LOS MILAGROS DE “EL ABUELO”

Los Caminos de Santiago, en la riqueza de sus versiones nacionales y extranjeras, son fuentes preciadas de atractivos y justificaciones turístico- religiosas, haciéndose piadosamente presentes multitud de leyendas. En el llamado “Camino Real Francés”, declarado “Patrimonio de la Humanidad”, en el tramo de la Comunidad Autónoma de La Rioja, el peregrino se emociona, sorprende y edifica con el capítulo de “Los milagros de “El Abuelo”

Una gallina asada, un Corregidor comilón y descreído, el joven peregrino francés, de 18 años de edad conocido como Hugonell, una moza celosa del mesón en el que él se hospedara y el manifiesto con carácter publicitario de “Santo Domingo de la Calzada/ donde cantó la gallina después de asada”, le confirieron a la población fama internacional en Europa, hasta hacer de ella uno de los hitos más relevantes del Camino por antonomasia.

El puente sobre el Oja, el Hospital para `peregrinos y la primitiva iglesia, fueron obras del santo arquitecto Domingo, que murió en 1109 y en torno a cuyo sepulcro surgió el “burgo de Santo Domingo”, es decir, esta ciudad conocida con el tiempo también como la “Compostela de La Rioja”.

Tal y como narran las crónicas, el milagro realizado por el santo -“El Abuelo”- fue este: hospedados padre, madre e hijo en un mesón, acusado el joven de robar una copa de plata que, despechada, la misma hija del hospedero ocultó en su mochila, Hugonell fue mandado ahorcar. Sus padres siguieron su marcha hacia Santiago y allí suplicaron al Apóstol que lo devolviera a la vida. A la vuelta al lugar en que había sido ahorcado, pidieron al Corregidor que le permitiera cortarle la cuerda de la que todavía pendía su cuerpo. El Corregidor se mofó de ellos, asegurándoles que era más fácil que la gallina que comía en esos instantes volara, que no que su hijo volviera a la vida… En ese momento echó a volar la gallina, lo que motivó que el joven fuera descolgado, `proclamando que durante todo el tiempo en que había estado en tal posición había sido ayudado y mantenido por el Apóstol Santiago.

En un lucillo de la catedral se conservan siempre vivos un gallo y una gallina blancos, cuyo canto rememora el recuerdo de tan sorprendente milagro. En ocasiones, los peregrinos se llevaban algunas plumas como sagradas reliquias.

Además de visitar el sepulcro, la cripta y el mausoleo del santo, retablo mayor de la catedral del Salvador, obra de Damián Forment, y de admirar su torre exenta, conocida como “La moza de La Rioja”, asentada sobre astas de toros vizcaínos hay que visitar el antiguo hospital, parte del recinto amurallado, el convento de San Francisco, el ayuntamiento y el palacio del obispo Juan del Pino. A Santo Domingo le está dedicada una capilla en la cabeza del puente, que fue una de las obras predilectas del santo, quien lo construyó en 1044.

Pasado el puente sobre el río Oja, y a unos tres kilómetros, se encuentra la Cruz de los Valientes que rememora el hecho de que, para dirimir un pleito que tenían los pueblos de Santo Domingo y de Grañón, un representante de uno y otro lugares lucharon entre sí, en uno de los “Juicios de Dios” tan frecuentes en la Edad Media, y en los que era creencia que Dios habría de proteger siempre al que tuviera razón. Martín García, representante de Grañón, fue el que ganó. En sufragio del alma de su fenecido contrincante, y hasta tiempos recientes, el pueblo le rezó un padrenuestro en la misa del domingo

El Camino se identifica con la Calle Mayor de Grañón, cuya iglesia guarda un hermoso retablo, obra de Damián Forment. La patrona de la villa es Nuestra Señora del Carrasquedo, con su correspondiente leyenda ecológica. Tuvo en tiempos pasados un hospital de peregrinos y dos monasterios. La ermita de los judíos es hoy un crucero del siglo XVI
Volver arriba