Barcelona acoge un simposio europeo sobre el acompañamiento a la juventud en siglo XXI Francisco pide a los jóvenes que "sean portadores convencidos de la alegría del Evangelio a todos los ambientes"

(Jesús Bastante).- Barcelona se convierte, en estos días, en la capital de la juventud cristiana europea. Desde hoy, y hasta el 31 de marzo, responsables de pastoral juvenil, escolar, universitaria, vocacional y catequética de las Conferencias Episcopales de Europa debaten sobre el acompañamiento a los jóvenes.

El Simposio, bajo el lema Caminaba con ellos (Lc 24,15). Acompañar a los jóvenes a responder libremente a la llamada de Cristo, ha sido promovido por el Consejo de Conferencias Episcopales de Europa (CCEE) en colaboración con la Conferencia Episcopal Española y la diócesis de Barcelona, y ha sido inaugurado esta tarde en el seminario Conciliar.

La apertura ha estado presidida por un mensaje del Papa Francisco a los participantes del simposio, en el que invita a los jóvenes a "reflexionar sobre los retos de la evangelización y el acompañamiento de los jóvenes", para que "mediante el diálogo y el encuentro, y como miembros vivos de la familia de Cristo, los jóvenes sean portadores convencidos de la alegría del Evangelio a todos los ambientes".

Posteriormente, el arzobispo de Barcelona, Juan José Omella (quien después de su intervención excusó su ausencia en el acto, pues mañana tiene reunión de la Congregación de Obispos en Roma), dio a los asistentes la bienvenida a "esta ciudad abierta y cosmopolita".

El prelado, citando al Papa, subrayó que este simposio pretende "acompañar a los jóvenes, saliendo de los esquemas elaborados de antemano, encontrándolos donde están, adaptándose a sus tiempos y a sus ritmos", con la intención de "transformar un anuncio recibido en gestos y palabras, en el esfuerzo cotidiano para construir la propia historia y en la búsqueda más consciente de una búsqueda para sus vidas".

"He aquí un auténtico desafío. Acompañar es hacer de educadores, en el sentido más profundo de la palabra (ser capaces de extraer lo mejor de cada persona)", proclamó Omella, quien invitó a "caminar en un diálogo sincero que, partiendo de nuestra experiencia, permita un rico intercambio de nuestros puntos de vista", para ofrecer a "una juventud activa y comprometida" nuevas "fórmulas que les ayuden a encontrar su camino, a formarse y prepararse como jóvenes comprometidos por un mundo mejor", y que luche "contra el individualismo y esa globalización que no pone sus raíces en la persona".

"Europa encuentra esperanza cuando se abre a los jóvenes, y les ofrece posibilidades reales de inversión, cuando inverte en la familia, cuando respeta los ideales de sus ciudadanos", concluyo Omella.

Por su parte, el todavía presidente de la Conferencia Episcopal italiana, Angelo Bagnasco, reivindió el camino de Emaús como fórmula para los jóvenes en este tercer milenio. "Caminar juntos es posible, y es deseable", recalcó el purpurado, quien incidió en que "los jóvenes son el futuro de la vida y de la Iglesia".

Por su parte, Vicent Nichols explicó la relevancia del encuentro de jóvenes de Barcelona para la Iglesia europa. En su breve intervención, bromeó sobre sobre la conveniencia de que él, un obispo de Reino Unido, esté hablando de los jóvenes de la UE. Ya más en serio, mostró su esperanza en que "este simposio pueda ayudar a encontrar respuestas para los jóvenes de toda Europa".

Finalmente, el cardenal de Valencia y vicepresidente de la CEE, Antonio Cañizares, encuadró el evento en vísperas del Sínodo de 2018 y la JMJ de Panamá 2019, e invitó a "acompañar a los jóvenes al encuentro con Cristo, y que compartan su camino, sus gozos y esperanzas, sus inquietudes más verdaderas y dignas".

"Los jóvenes, que son el futuro de la sociedad, no serán artífices si no tienen el encuentro con Cristo, que les enseña el arte de vivir". "La Iglesia no tiene otra palabra que la de Cristo, y no la podemos silenciar, ni la dejaremos morir, ni la dejaremos de dar a quien nos la pide", pues "vive en la Iglesia, se encuentra en los pobres y en los que sufren"

Por ello, añadió el purpurado, "los jóvenes han de descubrir que merece la pena ser Iglesia, han de percibir que les queremos y confiamos en ellos, que en la Iglesia tienen su hogar. Son esperanza del mundo y de la Iglesia. En ellos se dan valores que denotan que Cristo no está entre ellos".

Cristo, como único camino "que conduce a la libertad y a la vida", frente a un mundo "que no es un lugar amable". Por ello, Cañizares pidió "no cerrar los ojos ante las amenazas que acechan a su alrededor, con sucedáneos baratos a la libertad, que no responden a las preguntas más importantes y urgentes". "Este mundo los deja solos, porque no les interesa su persona ni su alegría", clamó el purpurado. "Es preciso acompañarles para que encuentren el único camino".

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