El papa Francisco y las entrevistas
Bajo el Epígrafe «El Evangelio como referente» empezamos una serie de artículos sobre los gestos y actitudes del Papa Francisco en relación con los gestos y actitudes de Jesús de Nazaret.
No estamos acostumbrados a que el Papa sea entrevistado. Parece que lo suyo es que el Papa nos hable por medio de encíclicas, exhortaciones apostólicas, discursos y homilías. E, incluso, que desde esas intervenciones nos pregunte lo que él crea conveniente.
Pero que el Papa conteste preguntas… y sí además las preguntas son las que los periodistas quieran… y si además no se las han pasado antes…
Parece ser que eso es lo que pasó con Jesús y así nos lo narran los evangelios sinópticos. A bocajarro le preguntan a Jesús: «¿Nos es lícito pagar tributo al César o no?» (Lc 20,22)
Las primeras entrevistas
Y eso también fue lo que aconteció en el avión de vuelta de la Jornada Mundial de la Juventud. Pero ya se había celebrado antes una entrevista. Fue en el mismo Brasil que el Papa Francisco concedió una entrevista a la televisión «O Globo». Quizá su difusión en los canales más tradicionales haya sido más bien escaso, pero algunas de las ideas que el Papa expresa en sus respuestas nos ha ido llegando por el boca a boca y, sobre todo, por canales de vídeo por Internet.
Alguna de las frases más destacadas son: «Siento que tenemos que dar testimonio de cierta simplicidad. Incluso diría de pobreza», «Para mí es fundamental la cercanía de la Iglesia. No conocemos ninguna mamá por correspondencia. La mamá da cariño, toca, besa, ama».
¿Simplicidad? ¿Pobreza? ¿Cercanía? Esta música me suena del repertorio del Evangelio ¿no?
En cambio, sí fue altamente difundida la rueda de preguntas que el Papa Francisco concedió volando de vuelta a Roma. Y lo hizo sin «trampa ni cartón». Respondió sobre el IOR, la ordenación de mujeres o el lobby gay.
La entrevista a Civiltà Cattolica
Y, llegamos a la ya famosa entrevista que el Papa ha concedido a las revistas jesuíticas. Durante tres sesiones el Papa Francisco ha respondido a las preguntas del P. Antonio Spadaro, S.J., director de la revista La Civiltà Cattolica.
El Papa ha sorprendido, aún más si cabe, por sus respuestas. Algunas han sido bien personales: «Mi forma autoritaria y rápida de tomar decisiones me ha llevado a tener problemas serios y a ser acusado de ultraconservador… pero jamás he sido de derechas». «Lo que verdaderamente prefiero es la Adoración vespertina, incluso cuando me distraigo pensando en otras cosas o cuando llego a dormirme rezando».
¡Vaya! Al igual que Dios se hace uno de nosotros en su Hijo, ahora resulta que el Papa, como yo y otros tantos, se despista e, incluso, se duerme en la oración.
Pero, desde luego, lo que ha causado más revuelo han sido estas palabras:
«No podemos seguir insistiendo solo en cuestiones referentes al aborto, al matrimonio homosexual o al uso de anticonceptivos». «Es necesario ampliar los espacios para una presencia femenina más incisiva en la Iglesia».
Como casi siempre, los titulares se inclinan más al morbillo de ciertos temas que al núcleo sustancial.
Palabras de profeta
Y, sin embargo, a mi modesto entender, lo más relevante que ha dicho el Papa Francisco en la entrevista no es sobre mujeres o sexualidad. Lo que ha dicho para todos y en la línea de autoridad del profeta que habla en nombre de Dios, a imagen de Jesús de Nazaret, el Hijo de Dios, es:
«Esta Iglesia con la que debemos sentir es la casa de todos, no una capillita en la que cabe solo un grupito de personas selectas. No podemos reducir el seno de la Iglesia universal a un nido protector de nuestra mediocridad. Y la Iglesia es Madre. La Iglesia es fecunda, debe serlo».
«Veo con claridad que lo que la Iglesia necesita con mayor urgencia hoy es una capacidad de curar heridas y dar calor a los corazones de los fieles, cercanía, proximidad. Veo a la Iglesia como un hospital de campaña tras una batalla (…) La Iglesia a veces se ha dejado envolver en pequeñas cosas, en pequeños preceptos. Cuando lo más importante es el anuncio primero (…) Yo sueño con una Iglesia Madre y Pastora (…) El pueblo de Dios necesita pastores y no funcionarios "clérigos de despacho"».
«Un cristiano restauracionista, legalista, que lo quiere todo claro y seguro, no va a encontrar nada. Aquel que hoy buscase siempre soluciones disciplinares, el que tienda a la “seguridad” doctrinal de modo exagerado, el que busca obstinadamente recuperar el pasado perdido, posee una visión estática e involutiva. Y así la fe se convierte en una ideología entre tantas otras».
Lo más grave es que no debería sorprender o extrañar tanto. Todo esto ya lo encontramos en el Evangelio y se lo dijo Jesús a los fariseos. Quizá el problema sea que hayamos invertido los valores del Evangelio y lo que debería ser normal nos resulte extraño. Quizá si mirásemos más hacia el Evangelio…
En esta serie de artículos bajo el epígrafe «El Evangelio como referente» vamos a fijarnos en los gestos y actitudes del Papa Francisco a la luz del Evangelio. Y ya avanzo que, tal como ha pasado con otros profetas del Señor como puedan ser Francisco de Asís, Maximiliano Kolbe o Monseñor Romero, nos encontramos ante un profeta que es alter Christus. En fin, aquello que han sido y son tantos cristianos anónimos y que deberíamos serlo todos.
Quique Fernández