El martes 3 de mayo, el papa Francisco recibía en audiencia a un grupo de farmacéuticos pertenecientes a la Federación de Farmacéuticos Católicos.

En sus palabras, el papa Francisco destacaba la importante aportación de la profesión farmacéutica en la “primera línea de lucha contra la pandemia”. Y es que, como decía el papa, “los ciudadanos han encontrado en los boticarios un punto de referencia para la asistencia, el consejo, la información y, lo sabemos bien, para realizar rápidamente las pruebas necesarias para la vida y las actividades diarias”. El papa, que felicitó a los farmacéuticos, dijo en esta dura pandemia, ellos habían “sabido leer la crisis sanitaria, como una oportunidad”.

En esta audiencia, el papa dijo que los boticarios, con su trabajo abnegado y generoso, son “como unos puentes entre los ciudadanos y el sistema sanitario, muy burocratizado, como lo ha puesto de manifiesto la pandemia”. Y es que los farmacéuticos, como dijo el papa, debido al contacto directo y cercano a la ciudadanía, “ofrecen una doble contribución al bien común: aligeran la carga del sistema sanitario y alivian la tensión social”.

Francisco destacó que el papel de los boticarios “ha de hacerse con mucha prudencia y seriedad profesional”. Y por eso subrayó que en la sociedad, “es muy importante el aspecto de proximidad”, como hacen los botecarios, “el consejo, la familiaridad que se preocupa del cuidado de la salud a escala humana”.

Además, como dijo el papa, es importante “la aportación que los farmacéuticos pueden hacer para la conversión a una ecología integral, para aprender un estilo de vida más respetuoso con el entorno en el que Dios nos ha puesto”. El papa remarcó en esta audiencia, que “los boticarios pueden hacer cultura, promoviendo una sabiduría más grande”, para de esta manera, “llevar a término una vida saludable”. El papa recordó también, que “los farmacéuticos” “pueden inspirarse en la tradición milenaria que aquí en Europa se remonta a las antiguas farmacias de los monasterios”.

El papa subrayó el importante papel de los boticarios, que “pueden ayudarnos a desenmascarar los engaños de un falso bienestar” y a la vez, pueden también “educarnos para una vida buena, que no es un privilegio de unos pocos, sino que es para todos”.

Yo provengo de familia farmacéutica, ya que mi abuelo Carles (a principios del siglo XX), vino de Paiporta donde vivía, a l’Alcúdia, para ejercer de practicante en la farmacia Contel, en la calle San Francisco, la única que había en mi pueblo y que ahora lleva Belén Contel, la nieta del farmacéutico Rafael Contel. También mi padre fue farmacéutico y regente de esta misma farmacia. Y aún, mi hermana Teresa Bausset es farmacéutica y la otra hermana, Matilde ha trabajado en la botica Bausset. Supongo que por eso, el abad Sebastià Bardolet me nombró enfermero de la comunidad de Montserrat, servicio que hice durante 17 años, de 1991 a 2008, para atender a los monjes enfermos y ancianos y llevar la botica del monasterio.

Cabe recordar que en el barrio de la Xerea de València, en la calle Conde de Montornés, está situado el Colegio Oficial de Farmacéuticos de València, el más antiguo del mundo, ya que fue la reina María de Castilla, esposa del rey Alfons el Magnànim, que otorgó el 20 de marzo de 1441, el privilegio de crear este colegio de farmacéuticos, conocido como “d’els apothecaris de la Ciutat i Regne de València”.

El 22 de diciembre de 1443, los boticarios valencianos celebraron su primer capítulo de elección de rectores, en la que fue su primera sede, la capilla del monasterio de la Magdalena, fundado por el rey Jaime I el 1240.

Cabe recordar que el Colegio de Farmacéuticos de València fue el primero en establecer la colegiación obligatoria, previa al ejercicio profesional de boticario. También fue el primero a regular la apertura de les nuevas farmacias. Por otra parte, en 1603, el Colegio de Farmacéuticos de València publicó la primera Farmacopea oficial española, con más de 400 páginas.

Como ha dicho el papa en esta audiencia, los boticarios, por su proximidad, y con su profesionalidad y su trabajo abnegado, son puentes entre los ciudadanos y el sistema sanitario.