"Les agradecemos el tetimonio de sabiduría que nos ofrecen continuamente" El Papa en el ángelus: "Saludamos a los abuelos con cariño"
(José M. Vidal, Rio de Jabiero).- Un ángelus especial para el Papa: un viernes y desde el palacio episcopal de Rio de Janeiro, tras confesar a cinco jóvenes y recibir a varios reclusos. Porque, para Francisco, la oración siempre va acompañada de compromiso. Un ángelus en la fiesta de San Joaquín y Santa Ana, los abuelos de Cristo. Y el Papa aprovechó para hacer un canto a la ancianidad y al diálogo intergeneracional. Porque los abuelos son "un patrimonio de amor y de fe"
"Que mi paso enttre vosotros renueve el amor a Cristo y a la Iglesia"
"El Ave María es una oración muy importante"
"Nos recuerda un acontecimiento que transformó la Historia"
"Hoy la Iglesia celebra a los abuelos de Jesús: San Joaquín y Santa Ana"
"En su casa, creció María acompañada por su amor y su fe"
"El valor precioso de la familia, como lugar privilegiado para transmitir la fe"
"Hoy, en Brasil y en otras partes, se celebra la fiesta del os abuelos"
"Los abuelos son importantes para comunicar el patrimonio de amor y de fe"
"Es importante el diálogo entre las generaciones, como nos recuerda Aparecida"
"El diálogo entre generaciones es un tesoro que debe ser conservado y alimentado"
"Los jóvenes saludan a sus abuelos con mucho cariño"
"Saludamos a los abuelos"
"Y les agradecen el tetimonio de sabiduría que nos ofrecen continuamente"
"Sintámonos como una única y gran familia"
"Que la Virgen guarde a nuestras familias"
Alocución del Papa antes del rezo del Ángelus
Queridos hermanos y amigos
Doy gracias a la Divina Providencia por haber guiado mis pasos hasta aquí, a la ciudad de San Sebastián de Río de Janeiro. Agradezco de corazón a Mons. Orani y también a ustedes la cálida acogida, con la que manifiestan su afecto al Sucesor de Pedro. Me gustaría que mi paso por esta ciudad de Río renovase en todos el amor a Cristo y a la Iglesia, la alegría de estar unidos a Él y de pertenecer a la Iglesia, y el compromiso de vivir y dar testimonio de la fe.
Una bellísima expresión popular de la fe es la oración del Ángelus (en Brasil, la Hora de María). Es una oración sencilla que se reza en tres momentos señalados de la jornada, que marcan el ritmo de nuestras actividades cotidianas: por la mañana, a mediodía y al atardecer. Pero es una oración importante; invito a todos a recitarla con el Avemaría. Nos recuerda un acontecimiento luminoso que ha transformado la historia: la Encarnación, el Hijo de Dios se ha hecho hombre en Jesús de Nazaret.
Hoy la Iglesia celebra a los padres de la Virgen María, los abuelos de Jesús: los santos Joaquín y Ana. En su casa vino al mundo María, trayendo consigo el extraordinario misterio de la Inmaculada Concepción; en su casa creció acompañada por su amor y su fe; en su casa aprendió a escuchar al Señor y a seguir su voluntad. Los santos Joaquín y Ana forman parte de esa larga cadena que ha transmitido el amor de Dios, en el calor de la familia, hasta María que acogió en su seno al Hijo de Dios y lo dio al mundo, nos los ha dado a nosotros. ¡Qué precioso es el valor de la familia, como lugar privilegiado para transmitir la fe! Refiriéndome al ambiente familiar quisiera subrayar una cosa: hoy, en esta fiesta de los santos Joaquín y Ana, se celebra, tanto en Brasil como en otros países, la fiesta de los abuelos. Qué importantes son en la vida de la familia para comunicar ese patrimonio de humanidad y de fe que es esencial para toda sociedad. Y qué importante es el encuentro y el diálogo intergeneracional, sobre todo dentro de la familia. El Documento conclusivo de Aparecida nos lo recuerda: "Niños y ancianos construyen el futuro de los pueblos. Los niños porque llevarán adelante la historia, los ancianos porque transmiten la experiencia y la sabiduría de su vida" (n. 447). Esta relación, este diálogo entre las generaciones, es un tesoro que tenemos que preservar y alimentar. En estas Jornadas de la Juventud, los jóvenes quieren saludar a los abuelos. Los saludan con todo cariño y les agradecen el testimonio de sabiduría que nos ofrecen continuamente.
Y ahora, en esta Plaza, en sus calles adyacentes, en las casas que viven con nosotros este momento de oración, sintámonos como una gran familia y dirijámonos a María para que proteja a nuestras familias, las haga hogares de fe y de amor, en los que se sienta la presencia de su Hijo Jesús.