Pretérito perfecto
Acabo de terminar el último libro de Mercedes Navarro, gran teóloga y psicóloga que, desde la atalaya de la madurez reflexiona sobre su vida, con un título muy atractivo, Pretérito perfecto. He creído ver en estas líneas la secuencia de otra obra que escribió hace 25 años llamada Siete palabras, unos vocablos que ofrecía a los lectores en gerundio: sintiendo, narrando, alentando, ordenando, queriendo, liberando, y disfrutando. Eran unos términos que sugerían la labor activa, propia de una mujer joven. Ahora conjuga otro tiempo verbal en pasado, pero aparecen los mismos afanes de su espíritu narrador. Si antaño utilizó un gerundio activo, hoy conjuga un tiempo en pasado lo que corresponde con una persona mayor que ve los caminos por los que su vida se ha ido deslizando. El libro tiene siete capítulos, como antes tuviera siete palabras, que nos ofrecen los verbos: sufrir, soñar, amar, gozar, pensar, creer y evolucionar. Contempla su vida pasada con una mirada desde el presente, con unos ojos que nos abren a sus lectores a una perspectiva de su existencia
No cae la autora en la creencia de que cualquier tiempo pasado fue mejor ya que mantiene esperanzas, aunque es consciente de que las metas que tuvieron sus sueños se quedaron cortas ¡Era inconsciente cuando pensaba que podía existir un mundo sin guerras, una vida religiosa evolucionada…! ¿No pensaba en los obstáculos? Era el momento de las grandes ilusiones ya que la juventud no piensa en fronteras, Mercedes cuando analiza sus metas logradas y sus sufrimientos es capaz de compararse con mujeres menos favorecidas de forma que se siente afortunada
Nos presenta los amores de su vida que van desfilando ante nuestros ojos: sus padres, las religiosas de su congregación, sus amigos, especialmente ellas, con sus experiencias fallidas y sus complejidades y al final declara que ha amado y se ha sentido amada. Cerca del amor está el gozo, el que proviene de los sentidos, el que llega del mundo audiovisual, de la música, el del silencio, de la belleza, de la naturaleza y nuestra autora asegura que ha disfrutado mucho en la vida
Mercedes es una mujer intelectual por lo que su vida va muy ligada al pensamiento que viene unido a la lectura, escritura y a sus conocimientos bíblicos y psicológicos. En este libro nos alerta de la evolución de sus ideas y de su intención de seguir escribiendo a pesar de la incapacidad que siente para divulgar lo que le hace preguntarse ¿para qué y para quién escribe? Reconoce que su intelectualidad está fundamentada en la fe religiosa y en la confianza que esa creencia le provoca. Creyó y cree firmemente en ideales magníficos como la libertad, la igualdad y la justicia para todos los seres humanos
Al final del libro analiza los cambios de su existencia, unos positivos y otros negativos. Los más profundos, importantes y complejos, se han desarrollado en el ámbito religioso y espiritual que han afectado a su idea de Dios y a la figura de Jesús. Contempla lo cumplido de su existencia y lo incierto que le abre el futuro, pero siempre agradecida de vivir, aunque sea con interrogantes
El libro me dejó pensando en mi vida, un pensamiento que, imagino, pueden desarrollar todos sus lectores ya que Mercedes nos presenta un cuadro de la existencia por la que pasamos todos. Conjuga unos verbos que nos configuran a los seres humanos de tal forma que su relato biográfico se convierte en una novela sobre la vida, tanto la de los jóvenes como la de los mayores y a los lectores nos presenta la oportunidad de contemplarnos como en un espejo y analizar la forma en la que hemos conjugado nuestros verbos, pasados y presentes