La era de las obispas
Me ha parecido muy interesante este artículo escrito por Juan Carlos Rincón sobre la situación de las mujeres obispos en la comunión anglicana. Hace historia y nos coloca en el hoy.
“Casi medio siglo después de su establecimiento, la Iglesia de Inglaterra, madre y matriz de la Comunión Anglicana y 80 millones de fieles en el mundo, aprobó el nombramiento de mujeres en el cargo. En enero de 2015 se anunciarán las primeras obispas de la Iglesia de Inglaterra y hay firmes candidatas para asumir diócesis de importancia y no simplemente papeles secundarios.
Creada en 1534 tras separarse de la Iglesia católica y apostólica de Roma durante el reinado de Enrique VIII, la Iglesia de Inglaterra se “moderniza” tardíamente, un cuarto de siglo después de que en Estados Unidos la Iglesia Episcopal consagrara a la teóloga afroamericana y activista por los derechos civiles, Barbara Clementine Harris, como la primera obispa en la historia. Harris fue ordenada el 11 de febrero de 1989 como obispa sufragánea de la diócesis de Massachusetts. Tras muchos años de discusiones y pugnas internas, el sínodo general de la Iglesia dejó atrás sus reservas y la tradición, para ponerse al día con la historia progresista de las iglesias anglicanas en el mundo, que desde hace varios años cuentan con obispas dentro de sus jerarquías eclesiásticas. A las 2:52 p.m., del lunes 17 de noviembre, refrendó mayoritariamente la decisión adoptada en julio pasado, autorizando la ordenación de obispas. Apenas dos años atrás, en noviembre de 2012, el sínodo había rechazado el histórico cambio por 6 votos que impidieron la mayoría obligatoria de dos tercios. El entonces arzobispo de Canterbury y máximo jerarca, Rowan Williams, afirmó que ello “le costó credibilidad a la Iglesia”.
“En una familia, la mamá es más conservadora que los hijos”, le dijo a El Espectador monseñor Onell Soto, quien fue obispo de la Iglesia anglicana en Venezuela, Atlanta y Alabama (EE.UU.) y en 2002 jefe de Comunicaciones de la Comunión Anglicana en el mundo. Soto explica que “ha sido un largo camino en el que no se debe olvidar el carácter político. En Europa la reforma protestante empezó de abajo arriba, desde el cura de pueblo, pero en Inglaterra fue de arriba abajo; el rey (Enrique VIII) tomó las decisiones y como consecuencia la Iglesia quedó ligada al poder político, al gobierno”. Por ello el gobernador supremo de la Iglesia es el monarca (actualmente la reina Isabel II) y se requiere su consentimiento para la designación de los nuevos dignatarios y el visto bueno sobre decisiones de relevancia.
Los primeros pasos hacia la ordenación de mujeres sacerdotes en la Iglesia de Inglaterra comenzaron cuando gracias al movimiento de Las Sufragetes, la mujer obtuvo el derecho al voto en 1918. El punto llegó a la agenda en la Conferencia de Lambeth en 1920, pero los delegados votaron contra la discusión del tema y diez años después una comisión religiosa publicó un informe rechazando la posibilidad. Uno de los momentos claves del espinoso proceso ocurrió hace 70 años. Contrariando la negativa de Inglaterra, el 25 de enero de 1944 el obispo de Victoria (Hong Kong), Ronald Hall, ordenó como sacerdote a Florence Li Tim-Oi, la diaconisa de la Capilla de Macao, como medida para superar la crisis entre los anglicanos en China causada por la invasión japonesa. Es importante entender que a diferencia de la Iglesia católica romana, la Comunión Anglicana es la reunión de las iglesias distribuidas en 38 provincias eclesiásticas independientes, cada una con su propio obispo o arzobispo primado y su propia estructura de gobierno (pueden ser iglesias nacionales o agrupar varios países), de manera que cada una es completamente autónoma y no hay una autoridad jurídica universal, como es el caso del papa. Li Tim-Oi fue encargada de una parroquia cerca de la frontera con Vietnam, en la que comenzó una casa maternal para bebés, pero debido a la controversia por su ordenación, al término de la guerra en 1945 renunció a su ejercicio —pero no a la ordenación sacerdotal— y durante 30 años de gobierno maoísta no pudo adelantar su ministerio ni expresar su fe.
