Los estudios particulares
Ya incluso antes de la pandemia los padres estaban recurriendo a profesores particulares para mejorar la educación de sus hijos y la práctica se ha incrementado después del Covid, ya que muchos colegios tuvieron que cerrar sus puertas y los padres se vieron con hijos que se estaban retrasando en sus conocimientos. En los Estados Unidos la consultora McKinsey ha hecho estudios que han demostrado cinco meses de retraso en matemáticas y cuatro en lectura, unas cifras mucho mayores en países como México o la India
La industria que da clases al acabar el colegio se ha incrementado sobre todo en los países del este asiático donde los niños surcoreanos dan clases particulares en un 80% y los japoneses un 90%. Pero lo más curioso es que en Egipto un tercio de los niños de primaria reciben tutorías particulares, una cifra que se incrementa cuando cursan estudios de secundaria
Hay diversas razones. Muchos más niños en el mundo entero están siendo escolarizados y las cifras lo demuestran entre los años 2000 y 2018 el número de los que no recibían ninguna educación cayó en un tercio. Otra razón es que la competencia por estar arriba de la clase ha crecido y los padres son conscientes de las oportunidades que se abren a los mejores. Como más jóvenes se están graduando el acceso a las universidades se está dificultando. Por otro lado, está el aspecto demográfico. La fertilidad global ha disminuido a la mitad desde 1950 y con las familias reducidas los padres tienden a gastar más en educación pues en países donde trabajan los dos miembros del matrimonio no tienen tiempo en educar a sus hijos y tienen que recurrir a otras personas pagadas
Los profesores incrementan su remuneración con clases particulares, un hecho que se ha visto agrandado por los colegios privados que han tenido que cerrar por el Covid en India, Pakistán y otros países. Esta necesidad ha hecho surgir una industria que ofrece muchas plataformas online, un servicio más barato y más globalizado para los que pueden tener acceso. Recientes análisis realizados por Steve Entrich, de la universidad de Potsdam, demuestran que estos estudios facilitan la disminución de la diferencia entre niños ricos y pobres, aunque los colegios que están en la cima ahondan en la desigualdad pues sus padres ricos pueden pagar por estas clases particulares
Pero no es oro todo lo que reluce ya que en muchos países pobres, los profesores mal pagados recurren a las clases particulares y ponen más interés en estas últimas, incluso dejan sin dar importantes materias para que tengan que recurrir a sus tutorías o insinúan que calificarán mejor a esos niños. Hay algunos que no quieren ir a regiones pobres donde no se dan estas compensaciones monetarias. Un estudio hecho en la India demostró que muchos niños recibiendo tutorías no iban a clase y sus calificaciones eran igual o peores, que la de sus compañeros
La mayor dificultad representa que, en la medida que las clases particulares se convierten en la norma, obstruyen el camino normal del colegio o de la universidad. Se está dando el caso en China de que los alumnos, de las ciudades o de los grupos fuertes económicamente, estudian la materia antes de cursarla colocando a los estudiantes que no pueden acceder a estas clases particulares en clara desventaja. En China el gobierno está convencido de que los costos de estas tutorías son parte de las razones por las que los chinos no quieren tener más hijos y el país necesita una demografía alta. Tan es así que el pasado mes de julio, el gobierno prohibió las clases particulares durante los fines de semana y las vacaciones. En Japón y Corea del Sur no han tratado de evitarlas, sino que han creado instituciones que proveen unas tutorías más accesibles e incluso a los estudiantes pobres les ofrecen becas. La moraleja es que no se pueden suprimir estas clases pues ya están muy implantadas en la sociedad y lo que hay que tratar es de conseguir maximizar los aspectos positivos y minimizar los más lesivos