GUADALUPE Y SU “PRELATURA”

Considero un inexcusable deber profesional proseguir con el tema de “Guadalupe y su Prelatura Territorial”. Ha sido, y es, mucho el interés suscitado, a propósito del escrito- sondeo del arzobispo de Mérida-Badajoz, enviado a la Santa Sede con tal petición, con el fin de que, de una “santa” vez se resuelva el contencioso secular de la adscripción administrativa del Monasterio-Santuario de la Patrona de Extremadura , nada menos que a la archidiócesis “primada” de Toledo, capital además de la Comunidad Autónoma de Castilla-La Mancha. A la mayoría de los extremeños católicos, les parece aberrante mantener la situación actual, y a otros, no católicos y aún no extremeños, les da la impresión de que la falta de argumentos, pueda enclaustrar razones misteriosas, o al menos, no transparentes.

Me hago eco, y subrayo los criterios de quienes dejaron constancia de sus opiniones en la sección de “comentarios” del citado artículo, con las siguientes reflexiones:

. Totalmente de acuerdo con que la solución del problema que, con candoroso humor intentarían resolver algunos, en una mesa- camilla “episcopal”, si sus contertulios y amigos de Toledo y de Extremadura, sin presencia del Nuncio de SS. ni otras autoridades, se tomaran unos vinos con Denominación de Origen de Castilla-La Mancha o de Extremadura, con la seguridad de entenderse y dejar de escandalizar -sí, escandalizar-, al personal, sea este devoto o no, de la Virgen de Guadalupe. La dificultad grave radica en que los posibles contertulios jamás ejercieron el ministerio del encuentro y del entendimiento evangélico, por falta de costumbre y por exceso de mitras, báculos, títulos, privilegios, honores y cánones.

. En términos generales, los “comentaristas” aluden a que el dinero- limosnas, celebraciones, sufragios, bodas, bautizos, que genera la devoción guadalupana, en pingües cantidades misteriosas, sea la causa principal de que el problema no haya sido ya resuelto, y de que la solución, por ahora, apenas si se vislumbre en el horizonte de la Serranía de las Villuercas y en el palacio- curia arzobispal de Toledo, cuya visita a su catedral es seguida con proximidad por el monasterio de Guadalupe, con la rentabilidad económica de sus cepillos, tasas y gazofilacios. siendo tan generalizada y unánime ya la demanda del total esclarecimiento de las cuentas que genera el santuario-monasterio, con luz pentecostal y con la del fisco. Es incomprensible a la vista de todos, que en relación con las hospederías, tiendas y comercios de objetos y recuerdos “religiosos” de La Puebla, estén tan claras las cuentas, y no lo estén las de los recintos “sagrados”. El pueblo- pueblo, y más si este es devoto, precisa que las cuentas estén siempre claras, así como su reparto para la diócesis toledana, para los frailes franciscanos, que rigen –“custodian”- y pastorean su parroquia y el conjunto monástico, con sus museos y tesoros de incomparable valor y riqueza.

. Considero de escaso e indocto valor la alusión al caso citado por mí, referente a los monasterios riojanos “por no estar cerca del País Vasco o de Navarra”, desconociendo mi lector que, por ejemplo, hasta tiempos relativamente recientes el arciprestazgo de Cazorla, en la provincia de Jaén -sí, el Jaén de Andalucía-, también perteneció a los todopoderosos arzobispos de Toledo, y que Madrid –sí Madrid, la capital de España-, se desgajó de la sede “primada” a mediados del siglo XIX. No fueron otras las razones, concordatarias o no, como en los casos de Mondoñedo-Ferrol, Tui- Vigo, Cádiz-Ceuta, Segorbe-Castellón, Orihuela-Alicante, Coria-Cáceres, Sigüenza-Guadalajara ,”et sic de coeteris”, lo que significa que Iglesia-Estado, de vez en vez, han de entenderse en beneficio común, tanto material como espiritual.

. ¿Un referendum, o “consulta que se hace al cuerpo electoral acerca de una cuestión política, proyecto de ley, etc.” (RAE)? ¿Entre solo los fieles- fieles católicos, apostólicos y romanos? ¿Entre los obispos? ¿Acaso los procedimientos democráticos hicieron, hacen y harán historia en la Iglesia?

. La comparación de Guadalupe con “cualquier otra parroquia de los arciprestazgos toledanos”, es posible que no pase de ser al menos impiadosa para no pocos extremeños y, para otros, al menos, una villanía –“expresión indecorosa”- , desabastecida de cultura, de arte, de historia, de piedad popular, de simbología, no solo religiosa, y además, y sobre todo, de rentabilidades económicas.

Confieso mi incomodidad al tratar temas como este, que descalifican a quienes carecen de libertad y de arrestos sagrados para afrontarlos y resolverlos en beneficio, y ejemplo, de muchos, y más en el contexto y en las coordinadas “franciscanas” del Papa actual.
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