"Una utopía, sí, pero realizable" "Dios sueña un mundo en paz", dijo Francisco en Nicosia

Francisco
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"Estas fueron las palabras que, el 3 de diciembre de 2021, a Nicosia, el papa dirigió a los inmigrantes"

"Hace unos días, el papa, en una nueva llamada a favor de la paz, denunciaba la “devastadora y sangrienta invasión de Ucrania"

"Lamentablemente, desde el 24 de febrero, cuando comenzó la invasión de Ucrania por parte de las tropas rusas, y a pesar del terror de la guerra, vamos 'normalizando' el drama"

"En vigilias de la Semana Santa, habríamos de hacer realidad el deseo del papa, para que sea posible la profecía de Isaías: 'Las naciones no levantarán la espada una contra otra, ni aprenderán más a hacer la guerra' (Is 2:4)"

Estas fueron las palabras que, el 3 de diciembre de 2021, a Nicosia, el papa dirigió a los inmigrantes. El papa, que abrazó y escuchó a estas personas que han tenido que huir del propio país, dijo: “¿Cuantos hermanos y hermanas han podido llegar a aquí?”. Y es que, como afirmó Francisco, “el Mediterráneo se ha convertido en un gran cementerio”, ante la insensibilidad de la vieja Europa. El papa, dirigiéndose a los inmigrantes, dijo también: “Mirándolos a ustedes, veo los sufrimientos del camino, los que han sido vendidos, explotados, los que se han quedado por el camino”. Este drama de los refugiados y de los migrantes, como dijo el papa, “es la historia de una esclavitud universal. Y lo que es peor, es que nos estamos acostumbrando a eso”, como vemos en los más de cuatro millones de refugiados que huyen de la barbarie de las tropas rusas.

Hace unos días, el papa, en una nueva llamada a favor de la paz, denunciaba la “devastadora y sangrienta invasión de Ucrania que está provocando miles de muertos, civiles y militares”. El papa denunciaba “la lógica de la guerra”, que “se ha impuesto, una vez más, porque no estamos acostumbrados a pensar en la lógica de la paz”, hasta el punto que “estamos enamorados de las guerras, del espíritu de Caín”. El papa pedía que “finalice la muerte y la destrucción” que está provocando Putin.

Lamentablemente, desde el 24 de febrero, cuando comenzó la invasión de Ucrania por parte de las tropas rusas, y a pesar del terror de la guerra, vamos “normalizando” el drama que supone la muerte de tantos inocentes. A Nicosia, el papa decía: “Nos lamentamos de los campos de concentración de los nazis y de Stalin”, pero “esto está sucediendo hoy en nuestras costas”, con campos de refugiados donde la gente sobrevive y sufre en medio de una sociedad que los ignora. Un drama que se repite hoy con los inocentes que mueren bajo la barbarie desencadenada por Putin.

El grito del papa en Nicosia, “Dios sueña un mundo en paz”, un grito que Francisco ha repetido estos días con motivo de la invasión de Ucrania por parte de Rusia, nos invita a todos a trabajar por la paz. Es este el deseo que el papa está transmitiendo a los gobernantes, para que hagan posible un mundo sin guerras. Por eso ahora hace falta parar esta guerra inhumana, rescatar, acoger y auxiliar a las personas que no salen de su propia tierra por gusto, sino debido al hambre y a la guerra. El sueño de un mundo en paz es una utopía, sí. Pero una utopía que podemos hacer realidad, a pesar de que las noticias, como ha dicho el papa, “en lugar de traernos alivio y esperanza”, nos traen “nuevas atrocidades y crueldades cada vez más horrorosas”.

En vigilias de la Semana Santa, donde Jesús en la cruz nos reconcilia y perdona nuestros pecados, habríamos de hacer realidad el deseo del papa, cuando nos pide que pongamos fin a esta guerra, y así triunfe “la lógica del respeto y de la libertad”. Una vez más, el papa nos llama a hacer realidad el sueño de un mundo en paz, para que sea posible la profecía de Isaías: “Las naciones no levantarán la espada una contra otra, ni aprenderán más a hacer la guerra” (Is 2:4)

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