INTERPELACIONES SAGRADAS (4)
1. Desde ángulos impensables, tanto políticos como eclesiásticos, -populares y “populistas”-, de España, les llegan al papa FRANCISCO invitaciones para que lo antes posible programe alguna de sus VISITAS a nuestro país, pese a que en las más altas instancias curiales rumores y noticias recuerdan que acontecimiento tan deseado no entra, por ahora, en los cálculos pontificios. Y es que, pensándolo bien y con responsabilidad pastoral, ¿con qu clase de discursos habría de intentar “pastorear” el papa al pueblo de Dios en España, tal y como están hoy aquí las cosas, con índices tan precarios de auténtica religiosidad, que no sean los sociológicos y los “tradicionales” al uso, como los estricta y cabalmente ceremoniosos y rituales? ¿Resistirían los españoles, “católicos, apostólicos y, por supuesto, romanos” de toda la vida, y por Constitución, que alguien, por papa que sea, y además de nacencia argentina –imprudente y audaz-´, les adoctrinara de aquesta manera?
2. Para pocos dejó ya de ser ya un secreto, que la CORRUPCIÓN es en España, “privilegio” tan solo de algunos, instalada indebidamente por error, o por ignorancia, en puestos de responsabilidades tanto religiosas, como monárquicas, políticas y civiles, hasta permitiéndose el lujo inmoral de achacar y explicar tal corrupción a las razones aportadas por la debilidad humana, nada menos que en el Paraíso Terrenal, a consecuencia de la “dichosa” manzana que Eva le regalara a su esposoAdán… ¿Hasta qué punto, y de inteligible y reiterada manera, en los esquemas “oficiales” de la catequesis y de la proclamación de la palabra de Dios, hubo y hay lugar para “explicar” y justificar tales denuncias con ejemplaridad, hidalguía y santo evangelio? Además de ser adoctrinados habitualmente por los predicadores y redactores de las “Cartas Pastorales” de nuestros obispos y de los medios de comunicación de su propiedad a su alcance, ¿qué tiempo, qué adjetivos, qué argumentos y cuantos ejemplos de vida, fueron y son aportados en relación con las denuncias de tantas corrupciones ético- morales, de las que ya se hacen eco fiel y documentado las noticias diarias? Que no se le olvide a nadie que la “supercatólica” España registra su peor calificación histórica en percepción de la corrupción. Es el 41 de los 176 pases analizados por “Transparencia Internacional”, a nivel de Costa Rica y Georgia.
3. Con invocación a leyes y normas que regulan los índices de contaminación auditiva, algunas corporaciones municipales como la de Valencia, -de por sí tan sonora, retumbante y ruidosa-, han decidido, por unanimidad, SILENCIAR LAS CAMPANAS … Las protestas por una parte considerable de la población católica han elevado el grito hasta el cielo con toda clase de argumentos divinos y humanos, con condenas, descalificaciones y resonancias similares a las de los propios címbalos. Es hasta posible que se interfieran en la decisión municipal algunos rasgos ideológicos y políticos que hasta puedan, en otra ocasión, afectar a las “Fallas” patroneadas por san José… Mientras tantos, en algunas parroquias de otras ciudades acaban de ser bendecidas y “echadas al vuelo” otras campanas, para cuya instalación hubo que programar pingües presupuestos, con “colectas” extraordinarias. Aunque a los románticos, y a los católicos de toda la vida, les cueste algún sacrificio tener que reconocerlo, las campanas no hacen falta hoy para convocar a los fieles a los actos de culto. Los medios para ello son muchos, más eficaces y menos prepotentes y ostentosos. Reconocer esta realidad es de sentido común, y tanto o más cristiano que los mismos sones de los campanarios
4. En calidad de testigos, imputados o ”imputables”, no son ya infrecuentes las noticias de obispos, arzobispos, curas, religiosos y frailes, referentes a su presencia ante los correspondientes juzgados españoles. Aunque algunos crean que esta “nueva” condición o circunstancia clerical como noticia, sea un mal para la Iglesia, otros –los más- están convencidos, o a punto de convencerse, de que los privilegios, por privilegios, jamás formarán parte de la Iglesia. PODER HACER SU “SANTA” VOLUNTAD, solo por el hecho de pertenecer a cualquier colectivo, con inclusión de los políticos y de los eclesiásticos, no es democráticamente aceptable, por muchas firmas que exornen los textos de los Concordatos, Constituciones o pactos. Las “jurisdicciones especiales”, y más las eclesiásticas, no son hoy de recibo y además fomentan desconfianzas y sospechas, tal y como la historia, los hechos y las prácticas se encargan de comprobar y de difundir. Ser y comportarse, y recabar que todos nos comportemos como todos, es nota substantivamente religiosa, cívica y cristiana. AMÉN
