Carta abierta al nuevo arzobispo de Valencia Al obispo Enric Benavent: "Ve a las periferias, no te encierres en el palacio episcopal"
"He de decir que me alegro y mucho, que vuelvas a la diócesis de València, donde fuiste ordenado obispo auxiliar, donde recibiste la ordenación presbiteral, donde estudiaste en el Seminario y donde naciste a la vida y a la fe por el bautismo"
"Contigo creo que será posible la normalización de nuestra lengua en la Iglesia. También espero y confío que en el Seminario de València se estudie valenciano, para que así los futuros presbíteros puedan celebrar la liturgia en la lengua de Sant Vicent Ferrer"
"Obispo Enric, estoy seguro que serás acogido con cariño (y muy querido) en esta diócesis que es la tuya. Ya sabes que los valencianos somos acogedores y recibimos con afecto a todos los que vienen a vivir con nosotros"
"Delega responsabilidades y confía en los laicos y de una manera especial en las mujeres. Sin ellas las iglesias estarían vacías"
"Obispo Enric, estoy seguro que serás acogido con cariño (y muy querido) en esta diócesis que es la tuya. Ya sabes que los valencianos somos acogedores y recibimos con afecto a todos los que vienen a vivir con nosotros"
"Delega responsabilidades y confía en los laicos y de una manera especial en las mujeres. Sin ellas las iglesias estarían vacías"
Querido obispo Enric: este lunes 10 de octubre, fiesta del arzobispo valenciano Santo Tomás de Villanueva, el papa Francisco te ha nombrado arzobispo de València, y por lo tanto dejarás de ser el pastor de la diócesis hermana de Tortosa.
He de decir que me alegro y mucho, que vuelvas a la diócesis de València, donde fuiste ordenado obispo auxiliar, donde recibiste la ordenación presbiteral, donde estudiaste en el Seminario y donde naciste (en Quatretonda) a la vida y a la fe por el bautismo. Me sabe mal por los cristianos de Tortosa, porque pierden a un buen pastor, amado y valorado por presbíteros religiosas y laicos. También me sabe mal que la diócesis de Tortosa sea como un trampolín para llegar a otras diócesis: el obispo Ricard Mª Carles pasó de Tortosa a Barcelona, como también lo hizo el obispo Lluís Martínez Sistach, de Tortosa a Tarragona. Igualmente el obispo Javier Salinas pasó de Tortosa a Mallorca y ahora tu, a València.
Un obispo que cree en Dios
Obispo Enric, nos hemos encontrado diversas veces en Montserrat, y siempre te he visto con la sonrisa en los labios, el buen humor y con la alegría de la fe en el corazón. Testigo del Evangelio, eres un obispo que cree en Dios y que transmite la alegría del Evangelio. Un obispo nacido en la Vall d’Albaida y valenciano-parlante (casi un milagro). Eres un obispo que en Tortosa has sabido valorar y utilizar la lengua que compartimos los valencianos y los catalanes. Por eso quiero creer que también en tu nueva diócesis sabrás introducir, finalmente, la lengua de Sant Vicent Ferrer en la liturgia, animando a los sacerdotes a utilizar el valenciano con naturalidad, en nuestros templos.
Demagógicamente algún arzobispo, como excusa para no introducir el valenciano en las iglesias, decía que no había una demanda por parte de los cristianos valencianos. Pero estos obispos contrarios al valenciano, olvidan que después del Vaticano II, (y eso lo he vivido yo), tampoco había una demanda de la liturgia en castellano, ya que todo se hacía en latín y la gente estaba acostumbrada a responder en aquella lengua. Por eso los sacerdotes, en todos los pueblos, repartían unos libritos para que los fieles pudiesen seguir la misa en castellano. Y es que el Concilio, la Constitución Sacrosanctum concilium pedía la introducción de la lengua vernácula en la liturgia. Pero en las diócesis valencianas, (a excepción de la de Tortosa y la de Sogorb-Castelló con los obispos Pont i Gol i Cases), los sucesivos obispos de València y los de Oriola-Alacant consideraron (absurdamente), que la lengua vernácula de los valencianos era el castellano. Y así continuamos hasta ahora.
