Poesía también en primavera

Si uno tiene algún amor a la palabra, si ha caído en la tentación de escribir versos y le ha cabido la suerte de que algunos de ellos trascendieran y volaran más allá de la cuartilla original, será difícil que, llegado el año a estas alturas, no le hayan nombrado la primavera como inexcusable y segura fuente de inspiración. Vamos, que a cualquiera, a la llegada de la estación de las flores, le han dicho: “Estarás inspirado estos días...". La cursilería anidó hace tiempo en la percepción del arte y el tópico hizo nido en el sembrado de las ideas comunes. No voy a ser yo quien me extienda aquí en obvias teorías. La poesía y el arte, como la propia vida, tienen su arranque en algo más hondo que el calendario. Su pujanza deja en evidencia la insignificancia de la belleza estereotipada. De todos modos, ¿por qué no?, respondiendo por una vez a lo florido de las fechas, aprovecho el Día Mundial de la Poesía para ofrecer estos tres textos, escritos en diferentes ocasiones, que tocan a la propia poesía como tema.

PUEDE SER BREVE EL ARTE


"Con un buen poema se justificaría la vida de un poeta".
J.M. Caballero Bonald
(Oído al vuelo en un noticiario radiofónico).


"El arte es largo; la vida, breve...".
Claudio Galeno


Un súbito estallido de belleza,
un fogonazo de palabra a oscuras,
un incendio de amor, de dolor o de ira
podrán alzar en llamas el poema
que alumbre y arda hermoso hasta el Olimpo.


Mas, pasado el temblor
y el asombro instantáneo del paisaje,
¿qué sería después del hacedor del fuego?


Puede ser breve el arte;
y la vida, tan larga...


CON LA DEBIDA ADMIRACIÓN


Con la debida admiración
vuelve a los genios muertos: por ejemplo, al poeta
que hizo divino el mármol de la Venus de Milo,
al loco ilustre o más bien al suelo que forzó a inclinarse ante el tiempo tirano
en irónica venia a la torre de Pisa,
a Prometeo Juan de Yepes que robó la manera
de hacer versos en fuego,
a Ludwig van Beethoven que furioso ordenara
soberanamente
su vendaval de excesos orquestales.


Admira. Mas no envidies: Estás vivo.
No te falta
tu gramo de locura.
Y aún tienes la palabra.



TESTAMENTO


"Dejar palabras es más importante que dejar bienes".
José Saramago


Corto de herencia, lego unas palabras
verdaderas y mías.
Pobre nací y pienso morirme pobre,
pero en algo confío
haber acrecentado mi fortuna.
Descarto que levanten mis papeles
agrias disputas en mis herederos.


Pido morir en paz
con Dios y con la vida
después de balbucir mi casa verdadera
y roturar como mi tierra madre
mi hacienda de palabras.


(Obra poética, pp. 468, 465, 469).
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