Francisco clausura el encuentro de Cracovia, una "oxigenación espiritual" El Papa anuncia que Panamá será la sede de la JMJ de 2019
(Jesús Bastante).- Como estaba previsto, al término del Angelus, el Papa Francisco proclamó que la próxima edición de la Jornada Mundial de la Juventud, en 2019, tendrá lugar en Panamá. Un "país puente" entre América del Norte y Sudamérica, entre los océanos Pacífico y Atlántico. Todo un símbolo para unir el norte y el sur, el este y el oeste, en una sola fraternidad humana. Cracovia cede el paso a Panamá, que podrá ser el eje de una hipotética visita del Papa a Centroamérica.
En sus palabras finales ante los 1,6 millones de jóvenes, el Papa agradeció a "todos aquellos que han colaborado para el buen desarrollo" de la JMJ, y un "inmenso gracias" a todos los jóvenes. Con un especial recuerdo para Karol Wojtyla: "San Juan Pablo II ha disfrutado desde el cielo, y os ayudará a llevar por todo el mundo la alegría del Evangelio".
Estos días "han sido una «oxigenación» espiritual para que podáis vivir y caminar en la misericordia una vez que hayáis regresado a vuestros países y a vuestras comunidades", apuntó Francisco, quien les pidió "ser testigos de Cristo allá donde vive, en la familia, en la parroquia, en las asociaciones y en los grupos, en los ambientes de estudio, de trabajo, de servicio, de ocio, donde quiera que la providencia os guie en vuestro camino".
"Con la intercesión de María, invocamos el Espíritu Santo para que ilumine y sostenga el camino de los jóvenes en la Iglesia y en el mundo, para que seáis discípulos y testigos de la Misericordia de Dios", culminó Bergoglio.
Palabras del Angelus:
Queridos hermanos y hermanas,
Al final de esta celebración, deseo unirme a todos vosotros en el agradecimiento a Dios, Padre de infinita misericordia, porque nos ha concedido vivir esta Jornada Mundial de la Juventud. Doy las gracias al Cardenal Dziwisz y al Cardenal Ryłko por las palabras que me han dirigido, y sobre todo por el trabajo y la oración con la que han preparado este evento; y doy las gracias a todos aquellos que han colaborado para su buen desarrollo.Y un inmenso «gracias» a vosotros, queridos jóvenes. Habéis llenado Cracovia con el entusiasmo contagioso de vuestra fe. San Juan Pablo II ha disfrutado desde el cielo, y os ayudará a llevar por todo el mundo la alegría del Evangelio.
En estos días hemos experimentado la belleza de la fraternidad universal en Cristo, centro y esperanza de nuestra vida. Hemos escuchado su voz, la voz del Buen Pastor, vivo en medio de nosotros. Él ha hablado al corazón de cada uno de vosotros: os ha renovado con su amor, os ha hecho sentir la luz de su perdón, la fuerza de su gracia.
Os ha hecho experimentar la realidad de la oración. Ha sido una «oxigenación» espiritual para que podáis vivir y caminar en la misericordia una vez que hayáis regresado a vuestros países y a vuestras comunidades.
Aquí, junto al altar, hay una imagen de la Virgen María venerada por Juan Pablo II en el santuario de Calvaria. Ella, nuestra Madre, nos enseña cómo la experiencia vivida aquí en Polonia puede ser fecunda; nos dice que hagamos como ella: no desperdiciar el don recibido, sino custodiarlo en el corazón, para que germine y dé fruto, con la acción del Espíritu Santo. De este modo, cada uno de vosotros, con vuestras limitaciones y fragilidades, podrá ser testigo de Cristo allá donde vive, en la familia, en la parroquia, en las asociaciones y en los grupos, en los ambientes de estudio, de trabajo, de servicio, de ocio, donde quiera que la providencia os guie en vuestro camino.
La Providencia de Dios siempre nos precede. Pensad que ya ha decidido cuál será la próxima etapa de esta gran peregrinación iniciada por san Juan Pablo II en 1985. Y por eso os anuncio con alegría que la próxima Jornada Mundial de la Juventud - después de las dos de ámbito diocesano - será en 2019 en Panamà.
Con la intercesión de María, invocamos el Espíritu Santo para que ilumine y sostenga el camino de los jóvenes en la Iglesia y en el mundo, para que seáis discípulos y testigos de la Misericordia de Dios.
Recitemos juntos ahora la oración del Ángelus.