"La muerte de una hija desgarra el corazón de una madre" ¡Que maravilla, convertir las lágrimas en luces que consuelan!
"La Pilarín sabe que la muerte no es como un punto y final, sino sólo como un punto y aparte"
"La guirnalda que la Pilarín ha pintado en el ataúd de su hija, es un canto a la vida, un canto de esperanza, un canto pascual"
"Las flores blancas, tan hermosas y tan llenas de ternura, (con la yedra verde), que la Pilarín ha pintado y que acompañarán a su hija en su camino hacia Dios, convierten “las lágrimas en luces que consuelan”
"Las flores blancas, tan hermosas y tan llenas de ternura, (con la yedra verde), que la Pilarín ha pintado y que acompañarán a su hija en su camino hacia Dios, convierten “las lágrimas en luces que consuelan”
Estas son las palabras que el Sr. Jaume Vidal ponía en el facebook de la entrañable amiga Pilarín Bayés, al lado de la fotografía de esta gran artista, dibujando una guirnalda de flores en la tapa del ataúd de su hija María. Y sí, es verdad. La Pilarín, sí, con el corazón desgarrado por la muerte de su hija, pero a la vez llena de fe en Jesús Resucitado, pintaba una guirnalda en el ataúd de su hija, “para que se vaya rodeada de flores”. Es el arte, la sensibilidad y la fe de la Pilarín, que, con sus dibujos, convierte las lagrimas en luces que consuelan.
Que maravilla los dibujos de la Pilarín y su “gesto, tan bonito en medio de tanto dolor”, como decía otra persona, Marta RS, en el facebook de la Pilarín, para darle el pésame.
Y todavía una tercera frase, de Lourdes Bartrolí, en el facebook de la Pilarín, que me ha impresionado: “Un gesto como éste, sólo lo puede hacer una mujer desde un corazón sereno y lleno de amor. María vuela bien alto envuelta por el perfume de tus flores y el cariño de vuestro amor”. Así ´s la Pilarín, una mujer con “un corazón sereno y lleno de amor”. Y tamién de alegría y de fe.
La muerte de una hija desgarra el corazón de una madre. Y es así como debe encontrarse la Pilarín. Y con todo, porque ella es una mujer de fe que cree en la resurrección de los muertos, la Pilarín ha rodeado de flores el ataúd de su hija, como hizo, hace unos años, con el ataúd de su esposo.
La Pilarín sabe que la muerte no es como un punto y final, sino sólo como un punto y aparte. Es como una puerta, también pintada de flores, que se abre, y detrás de la cual está el buen Dios, que ya habrá recibido con un gran abrazo a María Sala.
En la entrevista que hace unos meses TV3 le hizo a la entrañable Pilarín Bayés, esta gran dibujante decía, recordando a sus hijos y nietos, que lo más importante en la vida es saber que “Dios cree en nosotros”, ya que Dios “es un buen hombre”, añadía con ternura, la Pilarín.
La guirnalda que la Pilarín ha pintado en el ataúd de su hija, es un canto a la vida, un canto de esperanza, un canto pascual que “sólo lo puede hacer una mujer desde un corazón sereno y lleno de amor”. Y también lleno de fe.
De la misma manera que el cirio pascual, símbolo de Jesús Resucitado, es adornado con flores, Pilarín ha querido también, en un gesto de amor, adornar con flores el ataúd de su hija, que es templo del Dios vivo.
Mientras vivimos en un mundo rodeado del sin sentido y de la negación del más allá, el dibujo de la Pilarín es un canto a la vida, un canto de esperanza, ya que nos habla de trascendencia, de unas flores que son vida, belleza y plenitud.
Como decía el teólogo Sören Kierkegaad, “sólo la fe proporciona al hombre el valor y la audacia necesarias para mirar a la muerte de cara”. Y también la fe, ha hecho que la Pilarín pintara el ataúd de su hija, convencida que la muerte no tiene la última palabra.
Las flores blancas, tan hermosas y tan llenas de ternura, (con la yedra verde), que la Pilarín ha pintado y que acompañarán a su hija en su camino hacia Dios, convierten “las lágrimas en luces que consuelan”. Y como el Dios de Jesús no es un Dios de muertos sino de vivos, (Lc 20:38), la Pilarín, pintando la tapa del ataúd de su hija, nos muestra la fe en el Señor Resucitado, creyendo como ella cree, que la María vivirá por siempre en la plenitud del amor de Dios.
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