Fatima y el Infierno
“Durante la tercera aparición, el 13 de julio de 1917, La Virgen abrió sus manos un haz de luz penetró en la tierra; apareció un enorme horno lleno de fuego, y en él muchísimas personas semejantes a brasas encendidas que, levantadas hacia lo alto por las llamas, volvían a caer gritando entre lamentos de dolor. Lucía dio un grito de terror. Los niños levantaron los ojos hacia la Virgen, como pidiendo socorro y Ella les dijo: ¿Han visto el infierno donde van a caer las almas de los pobres pecadores? Para salvarlos, el Señor quiere establecer en el mundo la devoción a mi Corazón Inmaculado.... Vengo a `pedir la Comunión de los Primeros Sábados en desagravio y reparación por tantos pecados …Por fin, mi Inmaculado Corazón triunfará”.
El párrafo está tomado literalmente de un tríptico titulado “Mi Corazón Inmaculado triunfará”, patrocinado en este caso por la “obra -¡otra “obra”¡- “Opus Christi Salvatoris Mundi”-, Misioneros de los Pobres del Tercer Mundo. Hojas volanderas como estas se multiplican últimamente en la capilla de la “T 4” del aeropuerto Madrid- Barajas, salas de espera de consultas de médicos y en tantos otros lugares públicos o privados en los que algunos/as colocaron sus intenciones “ misioneras y evangelizadoras” , con devoción, e inspirados por sus jerarquías. Conste que todas ellas están amparadas por el texto “con licencia eclesiástica”, o “con las debidas licencias”, del que no cabe dudar, dado el silencio y la aquiescencia que diocesanamente se observa. Tampoco cabe dudar de la enorme influencia “catequizadora” que dípticos y trípticos similares puedan ejercer en los “fieles” de los medios más populares.
. Contenidos como el aquí expuesto son antievangélicos y anticristianos, por mucho que este aseveración se exponga a ser tachada de “herética”, “por quienes corresponda”, por otra parte tan benevolentes y complacientes, hasta con la donación de particulares indulgencias.
. El hecho de que protagonistas mediadores/as de hacer llegar al pueblo fiel mensajes terroríficos como el aludido, estén canonizados, o en vías de serlo algún día, no limita la fuerza de la descalificación religiosa que entraña mi asert, que igualmente extiendo a los propulsores de la difusión dentro y fuera de la Iglesia.
. Infiernos, fuegos eternos, brasas encendidas, pecadores pobres pero ingratos, lamentos de terror y gritos de dolor y petición de socorro por parte de niños y niñas… jamás podrán aportar elementos válidos para entrenzar oración alguna. El sentido común, la naturaleza humana, la lógica, el “Padre Nuestro”, el ejemplo y la vida de Cristo- Jesús y la gracia de Dios rechazan, contradicen y refutan toda argumentación basada en elementos como los referidos, y más con connotaciones preferentemente devotas.
. La Virgen, Madre de Dios y Madre nuestra, jamás relacionará a nadie con el infierno tal y como lo describe el citado texto avalado con las “debidas licencias eclesiásticas”. Es una injuria, ultraje y blasfemia contra la Santísima Virgen su imposible e impensable determinación de mandar al infierno “ a todos aquellos que blasfeman contra su Inmaculada Concepción, su virginidad y su Maternidad divina, y a quienes
muestran indiferencia, u ofenden sus sagradas imágenes”
. En la Iglesia sobran miedos y castigos eternos y monjas y monjes y niños y niñas, manipulados o “manipulables”, por sueños y ensoñaciones al servicio de “religiosismos” espurios, la mayoría de ellos con altos índices de rentabilidades, con IVA, o sin IVA en esta vida, y hasta en la otra.