Desde finales de los años 60 el tema de las sacerdotes había vuelto a la agenda y en 1971 el centésimo arzobispo de Canterbury, Michael Ramsey, emitió un fallo histórico autorizando que las provincias de la Iglesia anglicana podían ordenar mujeres sacerdotes si así lo decidían. Entonces ese mismo año Hong Kong ordenó otras dos mujeres y oficialmente reconoció a Florence Li Tim-Oi como sacerdote en la diócesis. Luego, en 1983, fue nombrada sacerdote asistente honoraria en Toronto, donde vivió hasta su muerte en 1992.El fallo de Canterbury aceleró el proceso. En 1975 el sínodo de la Iglesia de Inglaterra aceptó que no había “objeciones fundamentales” a que las mujeres fueran sacerdotes, pero los intentos para incluirlo en las leyes religiosas fallaron.Entre tanto, en EE.UU. fueron ordenadas irregularmente varias mujeres entre julio de 1974 y septiembre de 1975, lo cual generó un polémico debate que llevó a la Iglesia Episcopal a autorizar oficialmente, en 1976, la ordenación de mujeres. El 1° de enero de 1977, Jacqueline Means fue ordenada en la Iglesia de Indianápolis, al final de ese mes otras 40 mujeres y al terminar el año más de un centenar.En cambio, la Iglesia de Inglaterra siguió retrasada hasta noviembre de 1984, cuando el sínodo se declaró en favor del ordenamiento de mujeres sacerdotes, en una votación de 307 contra 183. Pero por razones desconocidas no nombró a ninguna.
Sólo hasta julio de 1985 se dio el primer paso cuando la Iglesia de Inglaterra autorizó que las mujeres fueran nombradas diaconisas, el rango más bajo dentro del clero, con la posibilidad de consagrar matrimonios y bautizos. Sin embargo, se les impedía confesar y celebrar la eucaristía, reservada exclusivamente a los sacerdotes. Como paradoja, en ese momento ya había más de un millar de mujeres sacerdotes alrededor del mundo, incluyendo las iglesias de Hong Kong, Canadá, Nueva Zelanda, Uganda, Kenia y la Iglesia Episcopal de Estados Unidos. Esta última fue pionera. “Ha sido más abierta y progresista, la cultura y mentalidad son diferentes, al igual que en el Nuevo Mundo. Inglaterra era y es más conservadora que las demás iglesias. Tiene una maquinaria política muy complicada. Cuando se aprobó la ordenación de mujeres estableció las diferencias entre diáconos, presbíteros y obispos, mientras que en Estados Unidos eso no ocurrió”, explica el obispo Onell Soto. Finalmente, en noviembre de 1992, el sínodo aprobó la legislación para el ordenamiento de mujeres sacerdotes. Como anécdota, tres años antes en Estados Unidos (1989) ya se había ordenado a la primera obispa, Barbara Harris. Y hubo que esperar todavía dos años más, hasta el 12 de marzo de 1994 cuando fueron ordenadas las primeras 32 mujeres sacerdotes en la Iglesia de Inglaterra, hace dos décadas.
Hoy casi un 23% del clero de tiempo completo es femenino (1.781) frente a 6.017 hombres. Y casi la mitad del personal de tiempo parcial son mujeres. En Estados Unidos esa participación no es tan alta en proporción, pero sí muy significativo su poder y rango. El ejemplo más ilustrativo es la reverenda Katharine Jefferts Schori, quien desde 2006 es la primate (líder de la provincia anglicana de Estados Unidos) y preside la Iglesia en 17 países, entre ellos Colombia, porque tiene jurisdicción sobre 109 diócesis en tres continentes: Europa, Asia y América. La decisión del sínodo de esta semana en Londres (Westminster) busca equilibrar. “Es una razón de justicia. Significa que no estaba completo el trabajo, porque las mujeres debían tener igual categoría y participación que los hombres”, afirma monseñor Onell Soto.
