Las Water Girls

No sabía el colectivo al que hacía mención ese título hasta que una de mis nietas adolescentes me informó. Había recibido recientemente la carta de una amiga cuyos padres, por razón de trabajo, se habían trasladado a vivir a Florida donde esta niña estaba escolarizada. Una de las noticias luminosas que contaba en su escrito era la satisfacción que sentía por haber sido escogida como water girl. Por lo visto la elección recaía en los componentes del equipo masculino de baseball, que escogían a las chicas que consideraban como más guapas, simpáticas y guays.

Mi sorpresa llegó cuando pregunté por su cometido que consistía en acompañar al equipo en sus desplazamientos y proveer sus necesidades (agua - de aquí su título-, toallas, tiritas…). Me pareció una labor falta del menor interés pero mi nieta argumentó a su favor que se les abría la posibilidad de visitar otras ciudades de USA. No era consciente que ese turismo se ceñiría a los diferentes estadios en los que jugaran los partidos.

¿No te parece una institución machista? Pregunté en un alto de la conversación y tras un minuto de reflexión me sacó el tema de las cheer leaders, ese conjunto de chicas que salen en los descansos de los partidos para entretener al público. No conozco bien el tema pero la mayoría son atletas que dedican muchas horas al entrenamiento y se ganan la vida de ese modo. No me parece que es el mismo caso.

¡Ya están las feministas dando la vara! pensarán muchos lectores de esta entrada ¿qué más da lo que hagan las water girls si están satisfechas de su labor? Pero raro es el día que no hay manifestaciones en distintas ciudades españolas contra la violencia de género y yo pienso que hay que lamentarse pero también buscar las raíces del problema. Una de éstas puede ser que los varones están acostumbrados a que las mujeres provean todas sus necesidades, que sean sus water girls.

Y este hecho me da lugar a hablar de la ética del cuidado que todos los colectivos, incluyendo la Iglesia Católica, dejó en manos femeninas, convirtiéndose nuestro sexo, como decían los Beatles, en las esclavas del mundo En el cristianismo, que parecía iba a tener un sesgo contracultural, los apóstoles pronto se quejaron de no tener tiempo para atender a las mesas y nombraron a siete varones para que lo hicieran pero parece que también se cansaron de una labor tan poco brillante.

La base del cristianismo está en el servicio pues Jesús encarnado aparece en todos los rostros con los que convivimos. Las mujeres nos hemos abierto a otros trabajos y quedan huecos libres lo que nos obliga a pedir ayuda. Pero tenemos que ser conscientes de que se han producido muchos abusos y hay que estudiar caso por caso ¿No serán las water girls una costumbre que ha quedado obsoleta? A mi nieta no la convencí, espero hacerlo con alguno de mis lectores.
Volver arriba