NUNCIOS Y OBISPOS
Ni la teología, ni la pastoral, ni la catequesis, ni apenas si el Código de Derecho Canónico consiguieron despejarles a los fieles cristianos los caminos para desvelarles algunas de las principales funciones religiosas con las que se identifican los Nuncios de S.S. en las respectivas Iglesias – Conferencias Episcopales, como, por poner un ejemplo, en el caso de España.
. ¿Pero son ellos, los Nuncios, los representantes del papa, cabeza de la institución eclesiástica, o lo son del jefe de un mínimo y “extraterrestre” Estado, conocido como Pontificio, o Vaticano, del que se tienen noticias políticas o religiosas no siempre ciertamente ejemplares? ¿Son ellos- los Nuncios- quienes, a la hora de la verdad nombran a los obispos del país en el que residen?¿Por qué rara coincidencia son, o han sido, casi siempre italianos y se presentan y actúan como adalides de un conservadurismo a ultranza, que apenas si lograron reciclar la idea y comportamiento de “tradicional” de la Iglesia, en consonancia con las demandas de los tiempos nuevo, aún comandando ya la nave de su Iglesia el papa Francisco? ¿Quiénes asesoran a los Nuncios, e intervienen de verdad, al decidir los nombramientos episcopales?
.Como hoy, gracias sean dadas a Dios y a los medios de comunicación, todo se sabe, o se sabrá,¿qué pasará - qué pasa ya- cuando hasta pormenorizadamente se tengan y se publiquen exactas referencias , con “pelos y señales”, de cómo y porqué fueron promocionados determinados sacerdotes para el episcopado, en demarcaciones diocesanas concretas, para relevar a otros, o para acelerar o retener su presencia algún tiempo más, hasta que los políticos y sus manejos y manipulaciones, y jerarquías, con concordato o sin él, despejaran los caminos?
.¿A qué responde, y cuanta será la pervivencia de los privilegios de los Nuncios, decanos por definición de los cuerpos diplomáticos nacionales, con atuendos litúrgicos y colores que destacan aún sobre los exóticos y misteriosos de países de las más alejadas y mágicas culturas? En qué quedamos:¿son y ejercen fundamentalmente como políticos-políticos los Nuncios, o son y ejercen como religiosos, siendo su guía el evangelio o la diplomacia? ¿Es su labor ministerial, salvadora y cristiana, o es y está al servicio de los bienes, incentivos y propósitos “temporales”, aunque arropados con bellos y ricos ornamentos, títulos y “cortes” con signos decrépitamente “imperiales”?
. Con el esfuerzo de la misteriosa, aunque siempre devota comprobación de la orientación de las respuestas a estas y a tantas otras preguntas suelen tener, a no pocos cristianos “católicos, apostólicos y romanos”, les llegó ya la hora de interpelar al Nuncio de S.S. acerca de palabras adoctrinadoras del santo evangelio, así como de comportamientos de ciertos obispos, que casi sistemáticamente escandalizan en la Iglesia española, imposibilitando su reforma “franciscana”, y sobre los que los “monitums”, las advertencias y aún las prohibiciones jerárquicas, podrían, y deberían haber anidado sobre ellos, mandándolos callar, o acelerando su retiro monástico sempiterno.
.”Talibanear” es un verbo que, con matices, también se conjuga de alguna manera desde cátedras “sagradas”, que precisamente son las que les confieren autoridad a los obispos en sus respectivas “catedrales” , no extrañando que en ocasiones las mismas autoridades civiles, democráticamente elegidas, manifiesten sus quejas por haber invadido sus competencias y áreas de actuación y de pensamiento en beneficio de lo que estiman como “bien común” y “servicio al pueblo”, cuya voz se expresa en las urnas.
. Al Nuncio no le será difícil descubrir las voces discordantes que sin rubor, y en plenitud de facultades físicas y mentales, pronuncian y adoctrinan ciertos obispos. Basta y sobra con que escuchen y atiendan las quejas de los propios sacerdotes y laicos, quienes por cierto no intervinieron para nada en su “elección”, pero que podrían hacerlo ahora en su “segregación”. Las noticias y los comentarios de los profesionales de la comunicación, tachados con frecuencia y, sin más, de libertinos y de anticlericales, ayudarían inefablemente en la sacrosanta tarea de estar al corriente de cuanto pasa, dicen y se dice en sus respectivas demarcaciones diocesanas y archidiocesanas.
