos les haya parecido tal palabra irreverente. Es comprensible el trabajo que ha de costar descartar del Año Cristiano los nombres de aquellos santos a los que al Pueblo de Dios les resulte difícil y enigmático su declaración como tales. Con la mejor intención del mundo, las siguientes reflexiones le ayudarán a muchos a centrar un problema religioso como este, de singular importancia, dado que ellos –los santos- son viva catequesis, además de mediadores ante Dios.

. Con amor a la Iglesia, y el consiguiente y riguroso estudio del testimonio de la vida y de la doctrina de Cristo Jesús, es obligado especular si Él mismo sería o no “descanonizado” por “quienes corresponda”, sobre todo tal y como hoy se están las cosas en el Vaticano.

. Es de sentido común, improcedente y en disconformidad con una gran mayoría de cristianos, que sigan siendo considerados y venerados como santos, nombres y comportamientos arrancados de las “leyendas áureas” por muy devotas que sean. No es decente ni edificante intentar edificar y conserva la fe dentro de la Iglesia con fantasías y figuraciones. A los intelectuales, que también los hay todavía dentro de la Iglesia, les encocoran las escenas y “milagros” aludidos en tales leyendas. Ya tienen bastante con digerir los misterios.

. Sabedores y atentos a los manipuleos y manejos que sufren los santos antiguos y actuales, para haber alcanzado y alcanzar “el honor de los altares”, sienten denodada aversión a encomendarse a los mismos. Entre los capítulos más recientes que patentizan su desagrado y perturbación por las sucesivas beatificaciones y canonizaciones de los últimos Papas, le da al Pueblo de Dios la impresión que posiblemente por “agradecimiento” reverencial, y sin más méritos que los del resto de los cristianos, el “honor de los altares” les está siendo a ellos reservado. ¿Pero es creíble que los Papas –todos los Papas-, por el hecho de serlo, sean más canonizables que los simples fieles y el resto de los mortales? ¿Es que la santidad “oficial” se puede también heredar?

. Referente a otros santos ya canonizados, y en vías de serlo, los cristianos de a pié, y los de a caballo, se formulan multitud de preguntas, entre ellas la de qué haya sido posible para alcanzar tal “privilegio” con tanta celeridad. La certeza de no ser dogma de fe, ni algo parecido, estas declaraciones jerárquicas, por solemnes y promocionadas que sean, sugeriría que las preguntas pudieran y debieran ser muchas más.

. Por supuesto que una entidad-institución “descanonizable” perentoriamente será la de la “santa” Inquisición. Seguir intitulándola así, no es digno ni decente. Si por “santa” o por “inquisición” se hicieron santos San Juan de Ávila, San Juan de la Cruz, Fray Luis de León y tantos otros, que “subieron a los altares”, pese a la referida institución, hubiera sido preferible que tal tribunal, y los que con otros nombres, y aún procedimientos, les hayan sucedido, no figuraran en la historia de la Iglesia, de la que fueron y son abochornamiento y vergüenza.

. Los santos-santos no debieran declararse como tales sin una mayor y más activa participación del pueblo. Este debiera antes haberlos conocido e invocado y de esta manera él mismo haberlos ya canonizado. Esta canonización sí que es “palabra de Dios”.

. El título social y aristocrático reflejado en el lema secular de “ex nobile genere natus” –“nacido en noble cuna”-, - Congregación, Orden Religiosa o entidad,- precisamente podría ser motivo para no ser canonizado, al menos por aquello del “camello” y de la “aguja” de los santos evangelios.

. Con los santos no se juega, trapichea o negocia. “Descanonizar” es –será- bien pronto tarea y ministerio tan “santo” o más, como lo sería y lo es canonizar.
Volver arriba