Razones para el freno de la inmigración

Tras las enormes cifras de personas que cruzaron el Mediterráneo, jugándose la vida, este año su número se ha visto muy reducido. Algunos piensan que el motivo se encuentra en el acuerdo al que llegaron Turquía y la Unión Europea que desvanecía la ilusión de los inmigrantes en entrar en nuestros países pero hay otras razones.

Italia ha suministrado medios a los guardas de las costas de Libia para que paren a las mafias que trafican con los seres humanos. También la Unión Europea, a través de su representante en Trípoli, ha facilitado millones de dólares y ha creado nuevos trabajos. Pero las malas lenguas también afirmanque han dado dinero, unos y otros, a estas mafias y a sus capos para que acaben con su negocio con algo más rentable y menos peligroso, incluso creando para ellos puestos de trabajo.

Las autoridades italianas niegan haber cometido estos hechos aunque el pueblo italiano no los vería con malos ojos pues la llegada de tantos inmigrantes ha producido una crisis política de enormes proporciones. La UNESCO concedió a la alcaldesa de Lampedusa un premio por haber ayudado estas personas pero ella perdió las siguientes elecciones, incluso fue la tercera de cuatro candidatos lo que demuestra el escaso atractivo de su política para los ciudadanos de su pueblo.

Otra razón económica ha supuesto el cambio del contrabando de inmigrantes por el de petróleo. La ciudad de Fezzan se encuentra en una ruta de la inmigración por el desierto que linda con Argelia, Chad y Niger. Está en una de las zonas más pobres de Libia que tiene pozos de petróleo cuya riqueza no aprovecha a los habitantes del lugar con lo que roban litros para revenderlos en Europa o Turquía. De aquí que el puerto de Zuwara, hace poco tiempo lleno de migrantes, se ha convertido en el paraíso del contrabando.

¿Pero dónde están las personas atascadas en Libia?
Algunos se encuentran en campos dirigidos por las milicias del norte o están prisioneros en espera de su rescate. Los menos se quedan en el sur del país trabajando en empleos mal remunerados y los más atrevidos tratan de llegar a España vía Marruecos. A Europa no le preocupan los problemas de esta gente pues no afectan a sus ciudadanos, aunque hay que reconocer la incapacidad de nuestras ciudades para absorber las masas de gente que sueñan con el Dorado europeo.
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