Hay que hacer

En todas las familias se escucha varias veces al año la frase “hay que hacer”, son gestiones que se tienen que llevar a cabo en beneficio de todos: llamar al fontanero para que arregle un grifo, quitar la mancha de un sofá, protestar ante una compañía de teléfonos o de electricidad por su mal servicio… El que la pronuncia no tiene la menor intención de actuar sino simplemente apunta al problema para que otros lleven a cabo la solución. Todos esperan que alguien actúe y como bien dice el refrán, al final se queda la casa por barrer.

            Al pairo de esta reflexión me ha resultado curioso leer que, en la reciente Exhortación Apostólica Postsinodal, Querida Amazonia, haya aparecido un verbo en condicional.  Esta en el apartado 103 que habla del papel central que las mujeres llevan a cabo en las comunidades amazónicas y dice el texto “DEBERÍAN poder acceder a funciones e incluso a servicios eclesiales que no requieran el orden sagrado y permitan expresar mejor su lugar propio”. Me pregunto ¿Cuáles son esas funciones? ¿quién es o quiénes son los que deberían permitir que las mujeres accedan a esas funciones de las que habla el Papa? Como el tiempo verbal es el condicional ¿Qué condición sería necesaria para que esto ocurriera?

            Me temo que nadie cogerá el testigo de un deseo expresado por el Papa, “hay que hacer” se quedará en un sueño de los muchos que se expresan en la carta pues nadie se considerará el elegido para esta función y,  una vez más, el problema de las mujeres en la Iglesia se quedará sin barrer

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