"Los grupos cerrados y actitudes elitistas rompen con lo que el Papa nos está diciendo" Raúl Tinajero: "No podemos hablar de un Evangelio para los jóvenes si no abrimos los brazos para acoger a todos"
"Los proyectos de pastoral con jóvenes que caen en un elitismo de crear grupos selectos o de pensamiento único, o mirando una sola realidad, ahora mismo en nuestra pastoral cada vez tiene menos cabida. No podemos hablar de un Evangelio de Cristo si no estamos abriendo los brazos para acoger a todos"
"Es un momento de apostar por Jesús y por el Evangelio, por esos valores que muchas veces se quedan tapados por tantas cosas que intentan condicionar la realidad de los jóvenes. Tenemos que apostar por esos valores evangélicos. Y el joven responde"
Sobre los cánticos ultra: "No podemos caer en ideologizar nuestra vida de fe, en pensar que unos sí y otros no. Nosotros trabajamos por y para el evangelio, y los jóvenes son una parte fundamental"
"Tenemos que dar un paso hacia adelante con ellos. Les pedimos que partan sin demora, pero evidentemente hay que creer en ellos, apostar por ellos, hacer esfuerzos para que puedan ser protagonistas en todos los procesos y caminos, en apuestas que planteemos"
Sobre los cánticos ultra: "No podemos caer en ideologizar nuestra vida de fe, en pensar que unos sí y otros no. Nosotros trabajamos por y para el evangelio, y los jóvenes son una parte fundamental"
"Tenemos que dar un paso hacia adelante con ellos. Les pedimos que partan sin demora, pero evidentemente hay que creer en ellos, apostar por ellos, hacer esfuerzos para que puedan ser protagonistas en todos los procesos y caminos, en apuestas que planteemos"
Un mes después, toca hacer balance. Tras el éxito (aunque no le gusta la palabra) de la JMJ de Lisboa, donde la juventud española fue la más numerosa, el responsable de Pastoral Juvenil de la CEE, Raúl Tinajero, repasa en conversación con RD los pros y los contras del macro encuentro de jóvenes católicos, las dificultades y los retos de futuro de una pastoral que, tiene claro, debe hacer a los jóvenes protagonistas de la evangelización.
"Las dificultades, los momentos malos pasan a un segundo plano por la intensidad con lo que se ha vivido. Me quedo con la alegría y la felicidad de los jóvenes que llegan a sus casas llenos de fuerza, alegría de Cristo, de una Iglesia que está viva y donde tienen un lugar", nos cuenta Tinajero, que cree que estamos en "un momento positivo, de apostar por Jesús, por el Evangelio y los jóvenes" aunque, admite, "puede haber espacios y realidades a los que les cueste caminar juntos".
-Después de la JMJ, toca descansar, ¿no? ¿Cuánto tiempo le has dedicado a la JMJ de Lisboa?
Después de un evento de esta magnitud siempre es necesario descansar un poco, dedicar unos días a tener paz y tranquilidad, y dejar que todo lo vivido se haga vida en uno. Cuando estás en una organización, vas a mil por hora y no siempre puedes saborearlo bien. Son casi tres años de preparación, teniendo en cuenta que hemos tenido la pandemia y la PEJ (Peregrinación Europea de Jóvenes), que ha supuesto bastante desgaste. Los últimos meses, todo iba muy deprisa, el número de jóvenes españoles iba creciendo, lo cual suponía mucho más esfuerzo, y había que contar con los propios ritmos de la organización.
Ahora estamos en ese tiempo de descanso antes de empezar a pensar en un montón de cosas que tenemos a la vuelta del verano: el encuentro de Taizé previo al Sínodo, el encuentro de delegados de juventud, el encuentro de músicos católicos…
- Defíneme en una frase la JMJ
Resumir toda la JMJ en una frase es complicado. A lo mejor me iría a alguna de las frases del Papa, el famoso ‘Todos, todos, todos’. Creo que la lección que hemos vivido estos días, es que, sin duda, tenemos que creer en los jóvenes. Y eso significa mucho. Estamos en un momento de creer en los jóvenes, en sus posibilidades y lo que nos pueden aportar a todos. Tenemos que dar un paso hacia adelante con ellos. Les pedimos que partan sin demora, pero evidentemente hay que creer en ellos, apostar por ellos, hacer esfuerzos para que puedan ser protagonistas en todos los procesos y caminos, en apuestas que planteemos. Tenemos una juventud en la que hay que creer, no solo apostar por ella para grandes eventos o cumplimentar actividades, sino para creer realmente en los jóvenes.
- ¿Se puede calificar de éxito?
A mí la palabra éxito no me gusta, porque nos puede llevar a creernos más de lo que tenemos. Hemos conseguido que, con el esfuerzo de todos, empezando por los jóvenes, los objetivos que se planteaban en la JMJ se han conseguido en buena parte. Otros hay que ir consiguiéndolos. Cualquier evento de este tipo también tiene un ‘después’, este es uno de los grandes retos y dificultades. Si hemos dado un paso adelante en la pastoral con jóvenes, es fruto del trabajo de años en los que se ha apostado por un trabajo de comunión, coordinado, de protagonismo activo de los jóvenes, de pensar en ellos y en sus realidades concretas, partiendo de la escucha, la atención y la comprensión. Y esto trae frutos, el joven responde. Hay que creer en ese camino y apostar porque ellos puedan dar una respuesta hoy y mañana en nuestra Iglesia.