Sabiduría y sentido común
Por eso me gustaron tanto tus palabras en TV3, en la entrevista “Signes dels temps” del 9 de junio de 2013, cuando a la pregunta del presentador del programa sobre la diócesis de Tortosa, (con territorio valenciano y catalán), tu le respondiste que “la Iglesia ha de compartir las inquietudes de los pueblos”. Y hablando de la catolicidad de la Iglesia, dijiste “que, significa que si yo voy a un lugar que tiene una cultura, una lengua propia, yo debo amar esa cultura, he de hacer mía esa lengua y debo integrarme plenamente en el lugar donde he sido enviado”. Que palabras tan llenas de sabiduría y de sentido común. Es lo que hacen los obispos de Burgos y de Málaga, que utilizan el castellano en la liturgia, los de Tokio, que utilizan el japonés o los de Nueva York, que utilizan el inglés. Si los obispos que hemos tenido hasta ahora en el País Valenciano hubiesen tenido tu actitud y tu sensibilidad, nuestra lengua no continuaría excluida y prohibida en nuestros templos. Es verdad que los buenos obispos Rafael Sanus, Josep Mª Cases y Josep Pont y algunos sacerdotes, hicieron todo lo que pudieron para que el valenciano entrara en la Iglesia. Pero nunca tuvieron ni el apoyo ni la comprensión de los obispos de las diócesis valencianas, a excepción de Pont y de Cases. Además, es paradójico que el actual obispo de Oriola-Alacant hable euskera, pero no valenciano.
Contigo creo que será posible la normalización de nuestra lengua en la Iglesia y un merecido homenaje de los obispos valencianos a los beneméritos sacerdotes, Vicent Sorribes, Antoni Sanchis, Josep Antoni Comes, Vicent Micó, Alexandre Alapont y Emili Marín, y al P. Pere Riutort, pioneros en la recuperación de nuestra lengua en la Iglesia. También espero y confío que en el Seminario de València se estudie valenciano, para que así los futuros presbíteros puedan celebrar la liturgia en la lengua de Sant Vicent Ferrer.
Hace unos días el abad de Montserrat, Manel Gasch, en la entrega de los Premios Crítica Serra d’Or, dijo que hoy “escribir en catalán es un acto de generosidad”. También ha sido un acto de generosidad y de compromiso con la lengua propia del País Valenciano, el trabajo de los sacerdotes que celebran la liturgia en la lengua de Sant Vicent Ferrer y de la Beata Pepa Naval.
Padre y hermano para todos
Obispo Enric, estoy seguro que serás acogido con cariño (y muy querido) en esta diócesis que es la tuya. Ya sabes que los valencianos somos acogedores y recibimos con afecto a todos los que vienen a vivir con nosotros. Ya sabes también que tu nueva diócesis, a la que estoy seguro que servirás con gozo y solicitud, va del mar a la montaña, con ermitas y santuarios dedicados a la Virgen y a los santos, con hombres y mujeres de fe enraizada, aunque también en nuestra sociedad ha entrado la secularización y la indiferencia religiosa. Procura ser padre y hermano para todos los que peregrinan en esta porción del Pueblo de Dios que el papa te ha confiado. Padre y hermano, sobre todo, de los alejados. Delega responsabilidades y confía en los laicos y de una manera especial en las mujeres. Sin ellas las iglesias estarían vacías. Y también en los jóvenes. Ve a las periferias. Sé un obispo que pise las calles y visita los pueblos. No te encierres en el palacio episcopal; ¡Que denominación tan antievangélica para la casa dond vive el obispo!. Recibe a todos y sé comprensivo y compasivo como lo fue el Buen Pastor.
Sé que no hace falta que te lo diga, porque sé que lo harás así: no te cases ni te ates a ninguna opción política, ni favorezcas a unos y excluyas a otros. En los últimos años, hemos tenido una extraña relación (más que antinatural), entre la jerarquía valenciana y los políticos que tenían el control del poder, algunos de los cuales acabaron en la cárcel por soborno o cohecho.
"Si has de favorecer a alguien, que sean los pobres"
Trata a todos por igual y si has de favorecer a algunos, que sea a los pobres, a los marginados, a los excluidos (muchas veces por la misma Iglesia). Recuerda que la patrona de los valencianos es la Virgen de los Desamparados, la Virgen Madre de los inmigrantes, de los desahuciados, de los refugiados, de los que lloran y de los que no pueden llegar a final de mes, de los que viven solos. Es la Virgen Madre de los oprimidos, no de los opresores.
