Drones y sanidad en África
He estado escuchando una conferencia en TED talks sobre una empresa, Zipline, que ha montado un sistema, en las afueras de Kigali, para proveer de medicinas a muchos hospitales africanos con una tecnología muy avanzada y hasta hace poco inimaginable en estos países. El sistema utiliza drones de una manera única en el mundo y está auspiciada por el presidente de Ruanda y su ministro de Sanidad.
Empezaron por la sangre pues el país necesita 80.000 unidades al año de diferentes tipos que tienen que tener a mano los centros médicos pues, la urgencia del momento, no puede esperar. Los hospitales mandan un whatsapp con lo que necesitan a la central que tienen a no mas de 100 km que es el radio de influencia. En su momento empezaron con sangre pero el servicio se ha ampliado a más fármacos. ¿Cómo funciona? Una vez recibido el mensaje los empleados lo colocan en un Zip que es como se llaman estos drones que se acelera de cero a 100 km/h en pocos minutos. Cuando llega al hospital despliega un paracaídas de papel en el que va enganchada la medicina y se vuelve al inicio. Nunca se pierden puesto que están monitorizados desde la base y se anuncia la llegada del paquete para que estén atentos y salgan a recibirlo.
El servicio permite un gran ahorro de costes ya que los hospitales no deben mantener un stock de medicinas que, como la sangre, caducan tras un periodo de tiempo corto. De hecho, en los últimos nueve meses no ha caducado ninguna bolsa en cualquiera de los hospitales que están utilizando este servicio.Pero si importante es la no caducidad y la llegada de los fármacos mucho más es la vida de los pacientes. El caso de los partos que se complican es un ejemplo palpable de que la vida de la madre que sangra está en peligro y se necesitan para salvarla muchas bolsas de sangre. El reportaje ofrece la vida de una mujer a la que hubo que hacerle, transfusión tras transfusión, y salieron con vida tanto ella como su bebé.
El sistema que no es costoso nos lo ofrece África. Hace algunos días el ministro de Sanidad de Tanzania anunció que iba utilizar la misma tecnología para atender con un amplio campo de productos médicos a 10 millones de personas, las que viven en las zonas más remotas del país y cuentan con hospitales rurales.
La tecnología se puede abrir a otros campos como la agricultura o el comercio por Internet y lo más importante resulta que todo el personal es local tanto sus ingenieros como sus operadores. Han conseguido dominar una tecnología complicada que muchas empresas grandes de occidente no tienen todavía.
Muchos lectores pensarán que detrás de estos logros hay una sociedad sin ánimo de lucro pero es todo lo contrario pues la compañía firma contratos con los gobiernos y gana dinero para poder reinvertir, dar trabajo a más personas y seguir siendo lucrativa. Tenemos que pensar que las ayudas altruistas a los 250 millones de africanos jóvenes no bastarán para darles empleo. Se tienen que generar más empresas tecnológicas con capital privado.Los chiquillos, tras las vallas, que ven aterrizar los drones con las medicinas se muestran interesados y ya generan proyectos más allá de un campo de fútbol o la emigración.
Empezaron por la sangre pues el país necesita 80.000 unidades al año de diferentes tipos que tienen que tener a mano los centros médicos pues, la urgencia del momento, no puede esperar. Los hospitales mandan un whatsapp con lo que necesitan a la central que tienen a no mas de 100 km que es el radio de influencia. En su momento empezaron con sangre pero el servicio se ha ampliado a más fármacos. ¿Cómo funciona? Una vez recibido el mensaje los empleados lo colocan en un Zip que es como se llaman estos drones que se acelera de cero a 100 km/h en pocos minutos. Cuando llega al hospital despliega un paracaídas de papel en el que va enganchada la medicina y se vuelve al inicio. Nunca se pierden puesto que están monitorizados desde la base y se anuncia la llegada del paquete para que estén atentos y salgan a recibirlo.
El servicio permite un gran ahorro de costes ya que los hospitales no deben mantener un stock de medicinas que, como la sangre, caducan tras un periodo de tiempo corto. De hecho, en los últimos nueve meses no ha caducado ninguna bolsa en cualquiera de los hospitales que están utilizando este servicio.Pero si importante es la no caducidad y la llegada de los fármacos mucho más es la vida de los pacientes. El caso de los partos que se complican es un ejemplo palpable de que la vida de la madre que sangra está en peligro y se necesitan para salvarla muchas bolsas de sangre. El reportaje ofrece la vida de una mujer a la que hubo que hacerle, transfusión tras transfusión, y salieron con vida tanto ella como su bebé.
El sistema que no es costoso nos lo ofrece África. Hace algunos días el ministro de Sanidad de Tanzania anunció que iba utilizar la misma tecnología para atender con un amplio campo de productos médicos a 10 millones de personas, las que viven en las zonas más remotas del país y cuentan con hospitales rurales.
La tecnología se puede abrir a otros campos como la agricultura o el comercio por Internet y lo más importante resulta que todo el personal es local tanto sus ingenieros como sus operadores. Han conseguido dominar una tecnología complicada que muchas empresas grandes de occidente no tienen todavía.
Muchos lectores pensarán que detrás de estos logros hay una sociedad sin ánimo de lucro pero es todo lo contrario pues la compañía firma contratos con los gobiernos y gana dinero para poder reinvertir, dar trabajo a más personas y seguir siendo lucrativa. Tenemos que pensar que las ayudas altruistas a los 250 millones de africanos jóvenes no bastarán para darles empleo. Se tienen que generar más empresas tecnológicas con capital privado.Los chiquillos, tras las vallas, que ven aterrizar los drones con las medicinas se muestran interesados y ya generan proyectos más allá de un campo de fútbol o la emigración.