Dos noticias simultáneas
He recibido dos noticias simultáneas que quiero comparar. La primera me llegó del blog que tiene Martín Gelabert en Religión Digital con una entrada sobre el reciente sínodo de la familia celebrado en Roma. Nos informa a sus lectores que la proposición 55 sobre la atención pastoral a las personas homosexuales había recibido 64 votos en contra frente a 118 a favor. Me pareció un número elevadísimo de contras por algo que resulta indefendible ¿Se puede dar atención a los asesinos en las cárceles y no a personas que manifiesten tendencias homosexuales? Voy más allá ¿se puede negar a alguien atención pastoral?
Mientras pensaba sobre este tema me llamó una amiga para contarme los problemas que tenía un matrimonio con el que se relacionaba. En poco tiempo se enteraron de que uno de sus hijos, que era homosexual, se había casado y la pareja había generado dos niños en los Estados Unidos. Entre lágrimas, porque a nuestra generación le resulta difícil admitir estas conductas, habían decidido abrir las puertas de su casa de par en par a su nieto, a su esposo y a sus hijos. Es la conclusión lógica de una familia que se quiere y facilita la vida de sus miembros aunque pueda no entender determinados comportamientos. Ama y no juzga, algo a lo que nos invita el papa Francisco.
Viene a cuento esta comparación porque se nos dice por activa, pasiva y perifrástica que la Iglesia es una gran familia, una gran madre que acoge con cariño a todos sus hijos y claramente no es verdad. Y ya no hablo de familias sino del evangelio que pide ir más allá ¿quién ha sido el prójimo del que hablaba Cristo? ¿Los 64 prelados sin corazón o el matrimonio acogedor? Creo que la pregunta se responde por sí sola.
Mientras pensaba sobre este tema me llamó una amiga para contarme los problemas que tenía un matrimonio con el que se relacionaba. En poco tiempo se enteraron de que uno de sus hijos, que era homosexual, se había casado y la pareja había generado dos niños en los Estados Unidos. Entre lágrimas, porque a nuestra generación le resulta difícil admitir estas conductas, habían decidido abrir las puertas de su casa de par en par a su nieto, a su esposo y a sus hijos. Es la conclusión lógica de una familia que se quiere y facilita la vida de sus miembros aunque pueda no entender determinados comportamientos. Ama y no juzga, algo a lo que nos invita el papa Francisco.
Viene a cuento esta comparación porque se nos dice por activa, pasiva y perifrástica que la Iglesia es una gran familia, una gran madre que acoge con cariño a todos sus hijos y claramente no es verdad. Y ya no hablo de familias sino del evangelio que pide ir más allá ¿quién ha sido el prójimo del que hablaba Cristo? ¿Los 64 prelados sin corazón o el matrimonio acogedor? Creo que la pregunta se responde por sí sola.