2. Para pocos dejó ya de ser ya un secreto, que la CORRUPCIÓN es en España, “privilegio” tan solo de algunos, instalada indebidamente por error, o por ignorancia, en puestos de responsabilidades tanto religiosas, como monárquicas, políticas y civiles, hasta permitiéndose el lujo inmoral de achacar y explicar tal corrupción a las razones aportadas por la debilidad humana, nada menos que en el Paraíso Terrenal, a consecuencia de la “dichosa” manzana que Eva le regalara a su esposoAdán… ¿Hasta qué punto, y de inteligible y reiterada manera, en los esquemas “oficiales” de la catequesis y de la proclamación de la palabra de Dios, hubo y hay lugar para “explicar” y justificar tales denuncias con ejemplaridad, hidalguía y santo evangelio? Además de ser adoctrinados habitualmente por los predicadores y redactores de las “Cartas Pastorales” de nuestros obispos y de los medios de comunicación de su propiedad a su alcance, ¿qué tiempo, qué adjetivos, qué argumentos y cuantos ejemplos de vida, fueron y son aportados en relación con las denuncias de tantas corrupciones ético- morales, de las que ya se hacen eco fiel y documentado las noticias diarias? Que no se le olvide a nadie que la “supercatólica” España registra su peor calificación histórica en percepción de la corrupción. Es el 41 de los 176 pases analizados por “Transparencia Internacional”, a nivel de Costa Rica y Georgia.
3. Con invocación a leyes y normas que regulan los índices de contaminación auditiva, algunas corporaciones municipales como la de Valencia, -de por sí tan sonora, retumbante y ruidosa-, han decidido, por unanimidad, SILENCIAR LAS CAMPANAS … Las protestas por una parte considerable de la población católica han elevado el grito hasta el cielo con toda clase de argumentos divinos y humanos, con condenas, descalificaciones y resonancias similares a las de los propios címbalos. Es hasta posible que se interfieran en la decisión municipal algunos rasgos ideológicos y políticos que hasta puedan, en otra ocasión, afectar a las “Fallas” patroneadas por san José… Mientras tantos, en algunas parroquias de otras ciudades acaban de ser bendecidas y “echadas al vuelo” otras campanas, para cuya instalación hubo que programar pingües presupuestos, con “colectas” extraordinarias. Aunque a los románticos, y a los católicos de toda la vida, les cueste algún sacrificio tener que reconocerlo, las campanas no hacen falta hoy para convocar a los fieles a los actos de culto. Los medios para ello son muchos, más eficaces y menos prepotentes y ostentosos. Reconocer esta realidad es de sentido común, y tanto o más cristiano que los mismos sones de los campanarios
4. En calidad de testigos, imputados o ”imputables”, no son ya infrecuentes las noticias de obispos, arzobispos, curas, religiosos y frailes, referentes a su presencia ante los correspondientes juzgados españoles. Aunque algunos crean que esta “nueva” condición o circunstancia clerical como noticia, sea un mal para la Iglesia, otros –los más- están convencidos, o a punto de convencerse, de que los privilegios, por privilegios, jamás formarán parte de la Iglesia. PODER HACER SU “SANTA” VOLUNTAD, solo por el hecho de pertenecer a cualquier colectivo, con inclusión de los políticos y de los eclesiásticos, no es democráticamente aceptable, por muchas firmas que exornen los textos de los Concordatos, Constituciones o pactos. Las “jurisdicciones especiales”, y más las eclesiásticas, no son hoy de recibo y además fomentan desconfianzas y sospechas, tal y como la historia, los hechos y las prácticas se encargan de comprobar y de difundir. Ser y comportarse, y recabar que todos nos comportemos como todos, es nota substantivamente religiosa, cívica y cristiana. AMÉN