Los chivos expiatorios
Aunque las relaciones del presidente Putin con Israel han sido buenas ya que en los últimos años se ha producido un florecimiento de sus ritos, de la educación y de la cultura, los judíos saben que tienen un techo de cristal y que los prejuicios contra ellos han dejado cicatrices por todas partes. No han perdido la memoria de los grandes pogroms que se llevaron a cabo en Rusia bajo los zares y la política antisemita durante la era soviética. Como grupo se pueden convertir, con mucha facilidad, en un chivo expiatorio si las cosas van mal
En política internacional estaban cómodos junto a los aviones rusos bombardeando las fronteras sirias pues atacaban a enemigos comunes pero la guerra de Ucrania ha cambiado la amistad. Los presidentes anteriores, Naftali Benett y Benjamin Netanyahu habían tratado de no pronunciarse sobre la campaña militar, pero en el último mes de abril, el entonces ministro de asuntos exteriores, Yair Lapid, ante los excesos de los rusos en los alrededores de Kiev, se mostró categórico, condenó la incursión e incluso llegó a comentar la existencia de crímenes de guerra
Inmediatamente a su pronunciamiento una orden judicial ordenó que se cerrara una agencia israelita que tenía sedes en muchas ciudades rusas y aunque no formaba parte oficial del gobierno israelita, actuaba como si lo fuera, con la misión de proteger a los judíos que vivían en Rusia facilitando la emigración y otros asuntos. Los rusos alegaron que no era nada político simplemente que no cumplían ciertos requisitos. Coincidió también con el hecho de que una batería anti aviones rusa hizo fuego contra un avión israelita y les ordenó que cesaran los combates contra los kurdos en la frontera siria.
Pero el aviso era bien claro si tomaban parte en la guerra de Ucrania que se atuvieran a las consecuencias pues la tapa de contención contra ellos se podía levantar incluso si no se prestaban a hacer declaraciones a favor de la guerra. El jefe de los rabinos moscovita, Pinchas Goldschmidt, declaró que después de la guerra no podía ningún grupo religioso defender la invasión. Se marchó del país e hizo una declaración: “No puedo permanecer en silencio ante tanto sufrimiento y he emigrado para que mis palabras no recaigan sobre mis compañeros judíos”. El mismo camino escogieron 20.000 judíos rusos que se han ido a Israel antes de que sea tarde y les pase lo mismo que a los ricos rusos “suicidados” por atreverse a mostrar dudas