Los indios huérfanos canadienses

Imagino que a muchas personas les habrá sorprendido el número de niños aborígenes canadienses muertos en orfanatos, ya que se habla de 1000 tumbas innominadas aunque podrían ser muchas más, muchos de estos centros - más del 60% - regentados por órdenes religiosas católicas ¿Eran tan crueles sus superiores, les hicieron sufrir con castigos que les generaron la muerte? Se está estudiando mucho el tema y los resultados ofrecen algunas pistas

            El proyecto del gobierno canadiense era matar al “indio”, ahogando su cultura y  forma de vivir e imaginaron que la mejor manera de hacerlo era adoctrinando a las nuevas generaciones. En la mitad del siglo XIX, 150.000 niños indígenas al menos, ingresaron en orfanatos, unas instituciones que cerraron sus puertas a finales del siglo pasado. Los niños eran castigados por hablar en sus lenguas nativas y la enfermedad diezmó sus filas ya que vivían en malas condiciones y no eran inmunes a las enfermedades de los occidentales. Otros murieron tratando de escapar o en accidentes

Se trataba de sacar a los menores de familias pobres, pero interpretaron la pobreza como abuso y no comprendieron la realidad de que los abuelos se ocuparan de sus nietos, un hecho que consideraron abandono parental. El gobierno canadiense dedicó, menos  recursos para ayudar a las familias indias que a otras, con el resultado de que la pobreza familiar se convertiría en un motivo para que los niños abandonaran su hogar original

            Lo más curioso es que el camino que siguió Estados Unidos obtuvo mejores resultados, aunque también adoptó el sistema del orfanato para los niños indígenas, en cuanto que dio más autonomía de gobierno a los indígenas. Montaron tribunales acordes con su cultura y dieron a los jueces más tiempo para evaluar los casos con lo que disminuyeron los números de niños separados de su familia. El porcentaje de niños indígenas en orfanatos canadienses es del 50% cuando la población no pasa del 8% mientras que los Estados Unidos es del 3%, un número que se aproxima mucho al de la población general

            Las autoridades canadienses piden una demanda de perdón del Papa y algunos aborígenes están tomando la justicia por su mano, quemando templos. Los católicos a muchos niveles están haciendo esfuerzos de reconciliación y confiesan que unas palabras de Francisco ayudarían en su empeño, aunque ya lo hizo Benedicto XVI en una Asamblea de las naciones en el 2009, una apología que consideran no cerró el tema

            Hay una sensación de que los obispos canadienses no aceptan la culpabilidad de la Iglesia pues defienden la descentralización del catolicismo y que sólo 16, de las 70 diócesis que tiene el país y tres docenas de comunidades religiosas se vieron involucradas, aunque debemos considerar que la Iglesia, como un todo, se vio integrada en el sistema colonial europeo con sus defectos. La realidad es que no han invitado al Papa, algo extraño dado que es el primer pontífice de origen americano que ya mostró interés en pedir perdón del tratamiento de los pueblos aborígenes en el periodo colonial y lo hizo en Bolivia en el 2015

En el oeste de Canadá hay algunos obispos interesados en descubrir la verdad como Don Bolen de Regina y Michael Miller de Vancouver en sus diócesis. Al Papa en estos momentos le impide su salud hacer viajes, pero no estaría de más una invitación para que se reuniera con algunos indígenas en el Vaticano y escuchara sus quejas

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