Que el Apóstol te lleve ante Dios Nuestro Señor.

El Muy Ilustre Señor Don Juan José Cebrián Franco, canónigo de la Santa Iglesia Catedral Basílica de Santiago, sacerdote de Jesucristo, ha comparecido hoy ante Dios Nuestro Señor. Como si hubiera querido pasar la fiesta del Apóstol, al que tanto quiso y tan bien sirvió en el cielo con él.

Estoy seguro de que mañana hubiera estado feliz en la catedral con sus recién estrenadas vestes canonicales y pocos sentirían como él la cruz santiaguista sobre su pecho. Dios dispuso otra cosa. Vas a celebrar la fiesta del Apóstol en una catedral todavía más hermosa. En la del cielo. Y seguro que al Cristo, del que quisiste ser alter, lo reconociste nada más verlo. Y no por su radiante túnica blanca, ni los coros de Ángeles que le rodeaban sino porque su cara te era muy familiar. De verlo tantas veces en el Pantocrátor del Pórtico de la Gloria.

Ya estás con Él. Junto a tus padres, ese tío sacerdote que tanto influyó en tu vida y tantos viejos amigos con los que te has reencontrado. Y seguro que el Apóstol, al que tanto quisiste, contempla con orgullo su cruz roja sobre tu pecho. Hoy te traigo al Blog de canónigo. Tan solemne, tan propio, tan bien. No llegué a verte así. Pero mi amigo Juanjo era el de la fotografía de ayer. En la que estaban tan tú.

No tengo duda de que las oraciones que pedí y que buenos amigos elevaron a Dios por ti te han servido de mucho. Ni tampoco de que vas a devolverlas a todos con creces. Pocos tendrán más enchufe que tú con el Hijo del Trueno. No sé si en el cielo habrá paraguas. Pero me parece veros bajo ellos a Don Antonio López Ferreiro, a Don José Guerra Campos y a ti paseando bajo la lluvia por unas rúas enlosadas y oyendo del Apóstol, que lleva el paraguas más grande, toda la verdad compostelana. Tan parecida a la que habíais sostenido vosotros aquí en la tierra.

Juanjo, desde el dolor y la alegría, el primero por nosotros y la segunda por ti, hasta el cielo.
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