Está muy bien ir a ver al Papa el fin de semana, pero la JMJ hay que vivirla desde el principio, e incluso antes, preparándose en su realidad. Vivir la experiencia de los días de la diócesis, la familia, los más cercanos, es una de las experiencias más válidas
- ¿Con qué te quedas? ¿Qué ha sido lo mejor y lo peor?
La JMJ hay que entenderla como un todo. Está pensada con una estructura que hace que la fuerza la recibas cuando haces todo el proceso. Está muy bien ir a ver al Papa el fin de semana, pero la JMJ hay que vivirla desde el principio, e incluso antes, preparándose en su realidad. Vivir la experiencia de los días de la diócesis, la familia, los más cercanos, es una de las experiencias más válidas.
Después llegas a la ciudad, todo va in crescendo. Nosotros empezamos con el encuentro de los españoles, después la misa de apertura donde comenzamos a convivir con otras realidades, la llegada del Papa, el Vía crucis que fue impresionante, la Vigilia… Las dificultades, los momentos malos pasan a un segundo plano por la intensidad con lo que se ha vivido. Me quedo con la alegría y la felicidad de los jóvenes que llegan a sus casas llenos de fuerza, alegría de Cristo, de una Iglesia que está viva y donde tienen un lugar.
A mí me ha tocado vivir todo, y sé que hay cosas que mejorar en la organización. Hay que ir mejorando cosas. La experiencia de años te hace ver cosas.
- La iglesia española y su pastoral juvenil, ¿puede apostar por ser de ‘todos, todos, todos’?
Una de las cosas que llevamos haciendo desde hace algunos años es el de acoger ese ‘todos todos todos’ en varias líneas. En primer lugar, con el deseo de trabajar en comunión, siendo capaces de trabajar con la diversidad, hacer un proyecto juntos, con los mismos objetivos, desde cada carisma, para tratar llevar adelante esta pastoral. No es fácil, y puede haber espacios y realidades a los que les cueste caminar juntos. Hay que sentarse, trabajar y compartir. Los proyectos de pastoral con jóvenes que caen en un elitismo de crear grupos selectos o de pensamiento único, o mirando una sola realidad, ahora mismo en nuestra pastoral cada vez tiene menos cabida. No podemos hablar de un Evangelio de Cristo si no estamos abriendo los brazos para acoger a todos. Estamos en esa línea. La inmensa mayoría de esas realidades están: puede haber realidades concretas que pueden caer en la tentación de formar grupos cerrados y actitudes elitistas, que rompen con lo que el Papa y el Sínodo nos está diciendo. Estamos en esa apuesta, vamos caminando poco a poco, y es importante seguir apostando por ello.
- ¿Cómo sale la juventud católica de Lisboa? Los obispos, ¿entienden a los jóvenes?
Más allá de los números, de la cantidad de jóvenes que han participado en la JMJ, la pastoral juvenil en España está viva. A pesar de las situaciones que estamos viviendo en todos los ámbitos, a pesar del alejamiento producido por la secularización o las causas que llevan a que cada vez los jóvenes se alejen más de la Iglesia, lo que hemos visto es que tenemos unas posibilidades inmensas de mostrar a los jóvenes la alegría de la fe. Los jóvenes están buscando. Es un momento de apostar por Jesús y por el Evangelio, por esos valores que muchas veces se quedan tapados por tantas cosas que intentan condicionar la realidad de los jóvenes. Tenemos que apostar por esos valores evangélicos. Y el joven responde. Es un momento positivo. No para tirar cohetes, pero sí es un momento de esperanza, de brotes verdes. La JMJ ha sido un impulso importante, y queremos que se vaya consolidando. Aquí tenemos todos la responsabilidad, empezando por los obispos, y también por parte de los jóvenes, que tienen una tarea de corresponsabilidad, y reclamar su papel protagonista en la evangelización. Es una tarea de todos. Los obispos tratan de entender, cada uno con sus realidades, la situación de los jóvenes. Hay que hacer una pastoral juvenil activa.
Los obipos, sobre los cánticos de 'Que te vote Txapote' por parte de algunos de los jóvenes españoles que han acudido a la JMJ: "Son cosas pequeñas, esporádicas, que no tienen nada que ver con la JMJ ni con el sentir de la Conferencia Episcopal" https://t.co/ivyxqB996Jpic.twitter.com/lAV0gVSmKD
— Europa Press (@europapress) August 6, 2023
- Pese al éxito, ha habido algunas polémicas, desde los ataques a católicos LGTBI a los cantos del cara al sol o Que te vote Txapote. ¿A qué lo achacas?
Evidentemente ha habido situaciones que hay que revisar, y nos preocupan actitudes y formas que no son positivas y no ayudan, que pueden surgir de la realidad de los propios jóvenes, o simplemente por dejarse llevar de bromas o euforias. No es que le quiera quitar importancia, pero tampoco dársela. No podemos caer en ideologizar nuestra vida de fe, en pensar que unos sí y otros no. Nosotros trabajamos por y para el evangelio, y los jóvenes son una parte fundamental.
Esas pequeñas actitudes que han podido representar algunos, que no podemos aceptarlas, no han sido adecuadas, ni en comportamientos ni en formas. No puedes ofender o hacer sentir mal a otras personas, eso no nos lo dice el Evangelio. Todos, todos, todos hemos de tener nuestro espacio de escucha acogida y acompañamiento dentro de la Iglesia.
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