F de feminismo
He estado leyendo un folleto que se llama Girls. El camino para la igualdad de género que ha publicado la Fundación Melinda y Bill Gates a la vez que un artículo del Financial Times en el que preguntan a una serie de personas sobre lo que ha supuesto el feminismo en sus vidas. El folleto de la fundación da mucho que pensar pues nos pasea por unos mundos muy distintos del nuestro.
En algunos países la impureza de la menstruación sigue vigente de tal forma que las mujeres son apartadas en la comunidad una semana al mes. Tienen que vivir en soledad, con los riesgos que eso conlleva, o presas en una habitación de la casa. De esta manera faltan a la escuela muchos días del año lectivo lo que les supone un retraso frente a sus compañeros varones. Esta historia me ha hecho recordar un libro que se llamaba La tienda roja y que relataba la vida de las mujeres confinadas por la menstruación a una tienda concreta. Pero el libro reflejaba unas costumbres judías previas a Cristo cuando el pueblo judío era nómada y yo no creía que siguieran existiendo.
Otra historia nos habla del presidente de Tanzania, John Magufuli, que ha condenado a las niñas adolescentes embarazadas porque son inmorales y por ello no pueden volver a la escuela ¿Tiene presente este político que la mayoría de estas niñas han sido violadas? ¿Es consciente que su vida sin educación irá bajando escalón tras escalón? Pero cuando el presidente habla nadie se atreve a chistar.
Los matrimonios en temprana edad para las mujeres son letales porque cortan de cuajo cualquier aspiración a mejorar su vida. Es curioso que las madres de estas niñas las fuerzan a casarse pues no son conscientes de lo que supone una carga familiar cuando eres joven. Al fin y al cabo a ellas también las casaron cuando llegaron a la pubertad y no conocen otra cosa.
Resulta muy interesante una entrevista a Kristalina Georgieva, una mujer búlgara que hoy es la presidenta del Banco Mundial. En ella cuenta que viajó a Kenia en 1960 y en esa fecha la población de Bulgaria y la de Kenia eran semejantes rondaban los 8 millones de personas, esas cifras cambiaron en el 2012 pues el número de búlgaros había disminuido mientras que los habitantes de Kenia pasaban de los 44 millones. En una cena en su honor que dio el presidente de Nigeria ella comentó estas cifras y éste le contestó que su país tenía suficiente tierra para mantener una población semejante. Saltaron dos ministras que estaban a la mesa diciendo que en esa tierra sólo tenían desierto y arena. La moraleja estriba en que hay que controlar la población… y tener mujeres en los órganos de gobierno.
Al pairo de estas cifras recuerdo la anécdota que me contó una misionera en un país africano. El obispo católico había recomendado a las mujeres de su diócesis, en un país muy pobre, que no tuvieran menos de 6 hijos. Desconozco los argumentos que esgrimió.
Yo no era consciente, como habitante del primer mundo, que no sólo en Asia sino que en otros países también se mostraba preferencia por tener hijos varones. El artículo habla de Armenia donde las mujeres con un gran coste económico se hacen ecografías y cuando descubren que el feto es femenino abortan con riesgo para su salud. La preferencia por los niños siempre había existido pero ahora que la fertilidad había disminuido dramáticamente la cuestión se había intensificado.
¿Qué decir de las mujeres musulmanas que viven en Europa? Algunas se quejan de que los diferentes países han dejado al patriarcado que controle su vida. En Inglaterra en las comunidades musulmanas conservadoras han proliferado las escuelas islámicas y a las jóvenes no se las deja participar en lecciones de natación o en otras actividades deportivas mientras que se las obliga a tapar su cabeza. No hablo de la vida de las mujeres en los países musulmanes pues es de todos conocida
Una historia diferente y esperanzadora es la de Kimia Alizadeh, una deportista iraní de taekwondo,que ganó una medalla olímpica en Río a los 18 años y que llegó a la final del campeonato del mundo en Corea del Sur este mes de junio. Su vida no fue fácil pues cuando su familia se mudó a otra ciudad el gimnasio más próximo le quedaba a dos horas de autobús de ida y otras dos de vuelta pero cuando algo se quiere no hay impedimento que lo evite. Hasta 1990 las mujeres iraníes no podían participar en deportes que las impidiera cubrir pelo y cuerpo pero las excepciones han ido aumentando y el caso de Kimia ha resultado un aliciente para las jóvenes que quieren ser deportistas.