“Casi medio siglo después de su establecimiento, la Iglesia de Inglaterra, madre y matriz de la Comunión Anglicana y 80 millones de fieles en el mundo, aprobó el nombramiento de mujeres en el cargo. En enero de 2015 se anunciarán las primeras obispas de la Iglesia de Inglaterra y hay firmes candidatas para asumir diócesis de importancia y no simplemente papeles secundarios.
Creada en 1534 tras separarse de la Iglesia católica y apostólica de Roma durante el reinado de Enrique VIII, la Iglesia de Inglaterra se “moderniza” tardíamente, un cuarto de siglo después de que en Estados Unidos la Iglesia Episcopal consagrara a la teóloga afroamericana y activista por los derechos civiles, Barbara Clementine Harris, como la primera obispa en la historia. Harris fue ordenada el 11 de febrero de 1989 como obispa sufragánea de la diócesis de Massachusetts. Tras muchos años de discusiones y pugnas internas, el sínodo general de la Iglesia dejó atrás sus reservas y la tradición, para ponerse al día con la historia progresista de las iglesias anglicanas en el mundo, que desde hace varios años cuentan con obispas dentro de sus jerarquías eclesiásticas. A las 2:52 p.m., del lunes 17 de noviembre, refrendó mayoritariamente la decisión adoptada en julio pasado, autorizando la ordenación de obispas. Apenas dos años atrás, en noviembre de 2012, el sínodo había rechazado el histórico cambio por 6 votos que impidieron la mayoría obligatoria de dos tercios. El entonces arzobispo de Canterbury y máximo jerarca, Rowan Williams, afirmó que ello “le costó credibilidad a la Iglesia”.
“En una familia, la mamá es más conservadora que los hijos”, le dijo a El Espectador monseñor Onell Soto, quien fue obispo de la Iglesia anglicana en Venezuela, Atlanta y Alabama (EE.UU.) y en 2002 jefe de Comunicaciones de la Comunión Anglicana en el mundo. Soto explica que “ha sido un largo camino en el que no se debe olvidar el carácter político. En Europa la reforma protestante empezó de abajo arriba, desde el cura de pueblo, pero en Inglaterra fue de arriba abajo; el rey (Enrique VIII) tomó las decisiones y como consecuencia la Iglesia quedó ligada al poder político, al gobierno”. Por ello el gobernador supremo de la Iglesia es el monarca (actualmente la reina Isabel II) y se requiere su consentimiento para la designación de los nuevos dignatarios y el visto bueno sobre decisiones de relevancia.
Los primeros pasos hacia la ordenación de mujeres sacerdotes en la Iglesia de Inglaterra comenzaron cuando gracias al movimiento de Las Sufragetes, la mujer obtuvo el derecho al voto en 1918. El punto llegó a la agenda en la Conferencia de Lambeth en 1920, pero los delegados votaron contra la discusión del tema y diez años después una comisión religiosa publicó un informe rechazando la posibilidad. Uno de los momentos claves del espinoso proceso ocurrió hace 70 años. Contrariando la negativa de Inglaterra, el 25 de enero de 1944 el obispo de Victoria (Hong Kong), Ronald Hall, ordenó como sacerdote a Florence Li Tim-Oi, la diaconisa de la Capilla de Macao, como medida para superar la crisis entre los anglicanos en China causada por la invasión japonesa. Es importante entender que a diferencia de la Iglesia católica romana, la Comunión Anglicana es la reunión de las iglesias distribuidas en 38 provincias eclesiásticas independientes, cada una con su propio obispo o arzobispo primado y su propia estructura de gobierno (pueden ser iglesias nacionales o agrupar varios países), de manera que cada una es completamente autónoma y no hay una autoridad jurídica universal, como es el caso del papa. Li Tim-Oi fue encargada de una parroquia cerca de la frontera con Vietnam, en la que comenzó una casa maternal para bebés, pero debido a la controversia por su ordenación, al término de la guerra en 1945 renunció a su ejercicio —pero no a la ordenación sacerdotal— y durante 30 años de gobierno maoísta no pudo adelantar su ministerio ni expresar su fe.
