Se mantuvo en sus 13
Es curioso que la definición de la Real Academia de la lengua de la frase: se mantuvo en sus 13, sea “aquella persona que se aferra tercamente a sus opiniones a pesar de que se demuestre con argumentos irrebatibles que está equivocada”. Parece ser que el origen popular de la expresión se remonta a la terquedad de Benedicto XIII, el Papa Luna, a renunciar al pontificado. Pero ¿Quiénes pueden afirmar que tienen argumentos irrebatibles? ¿Eran sus contrarios más puros, mejores?
Me atrevo a defender lo contrario de la definición de la RAE ya que para ser persona en un mundo que constantemente intenta convertirnos en lo que no somos y favorece ir a favor de la corriente, mantenernos en nuestros 13 es nuestro mayor logro. No debemos inclinarnos ante ninguna presión lo que no quita la necesidad de escuchar y estar dispuestos a cambiar si nos convencen los argumentos del contrario. En un periodo electoral, como el que estamos hoy, nos gusta haber acertado con el ganador y cambiamos la intención de nuestro voto en el último minuto para conseguirlo. Demostrarnos cristianos convencidos, en un entorno agnóstico o ateo, nos hace frecuentemente ser tachados de antiguos, con lo que callamos y no damos testimonio. Incluso dentro del mundo eclesial hay factores que nos coartan a la hora de manifestar nuestro pensamiento. Con los anteriores papados podíamos ser considerados no ortodoxos y con el nuevo, ser tachados de no abrir nuestros ojos ante las desigualdades de la sociedad. En la empresa damos coba al jefe, aunque no estemos de acuerdo con su comportamiento con la intención de medrar, con lo que también ocultamos nuestra forma de pensar. En todos estos temas sale nuestro yo a reducir, ya que no queremos que pierda lustre y brillo ante nuestros contemporáneos
Es fácil llegar a la realidad de que nuestro mundo no facilita el hecho de mantener nuestras ideas. Primero por la frecuencia de la duda que se nos presenta ante testimonios de personas a las que damos crédito y segundo porque somos conscientes de que diversas actitudes nos van hacer perder muchos pelos en la gatera. Considero que permanecer en nuestros trece no va en demérito nuestro sino todo lo contrario, aunque sólo se hará visible en un plazo largo ya que la mayoría de las personas que admiramos han sido capaces de mantenerse firmes en sus creencias, a pesar de haber vivido en un mar revuelto con grandes olas que amenazaban con sumergirlos. Se mantuvieron en sus 13