La Luz de la Paz de Belén a España el 12 de diciembre Scouts MSC: 'El resurgir de la Luz'

Resurgir: “recobrar nuevas fuerzas, físicas o morales”. Así describe la RAE uno de los objetivos que Scouts MSC (Movimiento Scout Católico) se marca tras pasar el momento más álgido de la pandemia. No es un secreto que todos los movimientos y asociaciones de educación no formal hemos sido golpeados por la ausencia de actividad, la base de nuestra propuesta educativa.

Sostiene nuestra Ley Scout (un decálogo del ser y el hacer) que los scouts “sonreímos ante las dificultades”. Ese canto de optimismo es, también en nuestro caso, un canto a la confianza y a la esperanza que, coincidiendo con el tiempo de Adviento, simbolizamos en una llama encendida a miles de kilómetros, en la cueva de la Natividad en Belén.

La luz que emite la convertimos en una de las celebraciones más importantes del escultismo católico de nuestro país, la llegada y reparto de la Luz de la Paz de Belén que este año tiene por lema “El resurgir de la Luz”. Elegimos esta frase porque necesitamos resurgir de la oscuridad en la que nos ha encerrado la pandemia, necesitamos que nos ilumine la luz de Jesús de Nazaret: “Yo soy la luz del mundo” (Jn. 8, 12), para ser a su vez “luz del mundo” (Mt. 5, 14).

En estos tiempos de zozobra es más necesario que nunca aportar luz para el presente y para el futuro. Una que nos ilumine a todos. Por eso, cuando se acercan los días en que Cristo vuelve a nacer, te invitamos, como hizo Él, a ser la luz que brilla entre los que te rodean.

Los scouts sabemos que las pequeñas acciones también consiguen grandes cosas. La celebración de la Luz de la Paz de Belén es un gesto de hermandad, de solidaridad con todos los hombres y mujeres que sufren, que pasan hambre, que son atacados en su dignidad, que necesitan el calor de la luz. Los que formamos Scouts MSC trabajamos para dejar el mundo en mejores condiciones de como lo hemos encontrado. Una tarea que hacemos llevando la luz del Evangelio a través de nuestras pequeñas acciones para conseguir grandes cosas.

La tradición de la Luz de la Paz de Belén, que este año celebramos en Santiago de Compostela, se remonta a 1986 cuando los Scouts de Austria pusieron en marcha en la ciudad de Linz el proyecto Luz en la Oscuridad.

Un scout austríaco, elegido por haberse destacado en su servicio a los demás, parte hacia Belén poco antes de la Navidad para prender la llama de una de las velas de la gruta de la Natividad. Él será el guardián de ese fuego que vuelve a Austria con permisos especiales para viajar en avión y protegido en un candil para que no se apague.

Este año, aunque el deseo de los scouts era desplazarnos a Viena, donde escultistas católicos de todo el mundo acuden a recoger la llama de la esperanza, el repunte de la pandemia ha hecho que fuera imposible. En ocasiones especiales como esta, la Luz de la Paz de Belén se recoge en parroquias o conventos donde brilla durante todo el año. Una vez en la catedral de Santiago de Compostela, se distribuirá entre las delegaciones del movimiento presentes en toda España, así como entre otras entidades católicas.

Una luz encendida, una llama viva, que repartiremos los más de 350 grupos scouts para iluminar a comunidades, parroquias, escuelas, hospitales, prisiones y residencias de ancianos en los días previos a la Navidad.

Para Scouts MSC el Adviento es el tiempo en el que nos preparamos y nos mantenemos dispuestos a hacer lo que de nosotros dependa para que la Luz de Belén, la luz que nace en un pesebre, nos dé fuerzas para seguir trabajando por un mundo mejor.

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