Desde finales de los años 60 el tema de las sacerdotes había vuelto a la agenda y en 1971 el centésimo arzobispo de Canterbury, Michael Ramsey, emitió un fallo histórico autorizando que las provincias de la Iglesia anglicana podían ordenar mujeres sacerdotes si así lo decidían. Entonces ese mismo año Hong Kong ordenó otras dos mujeres y oficialmente reconoció a Florence Li Tim-Oi como sacerdote en la diócesis. Luego, en 1983, fue nombrada sacerdote asistente honoraria en Toronto, donde vivió hasta su muerte en 1992.El fallo de Canterbury aceleró el proceso. En 1975 el sínodo de la Iglesia de Inglaterra aceptó que no había “objeciones fundamentales” a que las mujeres fueran sacerdotes, pero los intentos para incluirlo en las leyes religiosas fallaron.Entre tanto, en EE.UU. fueron ordenadas irregularmente varias mujeres entre julio de 1974 y septiembre de 1975, lo cual generó un polémico debate que llevó a la Iglesia Episcopal a autorizar oficialmente, en 1976, la ordenación de mujeres. El 1° de enero de 1977, Jacqueline Means fue ordenada en la Iglesia de Indianápolis, al final de ese mes otras 40 mujeres y al terminar el año más de un centenar.En cambio, la Iglesia de Inglaterra siguió retrasada hasta noviembre de 1984, cuando el sínodo se declaró en favor del ordenamiento de mujeres sacerdotes, en una votación de 307 contra 183. Pero por razones desconocidas no nombró a ninguna.
Sólo hasta julio de 1985 se dio el primer paso cuando la Iglesia de Inglaterra autorizó que las mujeres fueran nombradas diaconisas, el rango más bajo dentro del clero, con la posibilidad de consagrar matrimonios y bautizos. Sin embargo, se les impedía confesar y celebrar la eucaristía, reservada exclusivamente a los sacerdotes. Como paradoja, en ese momento ya había más de un millar de mujeres sacerdotes alrededor del mundo, incluyendo las iglesias de Hong Kong, Canadá, Nueva Zelanda, Uganda, Kenia y la Iglesia Episcopal de Estados Unidos. Esta última fue pionera. “Ha sido más abierta y progresista, la cultura y mentalidad son diferentes, al igual que en el Nuevo Mundo. Inglaterra era y es más conservadora que las demás iglesias. Tiene una maquinaria política muy complicada. Cuando se aprobó la ordenación de mujeres estableció las diferencias entre diáconos, presbíteros y obispos, mientras que en Estados Unidos eso no ocurrió”, explica el obispo Onell Soto. Finalmente, en noviembre de 1992, el sínodo aprobó la legislación para el ordenamiento de mujeres sacerdotes. Como anécdota, tres años antes en Estados Unidos (1989) ya se había ordenado a la primera obispa, Barbara Harris. Y hubo que esperar todavía dos años más, hasta el 12 de marzo de 1994 cuando fueron ordenadas las primeras 32 mujeres sacerdotes en la Iglesia de Inglaterra, hace dos décadas.
Hoy casi un 23% del clero de tiempo completo es femenino (1.781) frente a 6.017 hombres. Y casi la mitad del personal de tiempo parcial son mujeres. En Estados Unidos esa participación no es tan alta en proporción, pero sí muy significativo su poder y rango. El ejemplo más ilustrativo es la reverenda Katharine Jefferts Schori, quien desde 2006 es la primate (líder de la provincia anglicana de Estados Unidos) y preside la Iglesia en 17 países, entre ellos Colombia, porque tiene jurisdicción sobre 109 diócesis en tres continentes: Europa, Asia y América. La decisión del sínodo de esta semana en Londres (Westminster) busca equilibrar. “Es una razón de justicia. Significa que no estaba completo el trabajo, porque las mujeres debían tener igual categoría y participación que los hombres”, afirma monseñor Onell Soto.