Como este post ha sido más largo de lo que pensaba me dejo para otra entrada lo que ha supuesto el feminismo para muchas personas del primer mundo.
En algunos países la impureza de la menstruación sigue vigente de tal forma que las mujeres son apartadas en la comunidad una semana al mes. Tienen que vivir en soledad, con los riesgos que eso conlleva, o presas en una habitación de la casa. De esta manera faltan a la escuela muchos días del año lectivo lo que les supone un retraso frente a sus compañeros varones. Esta historia me ha hecho recordar un libro que se llamaba La tienda roja y que relataba la vida de las mujeres confinadas por la menstruación a una tienda concreta. Pero el libro reflejaba unas costumbres judías previas a Cristo cuando el pueblo judío era nómada y yo no creía que siguieran existiendo.
Otra historia nos habla del presidente de Tanzania, John Magufuli, que ha condenado a las niñas adolescentes embarazadas porque son inmorales y por ello no pueden volver a la escuela ¿Tiene presente este político que la mayoría de estas niñas han sido violadas? ¿Es consciente que su vida sin educación irá bajando escalón tras escalón? Pero cuando el presidente habla nadie se atreve a chistar.
Los matrimonios en temprana edad para las mujeres son letales porque cortan de cuajo cualquier aspiración a mejorar su vida. Es curioso que las madres de estas niñas las fuerzan a casarse pues no son conscientes de lo que supone una carga familiar cuando eres joven. Al fin y al cabo a ellas también las casaron cuando llegaron a la pubertad y no conocen otra cosa.
Resulta muy interesante una entrevista a Kristalina Georgieva, una mujer búlgara que hoy es la presidenta del Banco Mundial. En ella cuenta que viajó a Kenia en 1960 y en esa fecha la población de Bulgaria y la de Kenia eran semejantes rondaban los 8 millones de personas, esas cifras cambiaron en el 2012 pues el número de búlgaros había disminuido mientras que los habitantes de Kenia pasaban de los 44 millones. En una cena en su honor que dio el presidente de Nigeria ella comentó estas cifras y éste le contestó que su país tenía suficiente tierra para mantener una población semejante. Saltaron dos ministras que estaban a la mesa diciendo que en esa tierra sólo tenían desierto y arena. La moraleja estriba en que hay que controlar la población… y tener mujeres en los órganos de gobierno.
Al pairo de estas cifras recuerdo la anécdota que me contó una misionera en un país africano. El obispo católico había recomendado a las mujeres de su diócesis, en un país muy pobre, que no tuvieran menos de 6 hijos. Desconozco los argumentos que esgrimió.
Yo no era consciente, como habitante del primer mundo, que no sólo en Asia sino que en otros países también se mostraba preferencia por tener hijos varones. El artículo habla de Armenia donde las mujeres con un gran coste económico se hacen ecografías y cuando descubren que el feto es femenino abortan con riesgo para su salud. La preferencia por los niños siempre había existido pero ahora que la fertilidad había disminuido dramáticamente la cuestión se había intensificado.
¿Qué decir de las mujeres musulmanas que viven en Europa? Algunas se quejan de que los diferentes países han dejado al patriarcado que controle su vida. En Inglaterra en las comunidades musulmanas conservadoras han proliferado las escuelas islámicas y a las jóvenes no se las deja participar en lecciones de natación o en otras actividades deportivas mientras que se las obliga a tapar su cabeza. No hablo de la vida de las mujeres en los países musulmanes pues es de todos conocida
Una historia diferente y esperanzadora es la de Kimia Alizadeh, una deportista iraní de taekwondo,que ganó una medalla olímpica en Río a los 18 años y que llegó a la final del campeonato del mundo en Corea del Sur este mes de junio. Su vida no fue fácil pues cuando su familia se mudó a otra ciudad el gimnasio más próximo le quedaba a dos horas de autobús de ida y otras dos de vuelta pero cuando algo se quiere no hay impedimento que lo evite. Hasta 1990 las mujeres iraníes no podían participar en deportes que las impidiera cubrir pelo y cuerpo pero las excepciones han ido aumentando y el caso de Kimia ha resultado un aliciente para las jóvenes que quieren ser deportistas.
Como este post ha sido más largo de lo que pensaba me dejo para otra entrada lo que ha supuesto el feminismo para muchas personas del primer mundo.