INTERPELACIONES SAGRADAS (1)

1. ¡Por favor¡, seamos serios e inteligentes, y dejemos, por fin, de creer y apostar por que sean veraces eslóganes tales como los que proclaman “reyes, emperadores, papas y obispos, POR LA GRACIA DE DIOS y por decisión, aval, presencia e intervención directa del Espíritu Santo...”. Con lo que hoy sabemos, con documentos grabados, escritos y fotografiados, y las correspondientes pruebas judiciales, están ya de más fabulaciones, cuentos y medias e interesadas verdades. El término “poder” –“dominio, mando o jurisdicción”- no está registrado en los diccionarios entre sus referencias y acepciones del santo evangelio.

2. De “ceremonia de la confusión” califican piadosamente muchos el comportamiento relativo a la administración y rendición de cuentas de la Iglesia sobre todo en las relacionadas con la Hacienda Pública, en conformidad con la cruz, asignada en el apartado vía IRPF. Por lo visto, entre los años 2010 y 2015, estas rondaron los 1240 millones de euros. La insistencia en la CLARIDAD y en la TRASPARENCIA, y más en cuanto se relaciona con el dinero, es virtud sacrosanta, merecedora de actos de culto, tanto personal como colectivamente. La corrección -`purificación- en los medios y procedimientos, si fuera menester, forma parte de la conversión –“metanoia”- que ha de definir de por sí a los cristianos, a sus obras, organismos e instituciones

3. Por mucha y misericordiosa que sea la capacidad de los creyentes en el intento de interpretar lo que quieran decir sus “evangelizadores” en Cartas Pastorales , homilías y libros, el hecho de que a todo un Cardenal se le ocurra en un libro emplear el término “calentón” para dictaminar acerca de singularidades sexuales matrimoniales, no es de recibo. Tampoco lo es la expresión “dar por saco”, pronunciada adolescentemente por el celebrante en la homilía de una misa. NON DECET, y además, y sobre todo, sería dolorosamente vergonzoso concluir que con tal terminología, lo único, o lo principal que se intentara no fuera otra cosa que testimoniar que, por fin, ya somos modernos , y al menos, hablamos –“hablar (¿?)”- una parte importante de la juventud.

4. Fiados en las estadísticas y estas, nos gusten o no, siempre y cuando sean técnicamente correctas e interpretadas, en el año 2000 el porcentaje de bodas celebradas “POR LO CANÓNICO” en España fue del 75 por ciento En el año 2016 este porcentaje fue exactamente tan solo del 22,2 por ciento, inferior al registrado en la media europea. Es de transcendental importancia el estudio serio de un problema de tanta gravedad en la Iglesia, con la explicación correspondiente de unas causas posibles que se han concitado para la “descanonización” – desacralización- de este sacramento, de cuya indisolubilidad se duda tanto o más que de la hipoteca de la casa en la que reside la familia…

5. En el presente año 2017, distinguido con satisfacción por las celebraciones religiosas que justifique el “QUINTO CENTENARIO DE LA REFORMA LUTERANA. Hemos de contribuir en cristiano a la devolución de la fama que la historia eclesiástica católica y romana le ha arrebatado al ex fraile agustino. Lutero, “testigo del evangelio”, es ya, y por la gracia de Dios, invocación vaticana. “Buscar la unidad durante este año” e “iniciar por ambas partes caminos de penitencia, entendimiento, convertirse en embajadores de la reconciliación y pasar cuanto antes del conflicto al encuentro”, serán lemas que justifiquen actos litúrgicos y para- litúrgicos, declaraciones oficiales, homilías y encíclica, estudios, y toda clase de publicaciones, con el honesto y decidido propósito de leer, interpretar y vivir el evangelio de Jesús, al margen, o sobre, las glosas canónicas “oficiales”.

6. Resulta sorprendente, y deja estupefactos a los estudiosos de los temas religiosos, cuyo número y calidad es mayor cada día, que se sigan usando y presentando como SIGNOS Y SÍMBOLOS LITÚRGICOS ADOCTRINADORES DE LA FE, por ejemplo, los solideos, los báculos, las mitras, los tronos- cátedras, los palacios, los colorines, las dalmáticas, las casullas, cáligas e incensarios, títulos personales y colectivos y tantos ornamentos, léase adornos, sagrados. Además de ser todos ellos paganos, el dinero empleado en su compra y mantenimiento, se les roba a los pobres, sin posibilidad alguna decente de explicación verazmente religiosa.

7. ¿Cuándo se hará desaparecer del escudo oficial del Estado Vaticano la TIARA PONTIFICIA, ya en desuso, compuesta por la triple corona ducal, una de las cuales hace bizarra referencia al poder temporal de los papas sobre en mundo universo, otra al dominio absoluto sobre la Iglesia y la otra sobre la diócesis de la Ciudad Eterna de Roma? ¿Cuándo dejará el papa de ser, y ejercer, también de Jefe de Estado? ¿Cuándo y cómo serán borrados de su “escudo de armas”, las frases “unicuique suum “ (a cada uno lo suyo), y “non praevalebunt”, con referencias explícitas e inamovibles a su perennidad en esta vida y también en la otra?.
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