Los episcopalianos celebran los 40 años de la ordenación femenina
La primera ordenación episcopaliana de 11 mujeres tuvo lugar en Filadelfia en julio de 1974 y un año más tarde se ordenaron otras 4 en Washington D.C. Fueron declaradas irregulares e inválidas en primer lugar y sólo mediante la presión de los fieles se aceptó su ordenación a la vez que se abrió la puerta para el futuro de otras nuevas. No es una iglesia con muchos miembros pues cuenta con dos millones en los EEUU y otros 200.000 en países cercanos pero es próxima a los anglicanos que han aprobado la elección de obispas recientemente.
No ha sido fácil el camino recorrido porque algunas diócesis mostraron sus reticencias y de hecho no fue hasta el 2010 que la diócesis de Quincy ordenó a la primera mujer, posiblemente porque se iba a fusionar con la de Chicago. Las pastoras se quejan de que tienen un techo de cristal y que algunas parroquias no quieren que todo su clero sea femenino aunque el día de hoy las mujeres ya suponen la mitad de los ordenados. Tampoco nos debe sorprender que la mayoría de los altos cargos esté todavía en manos masculinas porque a las que alcanzan el obispado sólo les conceden puestos de auxiliares.
Con motivo de la celebración de estas cuatro décadas se han publicado varios libros que hablan de la lucha y de los pasos que se fueron dando The Story of the Philadelphia Eleven, Looking Forward, Looking Backward: Forty Years of Women Ordination y algunos otros. Y también se han celebrado coloquios y conferencias en los que los conferenciantes fueron aquellas mujeres pioneras. Algunas de las oyentes demuestran extrañeza ante los obstáculos que escuchan de sus bocas porque ellas han tenido el camino más trillado. Siempre hay que agradecer a las personas que han intentado algo nuevo inspiradas por Dios porque lo más fácil es quedarse en casa.
Aunque se niegue, todos estos movimientos afectan a la Iglesia Católica pues tradicionalmente han sido los protestantes, menos presionados por instancias superiores, los que han ido abriendo brecha y trazando una senda que luego siguieron sus hermanos católicos. El caso más patente de estos hechos lo encontramos en la utilización de los métodos modernos para la exégesis bíblica, condenados por Roma y hoy utilizados por todo el mundo.
Nuestros nietos se asombrarán de la tardanza que ha sufrido la ordenación femenina en nuestro credo pues encontrarán las razones en contra, incomprensibles. Aparte de otras más serias, una de las pegas que les pone un conocido comentarista católico a las nuevas obispas anglicanas es que son feas… y sus comparsas le ríen la gracia.
No ha sido fácil el camino recorrido porque algunas diócesis mostraron sus reticencias y de hecho no fue hasta el 2010 que la diócesis de Quincy ordenó a la primera mujer, posiblemente porque se iba a fusionar con la de Chicago. Las pastoras se quejan de que tienen un techo de cristal y que algunas parroquias no quieren que todo su clero sea femenino aunque el día de hoy las mujeres ya suponen la mitad de los ordenados. Tampoco nos debe sorprender que la mayoría de los altos cargos esté todavía en manos masculinas porque a las que alcanzan el obispado sólo les conceden puestos de auxiliares.
Con motivo de la celebración de estas cuatro décadas se han publicado varios libros que hablan de la lucha y de los pasos que se fueron dando The Story of the Philadelphia Eleven, Looking Forward, Looking Backward: Forty Years of Women Ordination y algunos otros. Y también se han celebrado coloquios y conferencias en los que los conferenciantes fueron aquellas mujeres pioneras. Algunas de las oyentes demuestran extrañeza ante los obstáculos que escuchan de sus bocas porque ellas han tenido el camino más trillado. Siempre hay que agradecer a las personas que han intentado algo nuevo inspiradas por Dios porque lo más fácil es quedarse en casa.
Aunque se niegue, todos estos movimientos afectan a la Iglesia Católica pues tradicionalmente han sido los protestantes, menos presionados por instancias superiores, los que han ido abriendo brecha y trazando una senda que luego siguieron sus hermanos católicos. El caso más patente de estos hechos lo encontramos en la utilización de los métodos modernos para la exégesis bíblica, condenados por Roma y hoy utilizados por todo el mundo.
Nuestros nietos se asombrarán de la tardanza que ha sufrido la ordenación femenina en nuestro credo pues encontrarán las razones en contra, incomprensibles. Aparte de otras más serias, una de las pegas que les pone un conocido comentarista católico a las nuevas obispas anglicanas es que son feas… y sus comparsas le ríen la gracia.