La custodia como ministerio, el poder como servicio

El Papa Francisco ha iniciado su ministerio petrino con la Santa Misa de la Solemnidad de San José y con la consiguiente homilía basada en las lecturas de la Solemnidad. Y, ha querido que sea así porque considera que es “una coincidencia muy rica de significado”.

El núcleo de ese significado coincidente el Papa lo ha concretado en el versículo «José hizo lo que el ángel del Señor le había mandado, y recibió a su mujer» (Mt 1,24), poniendo el acento sobre la dimensión de custodio de María y Jesús que Dios confía a José y que como bien apunta el Papa “es una custodia que se alarga luego a la Iglesia”.
A partir de estas palabras, todo lo que el Papa ha señalado sobre José, cobraba un nuevo sentido al aplicarlo a su ministerio petrino.

Pregunta el Papa “¿Cómo ejerce José esta custodia?” A lo que responde “Con discreción, con humildad, en silencio, pero con una presencia constante y una fidelidad y total”. Y no podemos menos que constatar nuevamente la coincidencia entre lo que significa el servicio de San José y lo que nos está mostrando día a día el Papa Francisco en el ejercicio de su ministerio-servicio.

Y vuelve a preguntar “¿Cómo vive José su vocación como custodio de María, de Jesús, de la Iglesia? Con la atención constante a Dios, abierto a sus signos, disponible a su proyecto, y no tanto al propio”. Y visualizamos todos que el Papa nos está mostrando todo un programa de futuro para la gran tarea que le espera a él…. Y también a nosotros.

Esa custodia abarca toda la creación. Y así, el Papa ha unido de una pincelada desde el Génesis hasta hoy, con trazos sobre el mal (“Por desgracia, en todas las épocas de la historia existen «Herodes» que traman planes de muerte, destruyen y desfiguran el rostro del hombre y de la mujer”) y, por supuesto, trazos de la respuesta del bien, como su ahora santo patrón, Francisco de Asís.

El momento, quizá, más intenso y, a la vez, seguramente uno de los que más se utilice como titular, sea cuando ha remarcado: “No debemos tener miedo de la bondad, más aún, ni siquiera de la ternura”. Todo un lema que llama a centrarnos en el Evangelio más puro.

Cuando la homilía se ha volcado ya plenamente en tratar el ministerio petrino, ha llegado la pregunta más interesante de la mañana: “Jesucristo ha dado un poder a Pedro, pero ¿de qué poder se trata?” Y rápidamente la humilde y evangélica respuesta: “Nunca olvidemos que el verdadero poder es el servicio”.

Concretando el papa aún más qué es lo que él considera el contenido básico de su ministerio, ha desarrollado el programa: debe poner sus ojos en el servicio humilde, abrir los brazos para custodiar a todo el Pueblo de Dios, acoger con afecto y ternura a toda la humanidad, y “especialmente los más pobres, los más débiles, los más pequeños; eso que Mateo describe en el juicio final sobre la caridad: al hambriento, al sediento, al forastero, al desnudo, al enfermo, al encarcelado” (cf. Mt 25,31-46). Y más aún, lo ha culminado con otro lema “Sólo el que sirve con amor sabe custodiar”.

Y no se ha olvidado de la Palabra. Ha sido por medio de lo que Dios pide a David (1ª lectura de la Misa - Segundo Libro de Samuel) que nos ha indicado que espera Dios de la Iglesia de Cristo: “Dios no quiere una casa construida por el hombre, sino la fidelidad a su Palabra”.

Resumiendo con los lemas que nos ha lanzado el Papa Francisco: “No debemos tener miedo de la bondad ni de la ternura”, “El verdadero poder es el servicio” y “Solo el que sirve con amor sabe custodiar”.

Quique Fernández
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