Los evangélicos en Brasil
Cuesta creer que los evangélicos que hace 50 años en Brasil sólo eran el 5% de la población, frente a un 92% de católicos, hoy hayan pasado a tener un tercio del electorado. Tienen tanta fuerza que, en los medios de comunicación, se oye más el Evangelio que la samba y las mega iglesias reportan beneficios que alcanzan cifras millonarias, “gracias a Dios”. También están cambiando la política brasileña pues desde hace años eligen a representantes locales que pueden proteger a sus iglesias de tal modo que el congreso que tiene 513 diputados, 195 pertenecen a su grupo
La confesión religiosa tendrá mucho que decir en las próximas elecciones brasileñas a la presidencia. Bolsonaro es católico pero su mujer Michelle es evangélica y a la familia presidencial la apoyan los evangélicos. Un pastor famoso, André Valada, con 5 millones de seguidores en las redes sociales, defiende que no se puede votar a la izquierda. Otro obispo, Edir Macedo, dueño del segundo canal televisivo del país, apoyó a Lula en el 2002 y a Bolsonaro en el 2018. La izquierda obtiene el apoyo de Paulo Marcelo, que pertenece a la Asamblea de Dios, la Iglesia mayor de Brasil, pero como dice un famoso político, Juliano Spyer, no se puede combatir una armada de pastores contrarios que controlan Whatsapp y otras redes
El pueblo considera a Bolsonaro, recto y piadoso, un hombre de Dios como predican muchos pastores que aseguran que le votan por sus principios y no por su persona, ya que se ha casado tres veces. Protege a la familia y se opone al aborto. En cambio, no es bien recibido entre las personas de color a los que considera descendientes de esclavos y a los que llamó gordos y vagos. La pobreza también tiene que decir ya que un tercio de los evangélicos ingresa por debajo del mínimo mensual o incluso menos y aunque algunos confían en el otro mundo para cambiar sus condiciones de vida, otros pretenden mejorar en la tierra
Lo más curioso es la fuerza que va a tener el voto femenino pues las encuestas demuestran que los varones prefieren a Bolsonaro mientras que las féminas se inclinan por Lula, aunque haya sido condenado por corrupción y luego se le absolvió. A las críticas por su gestión el actual presidente respondió que era el Mesías, su segundo nombre, pero que no podía hacer milagros como Jesús
Muchas personas religiosas se han cansado de la politización de la religión, pero es una realidad en muchos países del mundo entre los que incluyo a los Estados Unidos. Me recuerda a nuestra Iglesia en tiempos de Franco y prefiero a la actual que deja a los ciudadanos católicos votar en conciencia. Eso si algo habremos hecho mal en Brasil para que tantos católicos se hayan pasado a otra iglesia, es un toque de atención que merece analizar