. ¿Pero son ellos, los Nuncios, los representantes del papa, cabeza de la institución eclesiástica, o lo son del jefe de un mínimo y “extraterrestre” Estado, conocido como Pontificio, o Vaticano, del que se tienen noticias políticas o religiosas no siempre ciertamente ejemplares? ¿Son ellos- los Nuncios- quienes, a la hora de la verdad nombran a los obispos del país en el que residen?¿Por qué rara coincidencia son, o han sido, casi siempre italianos y se presentan y actúan como adalides de un conservadurismo a ultranza, que apenas si lograron reciclar la idea y comportamiento de “tradicional” de la Iglesia, en consonancia con las demandas de los tiempos nuevo, aún comandando ya la nave de su Iglesia el papa Francisco? ¿Quiénes asesoran a los Nuncios, e intervienen de verdad, al decidir los nombramientos episcopales?
.Como hoy, gracias sean dadas a Dios y a los medios de comunicación, todo se sabe, o se sabrá,¿qué pasará - qué pasa ya- cuando hasta pormenorizadamente se tengan y se publiquen exactas referencias , con “pelos y señales”, de cómo y porqué fueron promocionados determinados sacerdotes para el episcopado, en demarcaciones diocesanas concretas, para relevar a otros, o para acelerar o retener su presencia algún tiempo más, hasta que los políticos y sus manejos y manipulaciones, y jerarquías, con concordato o sin él, despejaran los caminos?
.¿A qué responde, y cuanta será la pervivencia de los privilegios de los Nuncios, decanos por definición de los cuerpos diplomáticos nacionales, con atuendos litúrgicos y colores que destacan aún sobre los exóticos y misteriosos de países de las más alejadas y mágicas culturas? En qué quedamos:¿son y ejercen fundamentalmente como políticos-políticos los Nuncios, o son y ejercen como religiosos, siendo su guía el evangelio o la diplomacia? ¿Es su labor ministerial, salvadora y cristiana, o es y está al servicio de los bienes, incentivos y propósitos “temporales”, aunque arropados con bellos y ricos ornamentos, títulos y “cortes” con signos decrépitamente “imperiales”?
. Con el esfuerzo de la misteriosa, aunque siempre devota comprobación de la orientación de las respuestas a estas y a tantas otras preguntas suelen tener, a no pocos cristianos “católicos, apostólicos y romanos”, les llegó ya la hora de interpelar al Nuncio de S.S. acerca de palabras adoctrinadoras del santo evangelio, así como de comportamientos de ciertos obispos, que casi sistemáticamente escandalizan en la Iglesia española, imposibilitando su reforma “franciscana”, y sobre los que los “monitums”, las advertencias y aún las prohibiciones jerárquicas, podrían, y deberían haber anidado sobre ellos, mandándolos callar, o acelerando su retiro monástico sempiterno.
.”Talibanear” es un verbo que, con matices, también se conjuga de alguna manera desde cátedras “sagradas”, que precisamente son las que les confieren autoridad a los obispos en sus respectivas “catedrales” , no extrañando que en ocasiones las mismas autoridades civiles, democráticamente elegidas, manifiesten sus quejas por haber invadido sus competencias y áreas de actuación y de pensamiento en beneficio de lo que estiman como “bien común” y “servicio al pueblo”, cuya voz se expresa en las urnas.
. Al Nuncio no le será difícil descubrir las voces discordantes que sin rubor, y en plenitud de facultades físicas y mentales, pronuncian y adoctrinan ciertos obispos. Basta y sobra con que escuchen y atiendan las quejas de los propios sacerdotes y laicos, quienes por cierto no intervinieron para nada en su “elección”, pero que podrían hacerlo ahora en su “segregación”. Las noticias y los comentarios de los profesionales de la comunicación, tachados con frecuencia y, sin más, de libertinos y de anticlericales, ayudarían inefablemente en la sacrosanta tarea de estar al corriente de cuanto pasa, dicen y se dice en sus respectivas demarcaciones diocesanas y archidiocesanas.