. No hay derecho a que la Iglesia, en todos los niveles de su jerarquía, y a estas alturas del siglo XXI, no haya tomado clara conciencia de realidades seudo religiosas como ciertas capillas y santuarios a los que se peregrina, y en los que se cultivan y se conmemoran actos y revelaciones, que la teología debiera haber sido la primera en descalificar, habiendo recabado de la jerarquía la firma de su “anatema”. La proclamación y adoctrinamiento inteligibles y actualizados de los principios fielmente religiosos es lo que de verdad le confiere consistencia a la fe y lo que construye, edifica y dignifica a la Iglesia, con rechazo de cualquier atisbo de displicencia, de rabia o de hilaridad que originan las susodichas “apariciones y revelaciones”.
El párrafo está tomado literalmente de un tríptico titulado “Mi Corazón Inmaculado triunfará”, patrocinado en este caso por la “obra -¡otra “obra”¡- “Opus Christi Salvatoris Mundi”-, Misioneros de los Pobres del Tercer Mundo. Hojas volanderas como estas se multiplican últimamente en la capilla de la “T 4” del aeropuerto Madrid- Barajas, salas de espera de consultas de médicos y en tantos otros lugares públicos o privados en los que algunos/as colocaron sus intenciones “ misioneras y evangelizadoras” , con devoción, e inspirados por sus jerarquías. Conste que todas ellas están amparadas por el texto “con licencia eclesiástica”, o “con las debidas licencias”, del que no cabe dudar, dado el silencio y la aquiescencia que diocesanamente se observa. Tampoco cabe dudar de la enorme influencia “catequizadora” que dípticos y trípticos similares puedan ejercer en los “fieles” de los medios más populares.
. Contenidos como el aquí expuesto son antievangélicos y anticristianos, por mucho que este aseveración se exponga a ser tachada de “herética”, “por quienes corresponda”, por otra parte tan benevolentes y complacientes, hasta con la donación de particulares indulgencias.
. El hecho de que protagonistas mediadores/as de hacer llegar al pueblo fiel mensajes terroríficos como el aludido, estén canonizados, o en vías de serlo algún día, no limita la fuerza de la descalificación religiosa que entraña mi asert, que igualmente extiendo a los propulsores de la difusión dentro y fuera de la Iglesia.
. Infiernos, fuegos eternos, brasas encendidas, pecadores pobres pero ingratos, lamentos de terror y gritos de dolor y petición de socorro por parte de niños y niñas… jamás podrán aportar elementos válidos para entrenzar oración alguna. El sentido común, la naturaleza humana, la lógica, el “Padre Nuestro”, el ejemplo y la vida de Cristo- Jesús y la gracia de Dios rechazan, contradicen y refutan toda argumentación basada en elementos como los referidos, y más con connotaciones preferentemente devotas.
. La Virgen, Madre de Dios y Madre nuestra, jamás relacionará a nadie con el infierno tal y como lo describe el citado texto avalado con las “debidas licencias eclesiásticas”. Es una injuria, ultraje y blasfemia contra la Santísima Virgen su imposible e impensable determinación de mandar al infierno “ a todos aquellos que blasfeman contra su Inmaculada Concepción, su virginidad y su Maternidad divina, y a quienes
muestran indiferencia, u ofenden sus sagradas imágenes”
. En la Iglesia sobran miedos y castigos eternos y monjas y monjes y niños y niñas, manipulados o “manipulables”, por sueños y ensoñaciones al servicio de “religiosismos” espurios, la mayoría de ellos con altos índices de rentabilidades, con IVA, o sin IVA en esta vida, y hasta en la otra.
. No hay derecho a que la Iglesia, en todos los niveles de su jerarquía, y a estas alturas del siglo XXI, no haya tomado clara conciencia de realidades seudo religiosas como ciertas capillas y santuarios a los que se peregrina, y en los que se cultivan y se conmemoran actos y revelaciones, que la teología debiera haber sido la primera en descalificar, habiendo recabado de la jerarquía la firma de su “anatema”. La proclamación y adoctrinamiento inteligibles y actualizados de los principios fielmente religiosos es lo que de verdad le confiere consistencia a la fe y lo que construye, edifica y dignifica a la Iglesia, con rechazo de cualquier atisbo de displicencia, de rabia o de hilaridad que originan las susodichas “apariciones y revelaciones”.