La Iglesia de Valencia con las voluntarias y voluntarios de la Dana Benavent: “En nombre de la bondad del amor de Dios hemos sembrado esperanza”
Este jueves, 19 de diciembre, en la Santa Iglesia catedral, el arzobispo Benavent, ha convocado a todos las voluntarias y voluntarios, que de buena voluntad, se arremangaron los pantalones, y sin miramientos, se pusieron al tajo para empezar a limpiar las calles, a llevar comida…
Las mochilas llenas de arroz, de pastas…en una palabra, a asistir a aquellos que lo necesitaban. Parecía mentira, a apenas unos pocos kilómetros de Valencia…Primero con zapatillas, después vinieron las botas de agua y las necesarias protecciones por razones de salubridad…
En Valencia, la catedral repleta, fundamentalmente de jóvenes, en una celebración a caballo, entre la solemnidad catedralicia y el aire juvenil del coro del Movimiento Junior los seminaristas de Moncada, Benavent, ha recordado que este acercamiento a la Navidad es confesar que somos cristianos, porque hemos conocido la bondad y el amor de Dios”, y por lo tanto, en clave para los voluntarios: “nuestra vocación, la de cada uno en nuestras circunstancias, es ser sembradores de ese amor que hemos conocido, en el que hemos creado, y por eso estamos llamados a sembrar esperanza en el corazón de los hombres”.
En Valencia, la catedral repleta, fundamentalmente de jóvenes, en una celebración a caballo, entre la solemnidad catedralicia y el aire juvenil del coro del Movimiento Junior los seminaristas de Moncada, Benavent, ha recordado que este acercamiento a la Navidad es confesar que somos cristianos, porque hemos conocido la bondad y el amor de Dios”, y por lo tanto, en clave para los voluntarios: “nuestra vocación, la de cada uno en nuestras circunstancias, es ser sembradores de ese amor que hemos conocido, en el que hemos creado, y por eso estamos llamados a sembrar esperanza en el corazón de los hombres”.
| José Luis Ferrando Lada
Las catástrofes naturales ponen siempre de manifiesto lo peor y lo mejor de los seres humanos. De lo peor mejor no acordarse, ni hacer memoria, pero si de lo mejor. Así ha ocurrido en la iglesia de Valencia. Una Iglesia a la altura de la Dana. Este jueves, 19 de diciembre, en la Santa Iglesia catedral, el arzobispo Benavent, ha convocado a todos las voluntarias y voluntarios, que de buena voluntad, se arremangaron los pantalones, y sin miramientos, se pusieron al tajo para empezar a limpiar las calles, a llevar comida…
Las mochilas llenas de arroz, de pastas…en una palabra, a asistir a aquellos que lo necesitaban. Parecía mentira, a apenas unos pocos kilómetros de Valencia…Primero con zapatillas, después vinieron las botas de agua y las necesarias protecciones por razones de salubridad…
Me consta que el Arzobispo estuvo, desde la misma tarde del 29 de octubre, al pie del cañón informándose de la magnitud de la tragedia. Y que, en cuanto se lo permitieron las circunstancias, acudió, al amanecer y sin fotos, a Aldaya par ser testigo de la magnitud de la tragedia. Y por supuesto ha visitado las distintas poblaciones, también con el enviado Papal. La Iglesia, por medio de Cáritas Diocesana y de las Cáritas parroquiales no ha cesado, ni cesa de estar presente par asistir a los más necesitados. En esta línea, Benavent, el Arzobispo de Valencia, ha planteado esta celebración de la Eucaristía.
La Iglesia Diocesana, absolutamente sensible desde el primer momento, necesitaba realizar un gesto ante el Señor de reconocimiento de estas muestras de solidaridad. El llamado puente de la solidaridad, que cruzaron, mucha gente joven -y no tan jóvenes- durante varios días, después de recorrer varios kilómetros, gritaba un reconocimiento por parte de la Iglesia. Los voluntarios, de toda índole, han sido la parte más positiva de esta Dana, que tanto sufrimiento ha traído a muchas familias. ¡Nos faltan más de doscientas valencianas y valencianos!. La Iglesia de Dios en Valencia quiere dar gracias a Dios por ese esfuerzo de los voluntarios y voluntarias, pero sobre todo por mostrar el rostro más auténtico de las valencianos y valencianos.
Misa de acción de gracias por los voluntarios, este jueves en la Catedral, presidida por el Arzobispo.
— Archidiócesis de Valencia (@archivalencia) December 19, 2024
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En Valencia, la catedral repleta, fundamentalmente de jóvenes, en una celebración a caballo, entre la solemnidad catedralicia y el aire juvenil del coro del Movimiento Junior los seminaristas de Moncada, Benavent, ha recordado que este acercamiento a la Navidad es confesar que somos cristianos, porque hemos conocido la bondad y el amor de Dios”, y por lo tanto, en clave para los voluntarios: “nuestra vocación, la de cada uno en nuestras circunstancias, es ser sembradores de ese amor que hemos conocido, en el que hemos creado, y por eso estamos llamados a sembrar esperanza en el corazón de los hombres”.
Más adelante Benavent ha insistido: “No hemos solucionado los problemas que tiene la gente, ni Cáritas, ni las Instituciones eclesiásticas, ni las civiles…,pero nosotros hemos sembrado esperanza, y queremos continuar sembrando esperanza, pero no olvidémoste que no tenemos la exclusiva, cuando cualquier hombre siembra esperanza en nuestro mundo, aunque no se solucionen los problemas, el mundo es un poco mejor”. y el Arzobispo apela a “que el compromiso no sea pasajero, sino permanente, que se transforme en una mano amiga para el que lo necesite, como signo del amor de Dios, que se convierte en esperanza”.
En una sociedad en la que todo se mide por el mercantilismo y el dinero, la tarea de unos voluntarios y voluntarias que, desde la salida del sol hasta el ocaso, han trabajado gratuitamente durante varios días por los demás, no sólo es admirable y apreciable. Nos han mostrado un camino a seguir. Mientras que los políticos que tiene que ocuparse del bien común, y particularmente, de aquellos que más lo necesitan, como los damnificados por la Dana, se pelean por intereses, los voluntarios y voluntarias acuden a la llamada de los necesitados escuchando su corazón. La política esta saliendo malparada de esta Dana. ¡Lamentablemente!
La Iglesia también ha sido damnificada. Templos arrasados por el agua. Ahí han acudido voluntarios y voluntarias para intentar cuanto antes poner en marcha la normalidad
La Iglesia también ha sido damnificada. Templos arrasados por el agua. Ahí han acudido voluntarios y voluntarias para intentar cuanto antes poner en marcha la normalidad. Los párrocos con fregonas, palas, escobas…todo lo que hiciera falta para ayudar en todas partes, en la Iglesia, en las calles y en las casas. A pesar de todo, a día de hoy, queda mucho por hacer . No se puede permitir que, todavía vivan mucha gente en precariedad absoluta e inseguridad vital. Y el temor del olvido está siempre presente en todos los afectados.
Las ayudas se están eternizando es lo que nos cuentan los afectados. Y los préstamos no son viables en esta situación. Y por favor una burocracia responsable, pero ágil y efectiva. Pero la Iglesia ni olvida, ni para de recordar la necesidad de una solidaridad sostenida y sostenible.
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