PUNTOS SUSPENSIVOS (2)

. Al “carrerismo” –“profesión u oficio”-, y a los “carreristas” eclesiásticos, no desaprovecha ocasión el Papa Francisco para vapulearlos, con misericordia, pero con dureza y evangelio… La Iglesia no es una “carrera en la que quién más corre, asciende y es remunerado con emolumentos, con indulgencias y con “dignidades”, considerado y venerado como prototipo y ejemplo de vida jerárquica santa, tal y como acontece sobre todo en los escalafones episcopales y en tantos otros funcionarios de la institución.

. En el impensable caso hipotético de que algunos –jerarquías y laicos- hubieran llegado a la conclusión de que la actual y acentuada negativa al sacerdocio de la mujer en el catolicismo fuera doctrina o dogma de fe irrenunciable dentro de su organigrama, declarando “herejes” a quienes pensaran de manera distinta, habría que replicarles que “dogmas” como estos no tienen cabida hoy en la Iglesia, por lo que, prescindir de los mismos, sería higiénicamente sano y santo. La Iglesia no se opondrá a las exigencias legítimas de los nuevos tiempos y más cuando estos, como acontece en el caso de la mujer, esta es, y se considera, discriminada, y más “en el nombre de Dios”.

. De san Isidro Labrador, patrono celestial de Madrid y de tantas actividades agrícola- ganaderas, al igual que de otros tantos santos, la leyenda áurea, luce sus galas de gloriosa ejemplaridad ante fieles y devotos, rebasando toda clase de limitaciones empíreas, y portentos, prodigios y milagros aparecen en sus hagiografías como normas y pautas de comportamientos canonizadores… Del patrono de la capital de España se asegura que su cuerpo, momificado, se conserva en un arcón con siete cerrojos, de cuyas llaves son poseedores el Arzobispado de Madrid, la Casa Real, el Ayuntamiento, el párroco de la colegiata donde se encuentra y el presidente de la Hermandad-Congregación. Se asegura también que en alguna ocasión estas fuerzas cívico- religiosas prestaron su consentimiento a que el cuerpo del santo yaciera en la misma cama de algún rey de España para así ejercer con eficacia mayor cu capacidad taumatúrgica.

. Una vez más se hicieron noticias las audaces palabras del Papa Francisco clamando por que “el clero prescinda de cuantas riquezas materiales posee la Iglesia, con excepción de las que puedan servir para la experiencia de la fe y de caridad a favor del pueblo de Dios”. Este pensamiento del Papa responde con claridad y fidelidad evangélica a sus teológicos, ético-morales y pastorales deseos y principios. Es de suponer que simultáneamente presentirá con ponderación, clarividencia y perdonadora aquiescencia, que sus palabras los “profesores oficiales” en Biblia, eclesiología y diplomacia, se encargarán de interpretar de tal modo de tal modo, que todo o casi todo, siga de idéntica manera en la Iglesia, sin sobresaltos, sin cismas, y con la confianza de que las riquezas son también “obra de Dios” , expresión de la generosidad divina y oportunidad más o menos remota para que el mandamiento de la “caridad” sea factible cumplirlo en su nombre.

. De Dios, del pecado, del cielo, del infierno y de otras “mentiras piadosas”, es justo aseverar cuanto antes que precisan una y muchas reflexiones teológicas, serias , documentadas, razonadas, meditadas y premeditadas . No es sensato ni religioso, hablar, predicar y evangelizar acerca de verdades tan fundamentales, con la ligereza, fantasía y levedad con que todavía se hace, aún desde libros, catecismos o epítomes autorizados con el “Nihil ObstaT” sagrado.

. Temas ético- morales, especialmente los relacionados con la sexualidad, tratados por parte de los evangelizadores episcopales y allegados , más que objetos de adoctrinamiento, de normas tradicionales y al uso , lo que de verdad reclaman es el criterio de técnicos, expertos y estudiosos en ciencias antropológicas, con posibilidades de aplicar tratamientos humanos, psicológicos y pastorales. Hay que renovarse. No es posible seguir mirando hacia atrás, ni hacia el futuro, pero con los ojos y criterios del pasado. La modernidad es irreversible.

. La denuncia -¡otra más¡- del Papa Francisco es clara, oportuna, inteligible y adoctrinadora: “Son muchos los que dentro de la misma Iglesia, y por encima de todo, buscan el poder, el dinero y la vanidad”. Apostilla tal convencimiento, llamándoles trepadores – “!trepas” o arribistas”--, términos que coloquialmente - y el Papa sabe castellano-, quiere decir con exactitud “ elevarse en la escala social ambiciosamente y sin escrúpulos”

. “El Estado debe ser laico. Los Estados confesionales terminaron siempre mal. Estos van contra la historia. Si bien una ley sana y sólida habrá de garantizar la libertad religiosa”. ¿Cómo serán interpretadas estas palabras del Papa Francisco? ¿Hay quién dé más? El manifestaciones como estas, los puntos suspensivos se epigrafían en matemáticas rigurosas con la figura de un ocho -8- tendido.
Volver arriba