Denuncia la mentira, la corrupción, la injusticia, el fraude y el soborno, como hizo Jesús, delitos tan frecuentes en algunos políticos valencianos, algunos de ellos encarcelados. Y denuncia, con valentía profética a los que pisotean a los más débiles de nuestra sociedad
En sintonía con el papa Francisco, anima a los cristianos valencianos a hacer realidad una nueva primavera eclesial, más sinodal, más fraterna y más fiel al Vaticano II. Después de unos años calificados como de invierno eclesial, el 2013, el papa Bergoglio abrió (como ahora hace 60 años con el Concilio), puertas y ventanas en una nueva primavera de esperanza.
No hace falta que te recuerde que (ya hace demasiados años), la Acadèmia Valenciana de la Llengua tradujo el Misal Romano al valenciano, una traducción que estará llena de polvo en algún cajón del palacio arzobispal de València. Rescátalo de su secuestro y convence a los otros obispos de la Provincia Eclesiástica Valentina, de la necesidad pastoral de su aprobación para que podamos celebrar nuestra fe en nuestra lengua. Recuerda que las conclusiones de las Constituciones Sinodales de la Diócesis de València y las del Plan Pastoral Diocesano, recogen la petición de los participantes en aquellas asambleas, de que se editase el Misal Romano en valenciano y también los demás libros litúrgicos, sin que hasta el momento se haya hecho realidad lo que pedían los participantes en estas asambleas. Cabe recordar (y es solo un ejemplo), que el papa Francisco, en su homilia del 7 de enero de 2018, decía: “La transmisión de la fe solo se puede hacer en el dialecto de la familia, en la lengua del padre y de la madre”. Por eso los cristianos valencianos queremos una Iglesia inculturada y encarnada y no una Iglesia colonizadora como la que hemos sufrido desde hace siglos.
La reivindicación del valenciano en la Iglesia viene de lejos, aunque siempre ha sido ignorada por los obispos valencianos (a excepción de Pont i Gol i Cases Deordal, obispos de Sogorb-Castelló). Así, en 1965, más de 20000 valencianos firmaron un documento pidiendo a los obispos la introducción de la lengua de Sant Vicent Ferrer en la Iglesia, una petición que cayó en saco roto, ya que después del Concilio se pasó del latín al castellano. Y en marzo de 2021, el Grup Cristià del Dissabte presentó un manifiesto por el valenciano en la Iglesia, firmado por numerosos valencianos, que también fue ignorado por los obispos. Y aún, hace unos años, un grupo de sacerdotes, encabezado por mossèn Alexandre Alapont y mossèn August Monzon dirigieron una carta a los obispos valencianos para que introdujesen la lengua de Sant Vicent Ferrer en la Iglesia. El resultado de esta nueva petición a los obispos, como en las anteriores, fue nulo.
Servidor de la caridad y la verdad
En la entrevista del programa de TV3, “Signes dels temps”, que he mencionado antes, comentabas que en iniciar tu ministerio episcopal, decías que ibas a Tortosa, no como “amo ni como déspota”, sino como “pastor y servidor”, como recoge la primera Carta de San Pedro, y que la caridad y la verdad son tu lema episcopal. Sé siempre así: servidor de la caridad y de la verdad y como decía en una entrevista reciente el obispo Victorio Oliver, emérito d Oriola-Alacant, (con motivo de sus 50 años de ordenación episcopal), que el pueblo que servirás (como has hecho en Tortosa) te ayude y te enseñe a ser un buen obispo. El obispo Victorio lo decía así: “A mí el pueblo me ha enseñado a ser obispo”.
Vienes de Tortosa, de la Virgen de la Cinta, y de los santuarios de la Fontcalda, la Vallivana o la Balma. Ahora vuelves a València donde en la catedral tendrás tu sede a la sombra del Micalet, que, curiosamente fue construido por el arquitecto tortosino, Andreu Julià. Y te encontrarás con un pueblo que venera con devoción a la Virgen Madre, con advocaciones tan bellas como de la Salut en Algemesí, los Lliris en Alcoi, de l’Oreto, en l’Alcúdia, la del Remedio en Utiel, la Mare de Déu dels Xics en la Font de la Figuera, la de Montiel, en Benaguasil, la de Agres, la del Puig, la de la Paz en Villar del Arzobispo, la del Rosario en Quatretonda o la Puríssima Xiqueta en Benissa. Que Santa María, la discípula fiel al Evangelio, te acompañe en esta nueva etapa de tu vida en el servicio episcopal a los cristianos de la diócesis de València. También te acompañaremos en la oración y en el afecto, los cristianos valencianos que nos alegramos muchísimo de tu nombramiento como nuevo arzobispo de València y de tu servicio episcopal entre nosotros.
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