"Mamarrachadas kasperianas"
Siempre digo que leo a Juan Manuel de Prada porque me parece un escritor fino y culto del que aprendo muchas cosas que desconocía previamente. Además compartimos ideas religiosas, aunque desde posiciones distintas, lo que siempre es enriquecedor porque aumenta el pluralismo eclesial y da que pensar.
Tengo la impresión de que no le ha gustado el nombramiento del papa Francisco porque ha abierto un camino en la Iglesia muy novedoso y rompedor con muchas tradiciones del pasado. Su último artículo en el periódico ABC se títula Un lío sinodal porque piensa que lo que se ha tratado en Roma nos trae un lío a los católicos. Parece que la frase que más le ha preocupado es la que hace alusión a las personas homosexuales según la cual “tienen dones y cualidades que ofrecer a la comunidad cristiana”. Pues dado, nos dice, que todas las criaturas de Dios por el hecho de serlo los tienen, la alusión específica a este colectivo se tiene que deber a turbios intereses, es un afán majadero, para “halagar servilmente a la mentalidad de la época o por ofrendar incienso al César”, entre otros. Tengo que pensar que detrás de ese César no está el presidente Obama, sino el papa Francisco.
¡Qué joven es Juan Manuel¡ Probablemente no ha escuchado los calificativos que para estas personas ha dedicado la sociedad española de mi infancia y juventud. La frase “maricón de mierda” era la más benévola y muchas otras venían acompañadas de violencia física. El hecho de acostarse con personas del mismo sexo era el mayor pecado imaginable y descalificaba a sus autores para la menor bondad. Pero incluso hoy, en muchos países de nuestro mundo, son condenados a muerte.
Creo que poner de relieve que pueden tener cualidades es una justa compensación a todas las diatribas que han recibido y que reciben ¿No hay colectivos más pecadores en nuestra sociedad? Conozco a parejas homosexuales que llevan muchos años juntos y son un ejemplo de entrega y fidelidad.
Claramente no pienso lo mismo que el autor y los dos estamos en nuestro perfecto derecho de disentir y publicar nuestras ideas. Pero me parece que sobraba hablar de “mamarrachadas kasperianas” en clara alusión al cardenal Kasper, y de “liantes con solideo”. Al que piensa distinto no hay que descalificarle sino tratar de convencerle y el desprecio y los insultos predisponen en contra.
Tengo la impresión de que no le ha gustado el nombramiento del papa Francisco porque ha abierto un camino en la Iglesia muy novedoso y rompedor con muchas tradiciones del pasado. Su último artículo en el periódico ABC se títula Un lío sinodal porque piensa que lo que se ha tratado en Roma nos trae un lío a los católicos. Parece que la frase que más le ha preocupado es la que hace alusión a las personas homosexuales según la cual “tienen dones y cualidades que ofrecer a la comunidad cristiana”. Pues dado, nos dice, que todas las criaturas de Dios por el hecho de serlo los tienen, la alusión específica a este colectivo se tiene que deber a turbios intereses, es un afán majadero, para “halagar servilmente a la mentalidad de la época o por ofrendar incienso al César”, entre otros. Tengo que pensar que detrás de ese César no está el presidente Obama, sino el papa Francisco.
¡Qué joven es Juan Manuel¡ Probablemente no ha escuchado los calificativos que para estas personas ha dedicado la sociedad española de mi infancia y juventud. La frase “maricón de mierda” era la más benévola y muchas otras venían acompañadas de violencia física. El hecho de acostarse con personas del mismo sexo era el mayor pecado imaginable y descalificaba a sus autores para la menor bondad. Pero incluso hoy, en muchos países de nuestro mundo, son condenados a muerte.
Creo que poner de relieve que pueden tener cualidades es una justa compensación a todas las diatribas que han recibido y que reciben ¿No hay colectivos más pecadores en nuestra sociedad? Conozco a parejas homosexuales que llevan muchos años juntos y son un ejemplo de entrega y fidelidad.
Claramente no pienso lo mismo que el autor y los dos estamos en nuestro perfecto derecho de disentir y publicar nuestras ideas. Pero me parece que sobraba hablar de “mamarrachadas kasperianas” en clara alusión al cardenal Kasper, y de “liantes con solideo”. Al que piensa distinto no hay que descalificarle sino tratar de convencerle y el desprecio y los insultos predisponen en contra.